Duele mucho

Qué tristeza leer desde el exilio libre y la lejanía de mi terruño el derrumbamiento de la pluralidad en la información en Colombia, tal como lo dice el artículo de SEMANA publicado ‘El fin de una era’. El Espectador lo leía cuando niño pues nos llegaba cada día a la casa. Crecí con él hasta que no lo soporté más porque en Colombia no había otras noticias que la sangre derramada por los unos y por los otros. El haberlo encontrado en Internet abrió mi corazón y mente otra vez al país que dejé para encontrar lugares más tranquilos y pacíficos porque no todos los colombianos podemos vivir ni convivir con la violencia desbocada de las últimas décadas. Me colmé y por eso me fui pero duele ver que ha sido peor. Cerrar El Espectador, que fue capaz de rechazar las propuestas indecentes de los grupos poderosos en los 80 izándose como un medio respetable e independiente, duele mucho. Para mí es como si cerraran la mayor parte de la historia colombiana. Si bien es cierto que financieramente no era muy viable como negocio sí tenía un gran valor para la opinión pública. Definitivamente no todo es plata.