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El perdón absoluto

Los felicito por la revista que incluyó informe sobre la paz. Ver SEMANA #948.

Jorge Echeverry
6 de noviembre de 2000

Los felicito por la revista que incluyó informe sobre la paz. Ver SEMANA #948. Me llamó la atención que todos los que elaboraron estos informes sobre la paz, tocaron el tema del perdón absoluto. Esto es un asunto muy delicado y como muchos de los que hoy en día cometen crímenes amparados en cuestiones políticas están viendo un eminente peligro en el caso Pinochet, este caso es la antesala a lo que Colombia puede hacer.

El perdón absoluto hay que comenzarlo a ganar por el lado del pueblo. Las Farc pueden imponer el perdón incluso forzar el estado de beligerancia ante los políticos colombianos y extranjeros, que en poco o casi nada les afecta la violencia que vive Colombia.

La guerrilla colombiana tiene que mostrar voluntad de paz, comenzar un cese al fuego inmediato, terminar con el jardín infantil de secuestrados, ayudar en la reubicación de los desplazados, no quitarle el oro y sus pocas prendas de valor a la gente pobre, para fundirlas como lo explicó Alfonso Cano en la entrevista dada a la revista SEMANA #948.

Cuando un guerrillero mata a un soldado, un policía, un campesino; un soldado mata un guerrillero, es como si matara su hermano, pues todos ellos son pueblo, son vecinos, son la clase pobre del país, pues no conozco un senador desplazado por la violencia, ni un mandatario con un hermano ocupando un puesto de policía o de soldado.

Mientras toda la violencia y el dolor le toca al pueblo, es fácil ver a los políticos colombianos y extranjeros abrazándose en una tremenda hermandad, con sus homólogos que dirigen las Farc, en un lugar llamado zona de distensión (para mí zona de recreación), para ir a comer ternera asada, posar para las revistas, viajar en camionetas últimos modelos y de paso hacer relaciones internacionales por si las moscas, mientras toda esta pantomima sucede, envían al pueblo a matar pueblo.

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