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Miwa y Arashiro, Giro de Italia 2021
Miwa y Arashiro, Giro de Italia 2021 | Foto: Miwa y Arashiro, Giro de Italia 2021

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Giro de Italia 2021 | Miwa y Arashiro, la historia de amor de una fotógrafa deportiva y un ciclista del Bahrain

Muchos son los amores que gravitan alrededor del Giro de Italia, pero no todos tienen la atención de los medios de comunicación. Uno de ellos es el de Miwa y Arashiro. Ella, fotógrafa de prensa y él, uno de los gregarios del Bahrain. Los dos son japoneses, y para el resto del mundo, eso son: “japoneses”.

26 de mayo de 2021

En el ciclismo, no todas las historias de amor salen en la tele y se vuelven virales, como la de Egan Bernal y su novia Mafe, quienes todos los días son captados por las cámaras de la televisión internacional besándose, abrazándose o compartiéndose obsequios. Son la pareja del año, y los cronistas no paran de escribir odas sobre ellos, y es lógico, pues el de Zipaquirá viste de rosa y es el héroe de la carrera, y ella, su novia, es también una rosa que, en el actual Giro, ha florecido en días soleados, bajo la lluvia e incluso en la nieve.

Pero hay otro amor dentro del Giro, uno más terrenal y menos mediático, pero igual de bello. Es el amor entre Miwa Iljima y Yukiya Arashiro, dos japoneses que, desde hace 14 años, comparten carreteras alrededor del mundo, y siguen amándose como esa primera vez en que se conocieron.

Miwa es fotógrafa y comentarista de ciclismo. Comenzó siendo ciclista, en su infancia, pero dejó el deporte y se dedicó a los medios. Es famosa en su país y graba muchos comerciales. Yukiya, de otro lado, es uno de los pocos japoneses que ha logrado llegar al Pro Tour. Corre para el Bahrain Victorious, el de Landa (retirado), Caruso (segundo de la general) y Pello Bilbao (17).

Yukiya tiene 36 años y es profesional desde 2006, cuando inició su carrera en el Cycling Racing Team Vang. Desde entonces ha pasado por el Nippo, el Meitan Hompo GDR, el Bbox Bouygues Telecom, el Europcar, el Lampre y el Bahréin.

Lejanos parecen estar sus triunfos en el Tour de Limousin de 2012, el Tour de Okinawa en 2008 y el Tour de Taiwan de 2018; o sus títulos de ruta en Japón y en Asia, en 2007, 2011 y 2013.

Arashiro jamás ha ganado una etapa en una competencia Pro Tour, y ni siquiera ha estado cerca de alcanzarlo. Podría decirse que, su máximo logro, ha sido el décimo lugar en el Mundial de Ruta de Melbourne, en 2010, evento en el que venció el noruego Thor Hushovd.

Se conocieron, Miwa y Arashiro, en el campeonato japonés de ruta de 2007. El joven corredor de Ishigaki ganó con amplia diferencia a sus rivales, y a Miwa le correspondió entrevistarlo.

Miwa y Arashiro, Giro de Italia 2021
Miwa y Arashiro, Giro de Italia 2021 | Foto: Miwa y Arashiro, Giro de Italia 2021

“Fue un flechazo inmediato. Casi no podía hacerle las preguntas. Estaba sonrojada y él tartamudeaba mientras respondía. Fue un desastre a nivel periodístico, pero algo muy lindo desde lo amoroso”, cuenta Miwa quien, desde muy joven, tras retirarse del ciclismo, comenzó a trabajar en los medios nipones y luego se fue a estudiar fotografía a Francia.

“Yo me conseguí el número y empecé a llamarla. La convencí de que fuera mi novia y hablé con sus padres. En 2009 nos casamos y nos fuimos a vivir juntos”, narra Arashiro.

Todavía no son padres, pero tienen planes. Lo que sí tienen son cuatro casas, una en Japón, otra en Francia, otra en Andorra y una más en Tailandia. Todo debido al ciclismo, al periodismo y, desde luego, a los continuos viajes de ambos.

“Sin embargo, pasamos muy poco tiempo juntos. El trabajo nos hace viajar muy a menudo, y no siempre coincidimos en los lugares. Tenemos cuatro casas, pero a veces no estamos juntos en ellas, incluso, muchas veces se quedan solas. Yukiya sueña con vender las cuatro casas e irnos a vivir, cuando él se retire, a una pequeña isla en el sur de Japón, donde nació”, asegura Miwa, quien trabaja para la empresa holandesa Cor Vos.

El de ellos es un amor que pocos notan, porque Arashiro no es una gran figura del ciclismo, como Egan o Nibali. El corredor del Bahrain sufre todos los días, con el frío, la nieve, la lluvia. Trabaja sin descanso durante la primera parte de las etapas, cargando caramañolas y comida, y luego vuelve a la cola del lote, a la “grupeta”, donde se va a su ritmo, hasta cruzar la meta.

Cuando Arashiro llega al final de las etapas, a veces ya se ha terminado la ceremonia de premiación. Miwa tampoco está ahí para esperarlo, porque tiene que irse a la sala de prensa a enviar material. Al contrario de Egan y Mafe, entre ellos no hay encuentros emocionales, con besos y abrazos frente a las cámaras.

“Tengo que seguir trabajando incluso si se cae. Así son las cosas. No puedo pensar en si llegó bien o si está enfermo. Yo debo cumplir con mi trabajo, como él con el suyo. Sufro, sufro mucho, pero no puedo hacer nada. Ahora, que estamos juntos en el Giro, puedo verlo con más frecuencia, pero tampoco voy a su hotel ni lo acompaño a almorzar, porque debo respetar su espacio, la burbuja contra el Covid y su descanso”, expresa la joven fotógrafa y comentarista.

El peor momento que vivieron juntos fue en el Giro 2014, cuando Arashiro competía con la camiseta de campeón de Japón, y se cayó tres veces. Pudo haberse retirado, pero no lo hizo, siguió hasta ale final, lesionado. Miwa, llorando y con impotencia, no hizo más que fotografiarlo. Era su trabajo.

“Él es muy valiente, y me ha enseñado mucho en ese sentido. Ha terminado 14 grandes vueltas, y eso me enorgullece. No se ven muchos japoneses en el gran mundo del ciclismo, por lo que ver a Yukiya entre los mejores, es algo importante. Lo quieren mucho, lo respetan, y eso me gusta”, comenta la joven.

Durante el Giro 104, sólo ha podido verse una vez, durante la cuarta etapa. Bahrain subió al podio para recibir el premio como “súper equipo”, y Arashiro bajó del podio y le entregó un ramo de flores a Miwa, quien estaba junto a los demás fotógrafos obturando a toda velocidad.

Cuando pueden verse y estar juntos, celebran con una canción que se les ha vuelto himno: Sugar, de Maroon 5. Bailan y se ríen hasta que ya no pueden más, y ella se sonroja como la primera vez, y él tartamudea como si fuera un infante. Abrazados, mientras suena la melodía, una y otra vez, Arashiro y Miwa recuerdan por qué están juntos, por qué se aman, y suspiran, suspiran como Egan y Mafe cuando el colombiano salva cada etapa.