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Imagen "As far as we could get" de Iván Argote. Cortesía del BIFF
Imagen "As far as we could get" de Iván Argote. Cortesía del BIFF | Foto: Imagen "As far as we could get" de Iván Argote. Cortesía del BIFF

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Antípoda o “As far as we could get”

Neiva, Colombia, está exactamente debajo de Palembang, Indonesia, coincidencia que comparten pocas ciudades del mundo. Iván Argote se inspiró en ella para crear el cortometraje “As far as we could get”, actualmente disponible en la programación del BIFF. He aquí una reseña.

Andrés M. Rojas Jiménez
13 de octubre de 2020


De niños creíamos que si cavábamos lo suficientemente profundo llegaríamos a China, debajo de nosotros siempre estaba China. “Antípoda”, una palabra que une a Colombia y a Indonesia, más específicamente a Neiva, la capital del Huila, con Palembang, ubicada en la isla de Sumatra. Una, exactamente debajo de la otra, coincidencia que comparten muy pocas ciudades alrededor del mundo, y a partir de esta coincidencia Iván Argote nos presenta As far as we could get, un cortometraje de preguntas y reflexiones, un replanteamiento de la identidad, un híbrido entre diferentes disciplinas artísticas que homogeniza lo documental con lo experimental sin dejar de lado la puesta en escena, una ventana entre Neiva y Palembang en la que se ven más similitudes que diferencias.

En un principio podríamos enumerar con cierta facilidad las diferencias entre estas dos ciudades, dos culturas completamente distintas que poco o nada tienen que ver entre sí. Pero esta obra va más allá, partiendo de la poesía visual, Argote retrata los espacios, los habitantes y su cotidianidad, estableciendo un paralelo entre Neiva y Palembang, dos sociedades radicalmente distanciadas que comparten más de lo que se podría llegar a imaginar.

Afiche cortometraje "As far as we could get" de  Iván Argote
Afiche cortometraje "As far as we could get" de Iván Argote | Foto: Afiche cortometraje "As far as we could get" de Iván Argote


Ambas son ciudades periféricas en vía de desarrollo, antiguas colonias europeas en las que el fenómeno de la globalización lentamente se ha ido apoderando de su normalidad. Argote nos presenta imágenes cautivadoras, acompañadas de una voz que constantemente indaga y reflexiona sobre la sociedad, sobre la identidad, o, mejor, la no identidad, sobre los sentimientos y todo aquello que nos hace ser y que no somos.

Este cortometraje permanece en un estado de exploración artística, jugando con distintos formatos visuales, rompiendo su propia narrativa con incisos de tipo publicitario a los cuales ya nos hemos acostumbrado. Una obra dividida por capítulos en los que se llega a identificar la unión de diferentes disciplinas tanto cinematográficas como artísticas.

En As far as we could get podemos ver imágenes naturales, al más puro estilo del documental, fragmentación y repetición de secuencias con un propósito de experimentación, puestas en escena e intervención en los espacios, acercándonos al performance. Una virtud del autor a la hora de dirigir su mirada y de paso apuntar la del espectador.

Una invitación a la introspección que toma como inicio narrativo la condición geográfica que comparten estas dos ciudades, un camino lleno de espacios, texturas, música y personajes que desdibuja la identidad. Un claro ejemplo del poder de la imagen, de la importancia de la mirada del autor para registrar aquello que quiere y necesita, de cuán poderosa es la exploración y la constante redefinición artística y personal que hacen ir a las obras mucho más allá. As far as we could get de Iván Argote nos lleva más allá.

*Esta reseña fue elaborada en el marco del Taller de Crítica del Programa académico BIFF BANG!, organizado junto con la Maestría de Creación Audiovisual y el Centro Ático de la Pontificia Universidad Javeriana.

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