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Ronald Zehrfeld y Nina Hoss protagonizan Phoenix. Foto: Cortesía Cine Colombia

Entrevista con Nina Hoss

Phoenix, el renacer después de Auschwitz

Se estrena en Colombia ‘Phoenix’, la más reciente película del alemán Christian Petzold sobre una mujer judía que decide quedarse en Alemania luego de sobrevivir a Austzwich. Arcadia habló con su protagonista, la actriz Nina Hoss.

11 de abril de 2016

Nelly Lenz fue corista en la iglesia de St. Michaels en Londres hasta 1938, según cuenta Lene, su amiga y una de las pocas personas cercanas que le quedaron después de la Segunda Guerra Mundial. “Y luego tú, una judía, decidió regresar a Alemania”, comenta con desdén un médico mientras revisa el rostro desfigurado de la cantante.

La reconstrucción facial será apenas el comienzo del renacer del personaje que interpreta Nina Hoss. Situada en la Alemania de 1945, Phoenix se enfrenta al trauma de una mujer judía que, luego del Holocausto y tras sobrevivir al campo de concentración de Austzwich, empieza a buscar respuestas. Entre otras, si su esposo no judío fue el responsable de que ella fuera capturada por los nazis.

La película se estrena el 14 de abril en Colombia y continúa con la reflexión acerca de nuevas perspectivas sobre el Holocausto en el cine. Phoenix es la sexta colaboración entre el director Christian Petzold y la actriz Nina Hoss. Juntos realizaron, entre otras, Barbara (2012), Jerichow (2008), Yella (2007) y Wolfsburg (2003). Hoss habló con Arcadia acerca de su experiencia con esta historia.

¿Qué trae de particular Phoenix para ofrecer otra mirada sobre el Holocausto?

No sé en general, pero con esta historia, siento que rescata un momento que no había visto antes. Me refiero a la época justo cuando la Segunda Guerra Mundial ha terminado. No estamos en la Segunda Guerra Mundial, no es treinta años después con flashbacks a lo que había pasado, es justo ahí.

Así que una judía que sobrevivió al campo de concentración de Austzwich, vuelve y está viviendo el trauma, porque además perdió su rostro, que fue gravemente herido y tienen que reconstruirlo. De modo que tiene otra oportunidad de vivir su vida y decide quedarse en el país que le hizo todo esto y buscar a su esposo, que no es judío y pudo haberla traicionado y pudo haber sido la razón por la cual ella fue a un campo de concentración.

Nelly se ha quedado sola y parece que insistiera en ese rol

Para mí ella en eso es como una niña pequeña y dice “no, no puedo aceptar que simplemente destruyeron mí vida, la quiero como era antes y la tendré de vuelta”. Así que la vemos cómo se da cuenta que es imposible rebobinar todo. Pero para mí fue muy conmovedor ver cómo ella es tan ambiciosa para recuperar su vida y no permitirles que la destruyan, ni su rostro ni su alma.

La vida de Nelly es un pretexto para hablar de Alemania

Uno la acompaña en ese proceso de entender cómo Alemania está viviendo ese momento. La gente a veces, en general, y más cuándo saben que pasaron cosas horribles y son culpables, tratan que todo eso se vaya y lo alejan, pretenden que todo está bien y no quieren mirarlo. Este es un tema que normalmente no abordan en las películas. O no sé, tal vez Rossellini con Alemania, año cero, él fue quien hizo esto justo después de la Guerra.

En diciembre llegó a Colombia La conspiración del silencio (Labyrinth of lies) y aunque está situada unos veinte años después de la guerra, ahí se aborda un poco de esa indiferencia que había en la sociedad alemana. ¿Encontró suficiente información para preparar este personaje en una época de la que normalmente se habla tan poco?

Leí mucho de Primo Levi, de Herta Müller, de Liana Millu hay un gran libro que es acerca de un grupo de mujeres que sobrevivió a Birkenau (Humo sobre Birkenau), y bueno, esa es una parte. Pero la principal cinta que de verdad me ayudó un montón fue Shoah (1985), de Claude Lanzmann, es una película que dura casi diez horas, pero él va hasta los sobrevivientes de Austzwich y también los del gueto de Varsovia, y cuentan su historia. Y aún si los veo simplemente como actriz, son 30 años después, pero hablan de eso y parece que están bien, como si ya hubieran pasado por todo y ahora quieren contar lo que vivieron para que el mundo sepa las cosas horribles que pueden suceder entre los seres humanos. Y sienten esta urgencia y esa necesidad de hablar de eso y que finalmente alguien les pregunta.

Hablan y parece que están bien, pero siempre hay un momento con cada uno de ellos que o bien les tiembla la voz, o tienen que parar porque empiezan a salir las lágrimas y ellos quieren reprimirlas. Y ahí es cuando todo este horror no se puede hacer a un lado, este quiebre en la psiquis, creo, en el que uno pierde por un momento toda la fe en la humanidad. Y siempre pensé que Nelly está exactamente en ese lugar, y eso te da muchas posibilidades porque le puedes dar sentido a las cosas. 30 años después tú entiendes lo que te pasó, y qué tan horrífico fue esa época y el tratamiento después de todo esto para los sobrevivientes. Esa fue la mejor ayuda para mí, Claude Lanzmann.

Phoenix también tiene un importante enfoque en el rol de la mujer. ¿Cómo enfocarse en el género cuando estaban pasando tantas cosas al tiempo y quizá ese debate sobre el papel de la mujer todavía no estaba en la agenda?

Lo que me gusta del guion de Christian (Petzold) es que resalta ciertas cosas que no habíamos imaginado o plantea preguntas que no responde necesariamente. Y creo que algo que empezamos a ver es que este periodo que se ve en la película llevará a los años cincuenta. Esa década fue terrible en Europa y en América. Era ésta época en la que se volvió a la estructura básica de la familia, en la que las mujeres siempre estaban en la cocina, no podían hacer preguntas y los esposos se iban a trabajar y a hacer mucho dinero. Además vino el milagro económico alemán y todo eso.

Pero también había un sentimiento reprimido en los hombres porque habían perdido la guerra y habían pasado cosas horribles, y al no mirar el problema, tenían que oprimir a su contraparte, de donde venían, que de alguna forma eran las mujeres, para sentir que eran hombres de nuevo. Es un asunto engorroso que se puede leer en el guion y en la película se ve la lucha por la que tendrán que pasar las mujeres luego de este periodo.

¿Cómo interpreta la decisión de la protagonista de quedarse en Alemania? ¿Por qué no irse a Israel como hicieron la mayoría de los judíos?

Antes que nada hay que decir que yo no entendía lo que le estaba pasando, porque yo no soy judía, pero Nelly, la protagonista, ella sí era judía. Pero lo que ella estaba mostrando era “yo no vivía la vida de un judío, no vivía bajo las reglas de mi religión”. Eso fue lo que ella sintió, quizá era un poco atea, no importa, el punto es que tenía sangre judía y eso fue suficiente para que la llevaran a un campo de concentración. Eso es algo que la mente humana no podía entender. Eso es algo que ella no podía dejar atrás.  Y por eso se opone, no iba a dejar que la catalogaran, porque ella era algo más que una descendiente de judíos, tenía derecho estar en lo que para ella era su hogar, donde vivía su marido, su familia y sus amigos. Ella también era alemana y parte de su búsqueda es entender en qué se convirtió su país. Por eso me imagino que no podría irse a Israel porque sería como admitir lo que ellos quisieron que fuera. Además hay un lado personal que es estar con el hombre que amaba, por el que hizo todo lo posible para sobrevivir.

 Después de más de 70 años de terminada la Segunda Guerra Mundial, ¿cómo reciben en Alemania este tipo de películas? ¿Están acostumbrados a tantas producciones sobre el tema?

Sí, debo decir que este es un tema constante para los alemanes. Al comienzo los nazis seguían siendo profesores de escuela y a la primera generación después de la guerra se le trató de ocultar lo que había pasado. Pero a través del movimiento estudiantil, desde el 68, y a través de personajes como Fritz Bauer –el abogado que hizo posible que se juzgara a los mandos medios del nazismo y se compensara a las víctimas, un personaje del que habla La conspiración del silencio y a quien también se hace una referencia en Phoenix–, ellos dijeron “un momento, ustedes saben qué pasó, nadie habla de eso y queremos oírlo”. Y después de esto es un tema frecuente en las escuelas y en general en la sociedad alemana.

¿Qué le dice esta película no solo a los alemanes sino a otras personas en el resto del mundo?

Siempre soy renuente a dar una gran declaración sobre lo que esto significa. Lo único es que en mi trabajo espero entrar en algún tipo de discusión con mi audiencia. Espero crear un personaje que pueda decir algo sobre la vida, sobre las posibilidades, sobre la esperanza, sobre la destrucción de la psiquis, sobre cómo se busca un camino para salir de momentos horribles. Como espectadora puedo decir que una buena película es la que se levanta, problematiza, plantea preguntas y esta película todavía me tiene pensando porque no es solo sobre la Segunda Guerra Mundial, es una película sobre la identidad, quién eres, en qué momento sabes qué te hace lo que eres.