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Formación musical de Batuta en el Pacífico colombiano. | Foto: Cortesía Batuta

MÚSICA

La Fundación Batuta llega a sus 25 años

Con 45.000 niños y jóvenes en 187 centros de formación en el país, la Fundación celebra su cumpleaños.

23 de noviembre de 2016

En un país azotado por la violencia –donde los niños y jóvenes sufren tanto las consecuencias– hacía falta un lugar para transformar el dolor en arte. Y así fue como nació Batuta, la fundación que desde 1991 ha instruido en diferentes áreas de la música alrededor de 350 mil jóvenes, y que este mes llega a su aniversario 25.

Batuta, inspirada en la “Orquesta-Escuela” –un modelo educativo del venezolano José Antonio Abreu, en el que la música es la base para el mejoramiento intelectual y social–, fue una iniciativa del gobierno y la empresa privada para llegar a chicos en situación de vulnerabilidad.

La Fundación, que tiene por principal objetivo alimentar el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles, se divide en cuatro gerencias regionales –Norte, Occidente, Bogotá y Antioquia, y Oriente–, que cubren el territorio nacional y tienen a su cargo los centros musicales y los proyectos y convenios relativos al desarrollo musical y social.

También están la Corporación Batuta Meta, Huila, Risaralda, Amazonas y Fundación Batuta Caldas, que propenden por la formación musical y se valen del apoyo de alcaldías, gobernaciones y empresas privadas. Tras una inscripción y audición, los niños y jóvenes, por lo general entre los dos y 16 años, pueden ingresar a los programas en los diferentes centros musicales.

Según María Claudia Parías, presidenta de la Fundación, “de los 45 mil participantes en Batuta, 20 mil, por lo menos, son víctimas directas del conflicto. Por esta razón, en Batuta aseguramos que hemos estado presentes en el conflicto desde hace 25 años y hemos ayudado a mitigar, en nuestra humilde escala, los efectos de la violencia en el país”.

La música es una herramienta muy potente para lograr transformaciones sociales, dice Parías, por eso, Batuta adelanta programas para seguir impactando la vida de los jóvenes. Entre ellos Música para la reconciliación, que se implementa en asocio con el Ministerio de Cultura; Música en las fronteras, en alianza con la Cancillería; Música hoy, bienestar mañana, con el ICBF y Voces de la Esperanza, con la Unidad para las Víctimas.

Dichas iniciativas demuestran que la música, así como la cultura, pueden hacer parte de la canasta familiar y que los jóvenes también pueden proyectarse profesionalmente en este campo. Y es que son muchos los casos de ‘ex batuto’ exitosos. A nivel internacional, se destacan Andrés Orozco Estrada, el primer colombiano en dirigir la Filarmónica de Berlín en una serie de conciertos durante la temporada 2016-2017; Juan Felipe Molano, actual director de la Youth Orchestra en Los Angeles y Ángela Viviana Contreras, contrabajista de la Orquesta Mariinsky de San Petersburgo, Rusia.

Según, Ángela Viviana Contreras, radicada en San Petersburgo y la primera colombiana en tocar con la Orquesta Mariisnky, “fue gracias a Batuta que la música llegó a su vida”. Cuando se unió al Centro Orquestal La Giralda en Fontibón empezó a experimentar con instrumentos hasta que se enamoró por completo de la música.

Esa es la misma historia de Juan Felipe Molano, director de la Youth Orchestra en Los Angeles, quien ingresó a Batuta como alumno y luego como director de una de las orquestas de la Fundación a sus 18 años. El músico, radicado en Estados Unidos, dice que Batuta no solo enseña a nivel musical, sino personal: “si uno de los miembros de una orquesta está desafinado, entonces afecta al resto de sus compañeros. De la misma manera funciona la sociedad, y eso es lo que inculca Batuta”.

Por lo pronto, la Fundación, que celebra sus 25 años con una serie de conferencias y conciertos, abre sus puertas a todo los jóvenes para seguir demostrando que la música no solo repara a las personas, sino que también transforma vidas.