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Octavio Arbeláez, director del festival.

EVENTO

Manizales se llena de teatro

Del 2 al 11 de septiembre, la capital de Caldas celebra la edición número 48 del festival más antiguo de América Latina.

30 de agosto de 2016

Hacer teatro en Colombia nunca ha sido una labor sencilla. Ya sea por la financiación, o por la censura, ha sido una actividad no libre de obstáculos. El Festival de Teatro de Manizales, nació en 1968, superó todas las adversidades y se convirtió en el primer festival de teatro del país y de Latinoamérica: hoy el evento tiene más vigencia que nunca y está a punto de cumplir una nueva edición con más de 42 compañías y 500 artistas.

Semana.com habló con su director, Octavio Arbeláez, acerca de las obras, los festivales en la escena nacional y la identidad del evento. 

Semana.com: ¿Cómo hizo el festival para surgir, en 1968, en medio de tanto conservadurismo?

Octavio Arbeláez (O.A.): El gran espaldarazo al festival fue el contexto internacional, es decir, Mayo del 68 y las revueltas de estudiantes a nivel latinoamericano. Ahí fue donde emergió la Ciudad Universitaria de Manizales y, consecuentemente, el discurso estético ligado a la izquierda de la época. La idea del Festival de Teatro es producto de ese contexto y en su historia ha contado con personalidades como Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias y Ernesto Sábato.

Semana.com: ¿Cómo no perder coherencia con el paso del tiempo?

O.A: Ese es el tema más complejo. Tras los altibajos de todo tipo, mantener el ADN es muy importante. Nosotros somos fieles a una línea latinoamericanista, es decir, que el 80 por ciento de nuestras funciones sean de este continente y procurar cada año descubrir lo nuevo que aparece en la escena. Nuestro rol es ser testigos del acontecer escénico.

Semana.com: ¿Para esta edición, cuántas obras y expectativa de asistentes habrá?

O.A: Este año tenemos 42 espectáculos distintos con un poco más de 200 funciones. En sala aspiramos tener 40.000 espectadores y 90.000 en calle. Este es un espectáculo que convive muy bien con la ciudad y se convierte en una fiesta cultural muy grande e importante: de permanente juventud.

Semana.com: ¿Cómo se relaciona este festival con los demás festivales de teatro que hay en el país?

O.A: Es una relación fluida y cercana. Tenemos claro que no somos competidores, sino complementarios. Por poner dos ejemplos: en el año 91 fundamos la Red Latinoamericana de Festivales de Artes Escénicas y Musicales, y, hace seis años, la Red Euro Latinoamericana de Festivales. En conclusión, somos colegas y amigos que todo el tiempo conversan sobre la realidad del teatro latinoamericano.

Semana.com: ¿Cuentan con el apoyo de asociaciones específicas para seguir existiendo?

O.A: Vivimos en un mundo de múltiples interdependencias. Nosotros, desde luego, colaboramos con redes de festivales y asociaciones. Nos interesan todas las formas posibles de gestión que existan, entonces tenemos afiliación desde redes locales de gestión cultural hasta redes internacionales que incluso lideramos. Creemos mucho que estos mecanismos asociativos potencian el crecimiento de cualquiera que trabaje en procesos ligados a la cultura. 

Semana.com: ¿Pero cómo no perder la identidad en medio de tanta institucionalidad?

O.A: Trabamos desde las diferencias sin perder la identidad. Es decir, reconocemos la diferencia conceptual, teórica y teatral de otros lugares, y encontramos puntos de equilibrio para complementarnos.

Semana.com: Para esta edición del festival, ¿cuáles son las dos o tres obras que esperan presentar con mayor auge del público?

O.A: Yo soy tan apegado a lo que programo que al final me siento como una especie de tío de todos. Preferiría no escoger. Pero si tengo que hacerlo, mencionaría a Los Malditos: tiene uno de los mejores elencos de Iberoamérica, encabezados por el uruguayo Gustavo Saffores; un director magnífico de la nueva generación española, Mario Vega, y una puesta en escena notable que busca mucho miradas innovadoras, incluso desde la perspectiva de las nuevas tecnologías. Le tengo mucha fe, además, porque su dramaturgo, Antonio Lozano, habla mucho de la movilidad de las migraciones.

Semana.com: ¿Solo esa?

O.A.: Tengo otras propuestas muy importantes de Latinoamérica y el mundo, como Labio de Liebre, de Teatro Petra, un clásico colombiano. De esta obra se hablará el resto del siglo. Y otra obra es Mendoza, del grupo Los Colochos de México. Otro clásico: un Macbeth ambientado en el año 1918, plena revolución mexicana. Habla del aquí y el ahora latinoamericano. Estas obras me conmueven mucho y me dicen que el teatro está vivo.

Semana.com¿A qué se refieren con el eslogan "ver el teatro con otros ojos"?

O.A: Nos referimos a la mirada del otro, es decir, a los diálogos desde la tolerancia y la inclusión. Poder entrar en diálogo desde todos los puntos de vista y analizar los distintos matices, pues todo merece ser consultado y observado. 

Semana.com: ¿Cuál es la proyección del festival?

O.A: Cada año inventamos formatos, fórmulas y nos imaginamos cosas. Estamos pensando para la edición de los 50 años tener unos giros casi copernicanos, pero estamos justo en ese proceso. Por lo pronto, terminaremos estos primeros 50 años con el eje conceptual de ser muy latinoamericanistas y propender porque el teatro sea reflexión e inclusión.