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LA OTRA GUERRA

Después de el éxito de la cadena CNN en la guerra del golfo, el mundo entero se moviliza para ponerle competencia a Ted Turner.

22 de abril de 1991

En diciembre de 1989 cuando Estados Unidos invadió a Panamá, el canciller soviético -Eduard Shevardnadzevio por televisión desde su casa las imásenes del desembarco de los marines.
Indignado, tomó el teléfono y, en vez de llamar a la embajada de Estados Unidos, pidió comunicación con CNN en Atlanta para sentar una airada protesta. De esta manera, Ed Turner, vice-presidente de la cadena de noticias CNN, se enteró de la reacción soviética mucho antes que James Baker, secretario de Estado nortearnericano. Y eso fue cuando CNN todavia no habia hecho el cubrimiento de la guerra de golfo Pérsico.
Hoy, después de que invertió siete millones de dólares, puso a trabajar 80 personas full time durante 42 días y consiguió una audiencia de 60 millones de hogares en 91 países (más de 300 millones de personas) que siguieron los acontecimientos en el Medio Oriente en un programa de 24 horas continuas, la CNN norteamericana se convirtió en el oráculo de la opinión mundial y su marca es hoy tan popular como la Coca-Cola.
Pero aunque el público se pegó al televisor durante los dos meses de guerra CNN sumó a sus 55 millones de abonados, 1.1 millónes de nuevos suscriptores de cable en sus bases europeas los demás productores de noticieros internacionales en el mundo dieron la voz de alarma. La barrida que dio CNN a su competencia, puso a muchos a pensar sobre la conveniencia de que exista una empresa que tenga el dominio mundial de las noticias. Y la respuesta no se hizo esperar. Una verdadera movilización mundial liderada por Japón y algunos países europeos está teniendo lugar, para evitar que el mundo sólo oiga una versión de las cosas.
No fueron sólo los espectadores comunes los que aceptaron la información de la cadena norteamericana como brújula de opinión. Los jefes de Estado de los países involucrados en el conflicto, también se apoyaban en la información del noticiero como hechos seguros en el desarrollo de los acontecimientos. El ministro de Información de Arabia, por ejemplo, estuvo a punto de ser destituido en el primer mes de la guerra, cuando el monarca árabe lo llamó furioso a medianoche a hacerle un enérgico reclamo por no tenerlo al tanto de sucesos que estaban anunciando en CNN. Otras veces la cadena se adelantó a los hechos, como cuando el presidente turco supo por CNN que el presidente Bush iba a llamarlo y a los pocos minutos entró la llamada de Washington. El mismo presidente Bush dusante la guerra levantó una polvareda en la Casa Blanca porque la señal de CNN entraba defectuosa en su carro, y estrategas politicos como Henry Kissinger nunca viajan sin llevar una lista de los hoteles del mundo suscritos a esa cadena.
Pero aunque todas estas anécdotas las cuentan los orgullosos productores del noticiero, ellos mismos terminaron sorprendidos por la velocidad y el poder de sus noticias. Cuando a los pocos días de iniciada la guerra Hussein anunció que haría una intervención televisada en directo, los directores del noticiero pusieron en marcha un operativo relámpago que, enlazando los cinco satelites de que se sirve, entregara al mundo las primeras declaraciones oficiales del líder iraquí. La emoción de la chiva, sin embargo, quedó congelada cuando Husscin apareció acariciando a un asustado niño inglés en una de las imágenes más agresivas que haya visto el planeta.
Este incidente desató una polémica en los Estados Unidos en la que se acusó a CNN de haber sido