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Naturaleza viva

La galeria Fernando Quintana, de Bogotá, expone actualmente una retrospectiva de los bodegones más representativos de Ana Mercedes Hoyos

20 de septiembre de 1993

HAN PASADO varios años desde que Ana Marcedes Hoyos decidió explorar con el pincel la historia del bodegón e iniciar una evolución artistica que ya no se detendria.
Hoy el espectador común la conoce por sus vivaces palenqueras, esas negras de Cartagena que se pasan el dia entero ofreciendo frutas a los turistas de las playas de La Heroica. Pero antes tuvo que pasar por el duro trajín de recomponer los bodegones de Caravaggio, de transformar los girasoles de Van Gogh en un intento por perfeccionar la técnica, de ubicar el espacio en el lienzo, de vivificar su propia creación a partir de los grandes intérpretes, con la con la unica intención de encontrar su propio estilo.
La Galeria Fernando Quintana, de la capital, ha rescatado precisamente ese periodo evolutivo de Ana Mercedes, en una retrospectiva que por estos dias exhibe en su sede del norte de Bogotá. Alli se encuentran obras realizadas entre 1981 y 1988, aquellas que le sirvieron para forjar su propia manera de expresarse: sus enormes paísajes de girasoles, sus monumentales bodegones florales, su serie sobre la laguna de Guatavita, sus cestos de frutas, incluido aquel bodeg6n de duraznos basado en Zurbarán con el que la artista descubrió por fin que habia llegado a la meta que se habia trazado en el sentido de encontrarla definición formal y pictórica para comenzar más tarde una nueva faceta, más autóctona, la de las palenqueras.
Para el espectador, la retrospectiva es una invitación a la fascinación del color, que es en últimas el encargado de pasear al público entre tonos que en el pincel de Ana Mercedes Hoyos contrastan con una armonia muy particular.