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¿Qué dice la Biblia sobre el ayuno y la oración? | Foto: Getty Images

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¿Qué dice la Biblia sobre el ayuno y la oración?

Esta práctica cuenta con un valor espiritual, el cual es importante para las creencias y las respectivas enseñanzas.

Redacción Semana
28 de septiembre de 2023

El ayuno es una de las prácticas mayormente acuñadas por las personas para bajar de peso, pero también cuenta con motivos espirituales en las personas que profesan el catolicismo.

Muchas personas ayunan por sus creencias. Esta acción suele consistir en no comer en días determinados o dejar atrás alguna de las tres comidas importantes del día. Otros motivos para ayunar corresponden a desintoxicar el cuerpo, bajar de peso o razones médicas.

National Geographic explica que en el catolicismo el ayuno está relacionado con la celebración de la cuaresma y semana santa, dos de las festividades más importantes de las creencias.

El origen de esta práctica radica en que la Biblia narra la forma por la cual Jesucristo se retiró al desierto durante 40 días, ayunando y rezando para no caer en las tentaciones del diablo.

Miércoles de Ceniza en la Iglesia San Alfonso María Ligorio
El ayuno cuenta con un valor religioso en el catolicismo, principalmente relacionado con la cuaresma. | Foto: Alexandra Ruiz

El ayuno termina siendo en el relato bíblico un símbolo para las festividades que acompañan la semana santa, tales como el Miércoles de Ceniza o el Domingo de Pascua. Respecto a ello, los pasajes que mejor describen la importancia del ayuno con la oración y las creencias son:

Isaías 58:2-4

Porque día tras día me buscan, y desean conocer mis caminos, como si fueran una nación que practicara la justicia, como si no hubieran abandonado mis mandamientos. Me piden decisiones justas, y desean acercarse a mí, y hasta me reclaman: “¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta?¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?” Pero el día en que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros. Ustedes solo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen!

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Varios versículos en la Biblia hablan sobre el papel del ayuno en el catolicismo. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Isaías 58:5-9

¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique?¿Y solo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza?¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor? El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes? Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá. Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”

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La cuaresma de Jesucristo es uno de los momentos más importantes de su vida. | Foto: Getty Images

Mateo 6:16-18

Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.

Joel 2:12

Ahora bien —afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.

Joel 2:15

Toquen la trompeta en Sión, proclamen el ayuno, convoquen a una asamblea solemne.

Hechos de los Apóstoles 14:21-23

Después de anunciar las buenas nuevas en aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo a los discípulos y animándolos a perseverar en la fe. «Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios», les decían. En cada iglesia nombraron ancianos y, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor, en quien habían creído.