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Con esta novela, Ricardo Silva Romero ganó la quinta edición del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. | Foto: PILAR MEJÍA

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"Cómo perderlo todo", Ricardo Silva mira a 2016

La novela galardonada con el V Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana aborda historias de amor y linchamiento en tiempos de redes sociales.

2 de febrero de 2019

Autor: Ricardo Silva Romero

Título: Cómo perderlo todo

Editorial: Alfaguara, 2018

607 páginas

Una mañana de enero de 2016 el pacífico y tierno profesor Horacio Pizarro amaneció convertido en un monstruoso machista. “Bazofia”, “ripio”, “parásito”, empezaron a escribirle en su página de Facebook y los “me gusta” se multiplicaban y crecían como una avalancha, como la avalancha de Armero. ¿Qué había hecho para merecer eso? ¿Por qué su página, hasta entonces familiar y privada, casi anónima, lo estaba convirtiendo de repente en una celebridad del mal? El profesor Pizarro, tratando de homenajear –o de darle aliento– a su insegura hija, Adelaida, quien vivía en Boston e iba a tener un bebé, colgó en su muro de Facebook un artículo de Scientific American que años antes le había dado a leer su esposa donde se afirmaba: “Las mujeres que tienen hijos son las más inteligentes”. Ahí hubiera quedado el asunto, en una hipótesis discutible, como tantas, en un gesto bienintencionado de amor paterno. Pero Gabriela Terán, su monitora, su alumna, su amiga, nueve años menor que el profesor de cincuenta y nueve, lo leyó como una exaltación de la sumisión de las mujeres y decidió lapidarlo en las redes sociales: “Dos semanas después, todo el mundo odiaba al profesor Pizarro: todas y todos, je”.

El profesor Pizarro, como Josef K., el personaje de El proceso, analiza milimétricamente su vida hacia atrás en busca de alguna conducta indebida, de algún comportamiento reprochable y, salvo algunos tics de cultura machista heredada, solo encuentra comprensión y ninguna discriminación hacia las mujeres con las cuales se ha relacionado. El verdadero problema, que se verá páginas adelante, es el feminicidio y el maltrato, el fondo real del asunto y no la corrección política. Por eso, el matoneo es difícil de entender para el ‘anticuado’ profesor de filosofía del lenguaje –escribe un libro sobre “los significados ocultos en los términos equívocos y los eufemismos que se emplean en el lenguaje ordinario en la Colombia de la guerra”– que viene de un mundo en el que los amigos y los colegas, después de los errores, no procedían a lapidar públicamente, optaban mejor por amistosas observaciones críticas en privado. Sin embargo, nadie puede ser ajeno al espíritu de su tiempo y Pizarro, en vez de hacer lo que le aconsejan su mujer y sus dos hijas, retirarse de la locura colectiva, de la ‘opinadera’ a toda hora y sobre cualquier cosa, hará lo contrario: se sumergirá de cabeza en las redes sociales y en esa otra locura desatada –y también propiciadas por estas– que atraviesa la novela: las parejas infieles que se suceden en una carrera vertiginosa de relevos.

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“Es milagroso e inverosímil que tan pocos matrimonios acaben en asesinato”. Tal es la premisa de Cómo perderlo todo, una suerte de Anna Karenina en tiempos de internet. Sí, es inverosímil porque la mamá de Gabriela Terán, después de treinta años de matrimonio, está a punto de clavarle las tijeras a su marido. Es el comienzo de las enganchadoras historias de parejas que se entregan a un sexo furioso –¿es el sexo una representación de la violencia?– en las que conoceremos personajes entrañables como Flora Valencia, Orlando Colorado, Henry Colón, Mónica Herrán, Ramiro Fúquene y, por supuesto, Horacio Pizarro. Los personajes –son tantos que un lector juicioso ya hizo una infografía– son presentados por un narrador omnisciente y decimonónico que interpela al lector con sus respectivas edades y signo zodiacal. Pero de ahí en adelante ellos se encargarán de hablar, de existir, con sus propias voces. La sincronía de las historias en la ciudad es uno de grandes logros de esta novela que confirma a su autor en un estilo literario que bien podría llamarse ‘realismo cómico’.

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Todo esto sucedió en 2016, el año horrible del plebiscito y de tantas noticias desoladoras –qué rápido olvidamos–, aunque hubiera podido suceder en 2019. Cualquier año, y más en estos tiempos apocalípticos, puede ser “el peor”. Lo cual no excluye momentos felices, revelaciones, sabidurías, reconciliaciones. La rueda de la fortuna gira para todos, pero algunos consiguen pararse en el eje y encontrar el perfecto equilibrio, según lo atestiguan algunas de las numerosas parejas. O, para decirlo en su propio código, a veces los astros se alinean de forma increíble y entendemos –es la frase final– cuál es el secreto de la vida.