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Y sigue tan campante

El Museo Maillol de París exhibe por estos días no sólo la 'Obra reciente' de Fernando Botero sino también un adelanto de lo que será la nueva donación del artista al Museo Nacional el próximo año.

24 de noviembre de 2003

Fernando Botero es el artista colombiano más conocido en el exterior. A través de sus "gordas", calificativo que él odia, consagró un estilo que ha llegado a museos y plazas del mundo entero. Ese estilo, según el artista, lo fue sintiendo desde sus primeras obras, con una clara intención de pintar con grandes volúmenes. Artistas como Giotto fueron fundamentales en su formación y, lentamente, fue concretando esa pincelada que lo ha hecho famoso. Según comenta para el catálogo de su más reciente exposición en el Museo Maillol de París, en 1956 pintó una mandolina en la que, por primera vez, expresaría sus intenciones. "No sé por qué pero pinté más pequeña la caja de resonancia que el resto del instrumento y todas las relaciones de las formas estaban modificadas. Me tomó 10 años digerir la idea y en 1966 ya mi estilo era coherente. El estilo debe ser un lenguaje coherente. El volumen es un pensamiento que habita en mí desde siempre". Como también lo han habitado temas como la tauromaquia, las naturalezas muertas y las escenas de burdeles, también presentes en esta exposición.

Elogiado, admirado pero también odiado por muchos artistas jóvenes en buena parte por la manera como él se ha referido a sus trabajos (de hecho en Colombia existe un grupo de rock que se llama Odio a Botero), lo que no hay duda es que el maestro antioqueño ha alcanzado un gran reconocimiento con su obra y generosidad. La 'Donación Botero' en Bogotá permite a colombianos y turistas acercarse a obras de artistas de la talla de Picasso, Dalí, Monet, Tapiès. Lo mismo ocurre en el Museo de Antioquia con una importante muestra de arte internacional y de su producción. El año que viene Botero hará una nueva donación al Museo Nacional, esta vez conformada por su obra más reciente y que está, en buena parte, en el Museo Maillol. Aún no ha confirmado cuántas ni cuáles serán, pero sí ratificó que son la mayoría de las presentes en la muestra.

Fernando Botero se molesta cuando los críticos dicen que lo mejor de su obra se llevó a cabo en los 60 y 70, pues su labor artística no se ha detenido en ningún momento. "Estos son trabajos realizados en los últimos cuatro años. Yo conservo mi estilo y si yo lo cambiara sería por pura superficialidad. Mi existencia es la forma, el color que son producto de mis convicciones", dice. ¿Qué ha pintado Botero en este lapso? Además de las escenas en los burdeles, la tauromaquia, las naturalezas muertas y, al igual que lo ha venido haciendo desde algunos años, la violencia en Colombia.

En este tema, Botero ya ha permitido ver cómo y en qué tono ha mirado la violencia. En obras que ya hacen parte de la Donación Botero en Bogotá se percibe la intención del artista de tratar un tema tan presente en el país. Aquí, como sucede en Masacre en la catedral, Botero quiso pintar sobre la matanza ocurrida en Bojayá, Chocó, a manos de grupos armados ilegales. Según confiesa en el catálogo de la muestra, él se enteró por radio de la tragedia y de inmediato quiso plasmar en el lienzo lo que sintió. "Ni siquiera vi fotos en los periódicos". Y lo hizo aferrado al estilo que lo ha hecho famoso. "Tenía que encontrar una composición estética aun dentro del drama. Un verdadero pintor puede transformar algo trágico como la muerte en un evento estético".

Según Angel Kalenberg, quien escribió sobre la exposición, Masacre en Colombia es una especie de Ecce Homo, El desfile es un entierro colectivo de féretros y Viva la muerte alude a un velorio con un esqueleto sentado sobre un ataúd -con rasgos de humor negro- poniendo una banda presidencial al esqueleto. En Río Cauca muestra a un hombre muerto que flota sobre el agua perseguido por los buitres y cuervos. Siguiendo a Kalenberg, Botero afronta estos dramas anteponiendo siempre la imagen, con una sintaxis luminosa y clara. "Pinta torturados que recuerdan a personajes de 'El Bosco".

Respecto a otros temas Botero manifiesta que hay unos que siempre lo han apasionado como la tauromaquia. "Es un tema en sí mismo, que me llegó como caído del cielo. Hay muchas cosas para hacer con eso. Además, desde niño iba a las corridas y me convertí en un aficionado. Puedo decir que conozco los detalles de este gran arte, es un tema que no se agota", dice. Botero ha pintado más de 80 cuadros relacionados con la tauromaquia. Con las naturalezas muertas, Botero busca plasmar su propia personalidad. "Cada artista que pinta una naranja se singulariza mucho más por su visión que por la reproducción de un objeto".

Después de exponer algunos cuadros en el Palacio Ducal de Venecia en mayo pasado y también algunas esculturas en la Plaza de San Marcos ahora Botero cierra el año con esta exposición. Un abrebocas a lo que verán los colombianos el próximo año en el Museo Nacional.