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UN ACONTECIMIENTO

En español y en edición colombiana, los versos de amor de la gran poeta rusa Anna Ajmátova.

1 de marzo de 1999

Poemas escogidos Anna Ajmátova Traducción Jorge Bustamante García Editorial Norma
Bogotá, 1998 $ 14.900 Era sumamente hermosa, según quienes la conocieron: pelo oscuro, piel clara, ojos de
un pálido gris verdoso, esbelta y altísima; toda una modelo de Modigliani quien, por cierto, la pintó cuando se
conocieron en París. Hablo de Anna Ajmátova la gran poeta rusa de este siglo. "Nací el mismo año que
Charles Chaplin, la 'Sonata a Kreutzer' de Tolstoi, la Torre Eiffel y creo que Eliot" escribió ella misma en un
apunte autobiográfico. O sea que este año se celebra el 23 de junio el centenario de su nacimiento. Pertenecía
a la estirpe de los descendientes de Gengis Kan por parte de su abuela materna, que era la princesa
tártara Ajmátova. De ella tomó su apellido literario, pues en realidad se llamaba Anna Gorenko. En 1910 se
casó con Nikolai Gumiliov, otro poeta notable, con quien tuvo a Lev, su único hijo. Dos años más tarde publicó
el primer libro de poemas, titulado Atardecer, en 1914 el segundo, Rosario, en 1917 Bandada blanca y en
1922 Anno Domini MCMXXII, su último libro, pues en los 45 años siguientes no se publicó ninguna nueva obra
suya. Ajmátova y su generación fueron perseguidos sangrientamente por Lenin y por Stalin. Gumiliov, su
primer marido, fue ejecutado por órdenes de Lenin en 1921 y en las dos décadas siguientes
desaparecieron trágicamente sus íntimos amigos los poetas Marina Tsvetaeva, Vladimir Narbut y Osip
Mandelstam. Su tercer esposo, el historiador del arte Nikolai Punin, murió en prisión y su hijo Lev estuvo 18
años en un campo de concentración. De ahí el larguísimo silencio de Ajmátova, a quien hostigaron, excluyeron
y amedrentaron con la permanente amenaza de la vida de su hijo. Según revela Joseph Brodsky, después de
1922 aparecieron escritos suyos mediocres que celebraban la paz, los cuales escribió para conseguir la
liberación del hijo. Su otra poesía, dice también Brodsky, no podía darse a conocer y ni siquiera podía
escribirla mano en un papel. La memorizaba y, para estar más segura, hacía que siete personas amigas se
la aprendieran también. De cuando en cuando se reunía con alguna de ellas para que le recitaran esos
poemas, a modo de inventario. Tal vez por ello Poema sin héroe y Réquiem, publicados en 1960 y 1964, fueron
trabajos de muchas décadas. Aunque, según la misma Ajmátova, como consecuencia de las críticas
groseras y vulgares de los intelectuales oficiales _la llegaron a calificar de "mitad monja, mitad ramera"_ y
de la prohibición de publicar su poesía, "después de la Revolución yo había dejado de escribir versos y no los
escribí sino hasta 1940". La poesía de Ajmátova se enmarca dentro del acmeísmo, movimiento ruso creado
por ella, su marido Gumiliov y sus amigos Narbut y Mandelstam. Vigente entre los años de 1910 y 1930, el
acmeísmo se rebelaba contra el simbolismo decadente en favor de imágenes concretas, de la concisión y
de la recreación de la realidad inmediata. El vanguardismo, tan de moda en esos años, no fue experimentado
por ellos. Las anteriores son las principales características de la obra de Ajmátova. Sus poemas son breves
y los versos también. El tema de su etapa anterior al silencio de 40 años es el amor, en el cual predominan la
intimidad sutil y un lirismo puro. Esto la hizo muy popular en Rusia y ahora en el mundo entero. No conozco
Réquiem, su último libro, pero quienes sí lo han leído afirman que todos sus poemas son un lamento por sus
tragedias personales y por las de sus amigos: ello le valió el mote de 'musa plañidera'. La edición publicada
ahora por Norma incluye 74 poemas, de los cuales solo 12 habían sido vertidos al español. El trabajo de
selección y de traducción fue realizado por el escritor colombiano Jorge Bustamante García. A mí me ha
parecido una buena traducción y el conjunto ha sido escogido con buen criterio, pues deja ver un panorama
muy amplio de la obra de Ajmátova, desde el comienzo hasta el final. Faltó que se explicara si Bustamante
tradujo del ruso directamente y que se dijera a qué libro pertenece cada poema. Dada la importancia que tiene
en Colombia la publicación de este libro, he seleccionado algunos poemas para gozo del lector. Incluyo en
esta muestra mínima un par de versiones inéditas de Rubén Flórez, colombiano también, que ha traducido a
Ajmátova del ruso.