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Una de las grandes virtudes de esta película es la fuerza actoral que le imprimen sus protagonistas, Kirin Kiki, Masatoshi Nagase y Kyara Uchida.

CINE

Una pastelería en Tokio

Esta película japonesa conmovedora y delicada explora el rol que puede tener la comida para unir a distintas generaciones dentro de una misma cultura. ****

Manuel Kalmanovitz G.
28 de mayo de 2016

Título original: An

Año: 2015

País: Japón

Director: Naomi Kawase

Guion: Naomi Kawase a partir de la novela de Durian Sukegawa

Actores: Masatoshi Nagase y Kirin Kiki

Duración: 113 min

En su debut cinematográfico hace más de 20 años, la directora Naomi Kawase le hacía un homenaje a la abuela que se encargó de criarla cuando su madre la abandonó en Abrazando, un documental personal, sentido, cargado de cariño que mostraba su sensibilidad hacia el paso del tiempo, hacia la importancia de las relaciones entre personas de distintas generaciones y al poder estético —y hasta espiritual— de los momentos de quietud.

Todos estos elementos, complejos y desarrollados en clave de ficción, están presentes en Una pastelería en Tokio.

Es difícil hacer un resumen de esta película que preserve su delicadeza, su calidez genuina y la forma sutil en la que muestra todo, porque esta misma historia, en otras manos, sería fácilmente un peliculón lacrimógeno de domingo en la tarde o una telenovela interminable con buenos muy buenos y malos muy malos. Una de las maravillas de esta película es que no es nada de esto.

De hecho, verla permite que nos demos cuenta de lo acostumbrados que estamos a las manipulaciones emocionales más burdas, y nos recuerda, de paso, que esas emociones que se han vuelto caricaturas, a las que nos hemos vuelto inmunes por tanta repetición y exageración, pueden transmitirse con cuidado hasta renovarse y ser genuinamente conmovedoras.

Una pastelería en Tokio sucede en un pequeño puesto de dorayaki, un postre tradicional japonés constituido por dos panqueques y un relleno de fríjol dulce. No hay pasteles en esta pastelería, pero sí hay algo delicioso acá y ni para qué indignarse con las malas traducciones de los títulos.

La locación es un barrio tranquilo, con cerezos grandes en las aceras, donde Sentaro (Masatoshi Nagase), el encargado, trabaja silenciosa y tranquilamente dándoles vuelta a sus panqueques, rellenándolos de esta pasta de fríjol, empacándolos y vendiéndoselos a colegialas parlanchinas.

Está buscando un ayudante y para ese trabajo se presenta Tokue (Kirin Kiki), una mujer de 76 años, con las manos levemente desfiguradas. Al comienzo Sentaro no la acepta, está muy mayor, es un trabajo pesado, le va a doler la espalda. “El panqueque es bastante bueno, pero la pasta de fríjol deja bastante que desear”, le dice ella y él, intrigado por el ofrecimiento de ayudarle a hacerla mejor, termina aceptándola.

A partir de ahí, la película es una reflexión sobre la comida, no solo como algo material y sabroso, sino como portadora de conocimientos, como algo tangible que une distintas generaciones y las hace partícipes de una misma cultura.

Los dos personajes están aprisionados por su historia, él por una deuda y ella por la enfermedad que contrajo de joven, pero la figura de esta mujer maravillada por su entorno, por los cerezos que saluda y los fríjoles a los que consulta antes de cocinar, y firmemente enraizada en su pasado es un bálsamo para las angustias existenciales.

Como en el documental que mencionaba al comienzo, la mujer mayor, con su dulzura, comprensión y perspectiva, es una figura sanadora que preserva la humanidad en un presente caótico e inhóspito.

CARTELERA

**** Excelente  ***½ Muy buena   *** Buena   **½ Aceptable  ** Regular  * Mala

El maestro del dinero **

El regreso de Jodie Foster como directora sigue a un presentador de televisión secuestrado por un televidente indignado.

Si dios quiere *½

Película italiana televisiva y sin gracia donde un médico arrogante se enfrenta a la decisión de su hijo de hacerse sacerdote.

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X-men: apocalipsis **

En su nueva entrega, los X-Men enfrentan a un mutante del tiempo de los faraones.