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El fracaso de una generación

Colombia por segunda vez consecutiva quedó por fuera de un Mundial. Jugadores símbolo como Juan Pablo Ángel, Iván Ramiro Córdoba y Mario Alberto Yepes deberán dar paso a los juveniles.

Andrés Wiesner<br>Periodista de Semana
12 de febrero de 2006

Cuando sonó el pitazo final del partido Colombia-Inglaterra en el Mundial de Francia 98, al joven defensa central Iván Ramiro Córdoba, para ese entonces lateral derecho de San Lorenzo de Almagro y suplente en los tres partidos de la primera fase, no le pasó por su cabeza que acababa de terminar su última oportunidad de participar en un Mundial de fútbol. Era difícil de creer. Desde el despertar del fútbol colombiano, en la Copa América de 1987 y las eliminatorias a Italia 90, se había conseguido el cupo tres veces consecutivas. En aquellos tiempos, muchos hablaban de Colombia como la tercera mejor selección de Suramérica, y era favorita para llegar a las fases finales de los mundiales. Esto era el resultado de un proceso que comenzó en las manos del técnico Luis Fernando Marroquín en 1985 y del cual nacieron ídolos imborrables en la memoria del fútbol colombiano como René Higuita. Andrés Escobar, Leonel Álvarez, Fredy Rincón y Carlos el 'Pibe' Valderrama. Después del paso de Valderrama, Álvarez, Rincón y 'el Tren' Valencia, entre otros, por las ligas de Europa, llegó el éxito de una nueva generación que venía siguiéndoles los pasos. Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio 'el Chicho' Serna se hicieron ídolos en Boca Juniors y fueron parte de aquel equipo campeón intercontinental; Iván Ramiro Córdoba firmó con el Inter de Milán y se convirtió en titular indiscutible ; Juan Pablo Ángel fue goleador y campeón con River Plate y después, cuando fue transferido al Aston Villa, mantuvo una racha de tres temporadas con un promedio por arriba de los 10 goles en la exigente liga inglesa. Muchos otros jugadores de esta generación, como Harold Lozano, Farid Mondragón y Jorge Bolaños, vivían momentos similares. Lamentablemente ese cuarto de hora del fútbol colombiano ocasionó que se les diera la espalda a las selecciones juveniles. Estos nuevos talentos nunca habían jugado juntos, tampoco clasificaron a mundiales juveniles, no fueron partícipes de un proceso, y las consecuencias se comenzaron a pagar con la eliminación del mundial de Corea y Japón 2002. Sin embargo quedaba la esperanza de que para Alemania 2006, Colombia lograría nuevamente la clasificación. Año negro Después de destituir a Francisco Maturana por malos resultados - sólo obtuvo un punto en cuatro fechas y perdió de manera catastrófica ante Bolivia y Venezuela-, Reinaldo Rueda tomó las riendas de la Selección Colombia y recibió 2005 con 13 puntos y en la sexta posición de la tabla. Un empate con Venezuela en Maracaibo y una derrota contra Argentina en Buenos Aires, en las fechas 12 y 13, desvanecieron nuevamente la ilusión. Luego, dos victorias consecutivas por goleada contra Perú y Ecuador acercaron a la selección el cupo del repechaje y todo indicaba que Mario Alberto Yepes, el jugador mejor pagado de la liga francesa; Amaranto Perea, lateral del Atlético Madrid, y otros como Luis Gabriel Rey, John Javier 'Choronta' Restrepo y Eudalio Arriaga, ídolos en las ligas de México y Ecuador, tendrían su chance de participar en la máxima cita del fútbol mundial. La derrota en el partido contra Uruguay en Montevideo dejó a Colombia otra vez por fuera de los clasificados y fue para Rueda el partido de la eliminación. "Se jugó muy bien y el golpe anímico de la derrota nos llevó a cometer errores en Chile, donde jugamos con la necesidad de un resultado", afirmó. El empate contra los australes y la victoria sobre Paraguay en la última fecha no alcanzaron para clasificar y hasta ahí les llegó el sueño de jugar un mundial de fútbol a los flamantes jugadores. "Hubo varios errores, pero el principal fue descuidar a las selecciones juveniles. Teníamos jugadores individualmente muy buenos, pero no se conocían unos con otros", afirma el doctor Gabriel Ochoa Uribe, ex técnico de la selección Colombia. "Nunca participaron en un verdadero proceso y fueron los directos afectados de que no exista una estructuración seria en el fútbol colombiano". Diez años en el fútbol equivalen a toda una generación de jugadores. Y ese fue el tiempo que los equipos de Colombia duraron sin asistir a los mundiales juveniles. Ni a los sub-17, ni a los sub-20, y ni siquiera a los Olímpicos. Por eso es razonable pensar que esa fue una de las principales causas del fracaso. "Cuando no hay roce internacional es difícil superar pruebas tan fuertes como la eliminatoria suramericana. Decir que no hubo tiempo de entrenar no es la disculpa. Una selección debe tener más continuidad", dijo a Semana Luis Bedoya, Presidente de la Dimayor. Esta generación de futbolistas jugó 36 partidos en un proceso que duró casi seis años, pero la gran mayoría, principalmente por su edad, perdió para siempre el chance de participar en la fiesta del mundial. Esta frustración se puede mirar como un reflejo del estado que atraviesa el fútbol colombiano. Si no fuera por el Mundial Juvenil de Holanda y esa generación de jugadores con los que Eduardo Lara ha adelantado un verdadero proceso, 2005 sólo se recordará en materia de fútbol por malas noticias: los equipos colombianos no pasaron de los octavos de final en la copa Libertadores -Junior, Medellín, Once Caldas y América-, hubo escándalos por sobornos arbitrales y un intento de huelga de los jugadores profesionales. Para Reinaldo Rueda, el fútbol es generacional, todos los países han vivido épocas de malos resultados y esta vez le tocó a Colombia. Queda una gran ilusión de que jugadores que se han preparado adecuadamente vuelvan a hacer brillar el fútbol colombiano. "Se viene trabajando muy bien. Desde mi punto de vista, de los 53 jugadores que participaron en proyectos como el de la Copa de Oro y la Copa América, 26, por edad y nivel, pueden seguir en competencia. Siendo pesimistas, de esos la mitad seguirá en el proceso, lo que es un alto porcentaje", complementó Rueda. Lo importante será encauzar bien los nuevos jugadores y, como dice Jorge Barraza, director editorial de la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol), tener claro que formar jugadores para la selección mayor es el objetivo fundamental de los juveniles. Esa será la única forma de recoger frutos en el futuro, dejar de repetir que Colombia le ganó 5 a 0 a Argentina y olvidar este año en el que casi siempre los jugadores de la selección salieron de la cancha con las cabezas agachadas.