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CONTAMINACIÓN

Chatarrizar es la salida

De nada sirve que Colombia tenga uno de los combustibles más limpios de América Latina. Si no salen de circulación los vehículos viejos, principal factor contaminante del aire de las ciudades, no hay nada que hacer.

8 de abril de 2017

Con la reciente crisis ambiental en el Valle de Aburrá, revivió la preocupación por la calidad de los combustibles que se venden en Colombia. Hace unas semanas, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, sus colegas del área metropolitana y el Concejo de la ciudad le pidieron a Ecopetrol hacer mayores esfuerzos para entregar combustibles más limpios y poder mejorar las condiciones del aire.

En una carta dirigida al presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, el mandatario antioqueño señaló lo siguiente: “En defensa de la calidad de vida de los habitantes de Medellín y del área metropolitana le pido, en nombre de toda la ciudadanía, adoptar acciones para que los combustibles que se nos distribuyen, a nosotros y al resto del país, sean de mejor calidad”. El Concejo paisa, por su parte, solicitó a la petrolera hacer un esfuerzo adicional por entregar combustibles de 15 partes por millón de azufre (PPM) tanto en diésel como en gasolina, es decir, de una calidad superior a la que actualmente se comercializa en el país.

La realidad es que desde 2013, el diésel que produce y distribuye Ecopetrol para consumo interno contiene máximo 50 PPM de azufre y en cuanto a la gasolina, la regulación solo permite vender por debajo de los 300 PPM. Según Ecopetrol, la que se comercializa en Medellín contiene 207 partes por millón de azufre.

Aunque bajar de estos niveles sería ideal, en la práctica, no solucionaría los problemas ambientales de la capital antioqueña y tampoco de otras ciudades del país. La razón, según Eduardo Uribe Botero, vicepresidente de Desarrollo Sostenible y Ambiental de Ecopetrol, es que más de la mitad del parque vehicular de la capital antioqueña no tiene las condiciones tecnológicas para sacarles el máximo provecho a combustibles más limpios. En otras palabras, de nada sirve ponerles gasolina o diésel de la mejor calidad a vehículos viejos, pues igual seguirían contaminando el aire.

Se estima que más del 60 por ciento del parque automotor del Valle de Aburrá tiene más de cinco años de antigüedad y el 40 por ciento más de 16 años. Hay alrededor de 50.000 vehículos pesados diésel, entre camiones y buses, y precisamente a estos se les atribuye el 69 por ciento de las emisiones contaminantes en esa región.

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En Bogotá la situación es similar. Se calcula que el 30 por ciento de los buses tradicionales no cumplen las normas medioambientales básicas. La capital debería sacar de circulación cerca de 5.000 buses viejos que están llegando al tiempo máximo de vida útil. En general, por las calles de las principales capitales del país siguen rodando vehículos obsoletos en tecnología.

Cabe anotar que a partir de 2015 empezó a regir plenamente la Resolución 1111 de 2013 del Ministerio de Ambiente, que exige incorporar vehículos diésel de carga y pasajeros con estándares de tecnología Euro IV o superiores. Esta es una norma europea que regula los límites para las emisiones de gases de combustión interna de los vehículos, y según Ecopetrol los combustibles que se venden en Colombia se ajustan a esa tecnología. Por otra parte, el país tiene uno de los combustibles más limpios de América Latina. La calidad es mejor que en Perú, Ecuador, Brasil, Uruguay, Venezuela o Costa Rica, pero está por debajo de Argentina, Ciudad de México, Chile, Estados Unidos y Europa.

Aún más allá, gracias a la modernización de la Refinería de Cartagena (Reficar), el país está en capacidad de alcanzar combustibles de 10 partes por millón de azufre, que es el nivel europeo. Igualmente, la refinería de Barrancabermeja ha tenido mejores que le permiten ofrecer una calidad superior.

También se ha venido implementando, desde 2008, un programa de bicombustibles para motores diésel. Bioenergy, filial de Ecopetrol, comenzó a producir en forma continua etanol destinado a abastecer el centro del país, un combustible más limpio y amigable con el medioambiente, y a incrementar hasta en un 10 por ciento la mezcla con gasolina.

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En síntesis, mientras el país logra avanzar y producir combustibles más limpios, el parque automotor de las ciudades no está preparado para aprovecharlos. Por ello, la chatarrización es la salida para mejorar las condiciones del aire que respiran los ciudadanos. El problema es que no se trata de una solución fácil de aplicar. Los mandatarios locales se enfrentan a un gran desafío, pues tocan un sector tan poderoso y sensible como el transporte público de pasajeros y el de carga. En Bogotá, por ejemplo, en los últimos tres años las autoridades solo han chatarrizado 330 buses antiguos, de los casi 5.000 que deberían haber salido. Y en todo el país, las licitaciones para reponer los buses que ya cumplieron su vida de servicio son el segmento que más ha decrecido este año.

En medio de la situación ambiental de Medellín, hay que destacar que la ciudad es ejemplo por el uso del sistema de transporte masivo con combustibles limpios. Además del metro, Metroplús fue pionero en el empleo de gas natural y permitió impulsarlo en los sistemas de transporte masivo en otras ciudades de Colombia. Pero la gasolina y las fuentes móviles son solo una de las tantas aristas del problema de la calidad del aire en el Valle de Aburrá. En la industria, o fuentes fijas, hay otro enorme reto. Si bien el sector industrial a gas natural en Medellín y su área metropolitana ha venido creciendo, hay que hacer mayores esfuerzos, pues muchas empresas todavía siguen usando combustibles fósiles muy contaminantes. En síntesis, se necesitan muchas acciones para reducir la contaminación en las ciudades, pero, sin duda, la chatarrización es una muy clave para respirar mejor. n