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DESEMPLEO QUE ABURRE

El índice de desempleados se reduce, pero no porque encontraron trabajo sino porque se cansaron de buscarlo.

18 de noviembre de 1985


Fue una de esas noticias que el gobierno se encontró por casualidad. Después de que las proyecciones de los especialistas indicaran que en 1985 la tasa de desempleo en el país pasaría con facilidad la barrera del 15%, el DANE sorprendió a los colombianos el jueves pasado, al anunciar que la tasa de desocupación en septiembre llegó al 14% en las siete ciudades más grandes del país, medio punto menos que la observada en julio. Según la entidad, el número de desempleados en las cuatro ciudades mas grandes es de 504 mil personas, cifra inferior en 37 mil a la registrada a mediados del año.
Tales estadísticas le permitieron al presidente Betancur presentar su serie de "buenas noticias", cuando se dirigiera por televisión a los colombianos el lunes 14. En concepto del jefe del Estado, la recuperación económica ya se está notando y existen bases para creer que la situación mejorará notoriamente en los últimos meses.
Sin embargo, otra cosa es la que piensan los analistas que están fuera de la administración. En opinión de éstos, la baja en la tasa de desempleo no tiene nada que ver con un comportamiento satisfactorio de la economía. Al parecer, la variación se debió a lo que se conoce como la tasa de participación (población económicamente activa sobre población mayor de 12 años), la cual disminuyó al pasar de 57.8% en julio a 55.5% en septiembre, en las cuatro ciudades más grandes del país. Como resultado, el DANE estima que una proporción menor de colombianos buscó trabajo el mes pasado y ello explicaría la disminución en la tasa de desempleo. "Lo que pasó fue que mucha gente se cansó de pedir puesto", fue la opinión de un economista consultado sobre el tema.
Ante esas consideraciones, las críticas se dirigen una vez más hacia la política económica que adelanta el gobierno. Como es sabido, se ha acusado al "programa de ajuste" concertado con el Fondo Monetario, de ser la causa principal de que no haya indicios de reactivación de la economía. Pese a que Colombia ha pasado con "honores" las metas trimestrales acordadas con el FMI sobre desempeño de algunos indicadores, el problema en los frentes de producción, precios y empleo sigue siendo angustioso. En el caso concreto del empleo, estimativos hechos por Fedesarrollo indican que para que éste aumente de tal forma que se pueda reducir la tasa de desempleo, la economía en los centros urbanos debe crecer en no menos de un 3% al año y las propias cifras del gobierno reconocen que en 1985 éste se mantendrá en niveles cercanos al 2%.
Lamentablemente, el problema de los desempleados se ha visto intensificado por las dificultades que han tenido los asalariados en los últimos meses. Según análisis hechos por el investigador Juan Luis Londoño el poder de compra de los colombianos empleados ha caído en casi un 10% en este año y no existe esperanza de mejoría a la vista. Tal como anotara Londoño en un artículo reciente: "Para un tamaño de la torta que no crece, la porción repartida depende del número de comensales".
Por su parte, los economistas del gobierno afirman que si bien es cierto que el empleo es el gran lunar de la economía, no se han cumplido las predicciones que sostenían que Colombia iba a equipararse con países como México o Chile, cuyas tasas de desempleo superan el 20%. Todo lo contrario insiste la gente de la administración, la producción se ha comportado en forma muy superior a la esperada y una vez suavizado el ajuste se tendrán las condiciones para que se reactive la economía.
Lo cierto, es que esas afirmaciones sólo se comprobarán después de varios meses. Las publicitadas "ofensivas contra el desempleo" no han tenido impacto porque el sector público no tiene dinero y es el único que podría crear puestos de trabajo en forma acelerada. La industria, el sector servicios y el sector informal, parecen haber llegado a su nivel de saturación y no hay motivos para afirmar que estas tres áreas vayan a generar puestos de trabajo, por lo menos en el corto plazo. Tal vez la única buena noticia es la que tiene que ver con la inversión pública, la cual se ha logrado mantener a ritmo creciente a pesar de la crisis en las finanzas del Estado.
Las reacciones que produjeron las cifras emitidas por el DANE la semana pasada dejaron en claro que muy poca gente cree que la situación esté mejorando. Politicamente hablando, el único beneficiado es el gobierno que cuenta con un elemento para contener temporalmente a sus críticos y convencer a la opinión de que las vacas flacas ya han empezado a comer. En el plano internacional, lo ocurrido con la desocupación debe ser ignorado tanto por los banqueros privados como por los demás observadores de la economía colombiana. Es por esa razón que al comentar alguien que la misión del Fondo Monetario, que llega al país el 28 de octubre para revisar el estado de la economía, iba a registrar la baja en la tasa de desempleo, no faltó quién se apresurara a decir: "Para lo que les importa...".