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El director general de la OMC, Roberto Azevêdo, reconoció que la situación es crítica. Pero aseguró que otros mecanismos para resolver diferencias siguen vigentes. | Foto: Getty images

COMERCIO

OMC, ¿inoperante para detener guerra comercial?

El presidente Donald Trump tiene contra las cuerdas al organismo multilateral para seguir tranquilo con su estrategia de guerra comercial.

21 de diciembre de 2019

Hay algo que reconocerle al presidente estadounidense Donald Trump: su consistencia. Desde que era candidato presidencial prometió tomar medidas para proteger a su economía, que consideraba amenazada por China, Europa y cualquier otro país o región que simplemente no hiciera lo que él quería en materia comercial. Y una vez en el poder, empezó a tomarlas.

Eso explica que haya iniciado verdaderas guerras de aranceles por doquier, lo que ha afectado a casi todo el planeta. A unos países, porque les ha encarecido los productos que venden a los Estados Unidos y a otros por la enorme volatilidad generada en los mercados.

Ahora libra una nueva batalla en el Órgano de Apelaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la última instancia para la resolución de disputas entre países, hoy bloqueada. Allí llegan los litigios que se originan por la aplicación de normas que pueden afectar el comercio mundial.

Entre los más recientes anuncios que hizo el Órgano de Apelaciones están, por ejemplo, los casos de disputa entre Marruecos y Turquía por medidas antidumping en acero o las de promoción de las exportaciones de India. En septiembre, China presentó una reclamación ante la OMC por los aranceles adicionales que Estados Unidos le ha venido imponiendo. Esto significa básicamente que esos dos países iniciaron su proceso oficial de consulta de sus diferencias comerciales ante la OMC. Y el asunto podría terminar en que el Órgano de Apelaciones dictaría una resolución y podría imponer sanciones a alguno de los países involucrados.

Pero esta poderosa instancia de la OMC está prácticamente inactiva en este momento. En efecto, de las siete personas que la conforman, elegidas para cuatro años, solo uno se encuentra activo. Los demás miembros han venido terminando su periodo y por cuenta de la acción –o inacción– de Estados Unidos, no ha sido posible elegir a sus reemplazos. Y un solo miembro no puede decidir.

El 10 de diciembre se concretó esta situación. Ese día el director de la OMC, Roberto Azevêdo, anunció que iniciaría consultas de alto nivel para resolver la situación y lograr que esta instancia retome su rutina con normalidad. Azevêdo reconoció la importancia del Órgano y con ello confirmó una situación crítica para la OMC y su tarea de facilitar la salida a los conflictos comerciales, pues es “un sistema de solución de controversias imparcial y vinculante que funcione bien es un pilar fundamental del sistema de la OMC”.

Esto es aún más cierto en un contexto de alta tensión como el propiciado por Donald Trump desde que llegó al poder. Aún así, la OMC cuenta con mecanismos de resolución de controversias que siguen operando, porque el Órgano de Apelaciones es la última instancia.

Para Azevêdo, los miembros continuarán resolviendo las disputas de la OMC por medio de consultas, paneles y otros medios previstos en los acuerdos de la organización, como el arbitraje o los buenos oficios de la Dirección General. Pero reconoció que no se puede abandonar “lo que debe ser nuestra prioridad, es decir, encontrar una solución permanente para el órgano de apelación”.

Esta parálisis deja en evidencia que Trump está logrando torcerle el cuello al sistema mundial de comercio. El mandatario gringo no quiere resolver ninguna disputa por la vía de consultas o paneles: solo espera poner a sus oponentes contra las cuerdas en la negociación bilateral. El jaque a la OMC impide que un tercero se pronuncie sobre lo que muchos consideran un abuso en sus estrategias frente a sus socios comerciales. Por ahora, Trump claramente va ganando la guerra comercial.