Reducir la pobreza sigue siendo una tarea pendiente. Ni con el crecimiento de 2021 se ha vuelto a niveles de prepandemia.
Reducir la pobreza sigue siendo una tarea pendiente. Ni con el crecimiento de 2022 se ha vuelto a niveles de prepandemia. | Foto: Edwin Bejarano

Pobreza

Preocupante panorama: inflación y desaceleración económica disparan el número de pobres en América Latina

Más del 45 % de la población infantil y adolescente vive en esta condición.

24 de noviembre de 2022

Conforme pasa el tiempo, el mundo trata de dejar atrás los efectos de la pandemia y de superar de a poco los retos que están trayendo consigo flagelos como la desaceleración económica y la inflación. Si bien las cosas marchan a buen ritmo en algunos países, otros no la están pasando del todo bien, especialmente en América Latina.

Así se evidencia en un reciente informe de la Cepal, titulado ‘Panorama Social de América Latina y el Caribe’, según el cual la pobreza extrema ascenderá a 82 millones de personas en América Latina en 2022, a pesar de un descenso de la pobreza en general, en un contexto de desaceleración económica y alta inflación, siendo los niños, niñas y adolescentes los más afectados.

Durante la presentación de estas cifras, José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dijo que “no se ha logrado revertir los impactos de la pandemia en materia de pobreza y pobreza extrema y los países enfrentan una crisis silenciosa en educación, que afecta el futuro de las nuevas generaciones”.

De acuerdo con la Cepal, en 2021 la tasa de pobreza de América Latina alcanzó el 32,3 % de la población total, marcando una disminución de 0,5 puntos porcentuales (pp) respecto a 2020.

En 2022, el porcentaje bajará apenas, a 32,1 % o 201 millones de personas. Pero este año, la pobreza extrema llegará a 13,1 % u 82 millones de personas, cuando en 2021 esa cifra se ubicaba en 12,9 % de la población regional.

“Después de un fuerte crecimiento de la pobreza y un leve aumento de la desigualdad de ingresos en 2020, a consecuencia de la pandemia por COVID-19, el 2021 dio cuenta de una reducción de las tasas de pobreza extrema y pobreza y un crecimiento de los estratos de ingresos medios, que no fue suficiente para revertir completamente los efectos negativos de la pandemia”, dice el análisis de la Cepal.

La explicación para este incremento de la pobreza más aguda son los “efectos combinados del crecimiento económico, la dinámica del mercado de trabajo y la inflación”. Si se compara con 2019, el año previo a la pandemia, habrá 12 millones de personas más en pobreza extrema y 15 millones más en situación de pobreza, según la Cepal.

“La incidencia de la pobreza es mayor en algunos grupos de la población en la región: más del 45 % de la población infantil y adolescente vive en la pobreza y la tasa de pobreza de las mujeres de 20 a 59 años es más alta que la de los hombres en todos los países. De igual forma, la pobreza es considerablemente más alta en la población indígena o afrodescendiente”, agregaron.

Los niveles proyectados de pobreza extrema en 2022 representan “un retroceso de un cuarto de siglo para la región”, agregó el organismo regional con sede en Santiago (Chile).

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En educación, América Latina y el Caribe sufre las consecuencias del prolongado tiempo en que las escuelas se mantuvieron cerradas durante los dos primeros años de la pandemia: en promedio, 70 semanas de cierre de los establecimientos educativos frente a 41 semanas en el resto del mundo.

Las consecuencias de este gran apagón educativo ya son visibles, según la Cepal. Los jóvenes (de 18 a 24 años) de la región que no estudian ni trabajan de forma remunerada aumentó de 22,3 % en 2019 a 28,7 % en 2020.

“La cascada de choques externos, la desaceleración del crecimiento económico, la débil recuperación del empleo y la inflación al alza profundizan y prolongan la crisis social en América Latina y el Caribe”, planteó José Manuel Salazar-Xirinachs, quien llamó a los países a invertir decididamente en educación y a convertir esta crisis en una oportunidad para transformar los sistemas educativos.

La Cepal destacó que América Latina y el Caribe sufrió el apagón educativo más prolongado a nivel internacional (en promedio 70 semanas de cierre de establecimientos frente a 41 semanas en el resto del mundo), lo que exacerbó las desigualdades preexistentes en materia de acceso, inclusión y calidad. De no actuar ahora, el organismo advierte sobre el “riesgo de una cicatriz permanente en las trayectorias educativas y laborales de las generaciones más jóvenes” de la región.

“Estamos ante una cascada de crisis que ha exacerbado las desigualdades y carencias de la región. No es momento para cambios graduales, sino para políticas transformadoras y ambiciosas (...) Se requieren esfuerzos intersectoriales de política pública que vinculen la oferta educativa con la salud, el trabajo y la protección social”, concluyó el secretario ejecutivo de la Cepal.