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Crypto y la rebelión contra los ángeles de la destrucción de la riqueza

Somos prisioneros de los ángeles de la destrucción de la riqueza: deuda, inflación, inestabilidad social y guerra. Sin embargo, como individuos soberanos, tenemos la clave para nuestra liberación.

Guillermo Valencia
4 de junio de 2024

A menudo damos por sentada nuestra libertad, pero en verdad, estamos encadenados por el software psicosocial que define nuestra época. Estamos atados a la familia en la que nacimos, al grupo social al que pertenecemos y a la nacionalidad que llevamos.

Nuestro comportamiento está en gran medida dictado por la época en la que nacimos, la ropa que usamos, la música que escuchamos y nuestro concepto de belleza. Nuestras interacciones familiares moldean nuestras respuestas emocionales, creando una prisión de creencias que puede llenarnos de sufrimiento o atraparnos en ciclos de patrones, haciéndonos vivir las vidas de otros en lugar de nuestra propia individualidad. Nuestro ser soberano está subyugado a un conjunto de creencias y culpas que inhiben su verdadero florecimiento.

Los ángeles de la destrucción de la riqueza: deuda, inflación, inestabilidad social y guerra.

Luego vienen los estados, donde heredamos otro nivel de programación mental. Nuestro futuro como ciudadanos ha sido canibalizado por un liderazgo político que se ha endeudado en exceso, condenándonos a la prisión social de impuestos excesivos o altas tasas de inflación.

Los impuestos y la inflación erosionan la confianza en el Estado y su contrato social, aumentando la probabilidad de protestas en las calles, o extremos como revoluciones, guerras civiles o golpes de estado. Cuando la tensión se vuelve insostenible, algunos líderes, en un intento desesperado por evitar el desorden social, vuelven su mirada a apuestas audaces en la guerra. De todos los ángeles de la destrucción de la riqueza, este es el mayor.

¿Pero es ese nuestro destino? ¿Realmente estamos impotentes para moldear nuestro futuro? No.

Estos ángeles de la destrucción nos presionan con intensidad: la guerra en Ucrania, la inestabilidad social durante la Primavera Árabe, la polarización extrema en Europa y Estados Unidos, la extrema concentración de poder en China y la guerra fría en curso entre Estados Unidos y China.

Donde la presión de los ángeles de la destrucción es tan alta, hay una reacción natural de supervivencia. La migración parece la única esperanza, escapando a países con un mejor contrato social. Sin embargo, no hay lugar donde escapar; la presión está sobre todo el sistema.

La verdadera libertad está más allá de las jerarquías del sistema, más allá de los estados nación. La única manera de escapar realmente es romper las cadenas y creencias de nuestras jerarquías sociales y construir nuevas.

Cuando los inmigrantes ingleses e irlandeses fueron a Estados Unidos, obtuvieron el derecho a poseer propiedad, una herramienta poderosa para la libertad individual en comparación con los sistemas monárquicos en que la gente común no tenía derecho a la tierra.

Hoy en día, la tierra ya no es el recurso más crítico: nuestra propiedad digital lo es. Sin embargo, esta propiedad digital está centralizada en los gigantes de internet: Google, Microsoft, Apple, Amazon, Meta, o controlada por el Estado, como en el caso de China. Fomentar una internet descentralizada es fundamental para reconfigurar un nuevo sistema en el que no estemos condenados por los ángeles de la destrucción de la riqueza.

La criptomoneda es una forma de proteger nuestra propiedad digital, pero el verdadero cambio no se trata solo de poseer un activo criptográfico como el milagro redentor de nuestra generación; se trata de usar esta tecnología para crear algo nuevo.

No solo adoptemos la criptomoneda, usémosla para construir un nuevo paradigma, un mundo descentralizado en el que nuestra soberanía digital esté segura y nuestro futuro esté en nuestras manos. Es hora de levantarse contra los ángeles de la destrucción de la riqueza y forjar un camino hacia la verdadera libertad.

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