¿Existen en Colombia los Derechos Humanos?

La Organización de Naciones Unidas históricamente ha sido un ente de carácter supranacional en el cual confluyen en la actualidad 193 Estados miembros, entre ellos, Colombia. El término derechos humanos se menciona siete veces en la Carta Fundacional de la ONU, y desde 1948, año en el que se emitió la Carta Universal de Derechos Humanos, esta organización se ha encargado de velar por la protección de los derechos de todos los ciudadanos de sus países miembros, así como de realizar una acuciosa observación frente al desconocimiento de los mismos en países y territorios que se encuentran fuera de su órbita.

La semana pasada la Oficina de Derechos Humanos en Colombia presentó un documento titulado “El Paro Nacional 2021: lecciones aprendidas para el ejercicio de reunión pacífica en Colombia”, en el cual hace un análisis de los hechos ocurridos entre el 28 de abril y el 31 de julio del año en curso.

Para la construcción del informe realizaron 623 entrevistas a víctimas y testigos de presuntas violaciones de derechos humanos, participaron en 505 reuniones con funcionarios del Gobierno nacional y con administraciones territoriales y sostuvieron 373 reuniones con organizaciones de la sociedad civil y personas que se encontraban protestando. Analizaron 83 videos relacionados con eventos ocurridos durante cuatro fechas en la ciudad de Cali.

El documento se divide en nueve capítulos, a saber:

• Resumen ejecutivo (dos páginas).
• Introducción y metodología (dos páginas).
• Contexto general (dos páginas).
• Buenas prácticas observadas (cinco páginas).
• Situación de derechos humanos observadas durante el proceso del Paro Nacional (28 páginas).
• Actos de violencia contra la Fuerza Pública y destrucción de bienes públicos y privados (una página).
• Bloqueos y cierres de las vías en el contexto de la protesta (una página).
• Rendición de cuentas (tres páginas).
• Conclusiones y recomendaciones (cinco páginas).

Es lamentable observar a lo largo del informe los actos hostiles y atropello a los derechos humanos a los que fueron sometidos algunos protestantes. En total en el informe identificaron a 28 personas muertas en hechos en los que estarían involucrados miembros de la fuerza pública, sobre los cuales, en caso de resultar vencidos en juicio, deberá caer todo el peso de la ley. Las familias de las víctimas adicionalmente deberán ser indemnizadas y reparadas. El documento reconoce que presuntamente habrían fallecido dos miembros de la fuerza pública a manos de manifestantes, hechos sobre los cuales se están desarrollando las indagaciones correspondientes.

Sin embargo, llama la atención que los actos de violencia contra la fuerza pública, la destrucción de bienes públicos y privados, así como los bloqueos y cierres de las vías que en el contexto de la protesta haya pasado en el documento emitido por la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas en Colombia a un segundo plano, a pesar de que se vulneraron los derechos de la mayoría de los colombianos.

Para ellos esto apenas les importó tres páginas. En ellas ni siquiera se alcanza a dimensionar el drama de millones de colombianos que fueron víctimas de las manifestaciones violentas. Tampoco el grave daño que se ocasionó a la economía nacional o la violación de derechos inherentes a cualquier ser humano como lo son la libertad de movimiento, al trabajo, a la salud, a la alimentación, la vida. Millones de colombianos que no participamos en las marchas fuimos gravemente perjudicados por la violencia que se desató durante las mismas. Jamás será pacífico el bloquear una vía, pues muchos enfermos fallecieron camino a un hospital pues no pudieron ser atendidos por el paro nacional.

El documento sobre el paro nacional llega casi al mismo tiempo en el que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, diera unas declaraciones públicas en las que manifestaba a los chilenos que ella votaría por el candidato Boric, hoy presidente electo del país austral. Esta es una clara incursión en política de una funcionaria de un organismo multilateral, el más grande e importante del mundo, lo cual hace pensar que este organismo se encuentra evidentemente politizado. ¿Serán los informes y manifestaciones públicas de la representante de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Colombia que Michelle Bachelet dirige desde Suiza también una incursión en política? Después de leer el documento y lo desequilibrado de su contenido, en especial en lo que respecta a la vulneración de derechos de millones de colombianos, pareciera que sí. El escrito presentado la semana pasada deja la impresión de querer crear una narrativa en contra de la Fuerza Pública, en la que el Estado colombiano sería protagonista como auspiciador y violador de los derechos humanos, algo que está bastante lejos de la realidad, pero que al tener el sello de Naciones Unidas muchos lo creen.

La mayoría de ciudadanos que no participamos en las marchas pareciera que somos ciudadanos de quinta o sexta categoría, cuyos derechos no importan. A nosotros no nos hicieron entrevistas, ni indagaciones, ni reuniones, ni análisis de videos en los que consta la vulneración de nuestros derechos. ¿Es entonces la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Colombia una entidad neutral? En mi concepto, no. Pareciera una entidad enfocada en dar curso al acontecer político nacional en la antesala a las elecciones presidenciales de 2022. ¿La señora Bachelet tendrá al igual que en el caso chileno también candidato presidencial para Colombia? Si esto es así, que lo manifieste públicamente y renuncie a su cargo. La confianza de los 193 miembros en la Organización de Naciones Unidas se encuentra cimentada por la imparcialidad, neutralidad y rectitud en las actuaciones de sus directivos y funcionarios. De hecho, son un ejemplo a nivel mundial. Actuaciones como la de Michele Bachetet generan dudas sobre la gestión de la ONU.

Entonces, ¿existen los derechos humanos en Colombia? De acuerdo con la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Colombia, pareciera que sí, pero solo para una minoría como lo son los manifestantes y protestantes. Los demás, millones de colombianos que fuimos golpeados por el paro nacional, pareciera que no importamos, pues no tenemos ningún fin electoral.