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Una explosión de innovación

La revolución de las startups Deep Tech (empresas basadas en un descubrimiento científico o en una innovación de ingeniería significativa) tocó suelo latinoamericano y, según un estudio del BID, tiene un buen potencial para desarrollarse en la región y para traer beneficios significativos sobre las economías que lideran esta industria. Por supuesto, hay algunos sectores que tienen un mejor perfil para el crecimiento de este disruptivo y beneficioso ecosistema.

Raúl Ávila Forero
15 de agosto de 2023

Este año, en el marco del BID Lab Forum, se presentó el reporte ‘Deep Tech, La Nueva Ola’, el primer trabajo de investigación que analiza este ecosistema de innovación en la región y dimensiona el potencial de desarrollo y crecimiento que tienen en América Latina. Este tipo de empresas se basan en avances científicos o innovaciones tecnológicas de tipo disruptivo, por lo que tener un panorama más claro de dónde estamos y hacia dónde se puede expandir esta industria es muy importante para estimar tanto los desafíos como el verdadero potencial de nuestra región.

A 2023, en Latinoamérica existen 340 startups, por las cuales se estima un valor de USD$ 8.000 millones y más de 10.000 empleos generados. Y con el estimado de los rendimientos sobre las inversiones que han demostrado las Deep Tech, el estudio afirma que los impactos positivos a nivel regional pueden ir de un 4% adicional en el PIB regional por I+D privado o más de USD$ 100 mil millones en exportaciones adicionales por servicios basados en IA en los próximos 10 años.

Por supuesto, el portafolio de sectores en los que se desenvuelve hoy día la ola del Deep Tech es muy amplio siendo las más reconocidas la tecnología de la salud (por ejemplo, con los sistemas de IA para desarrollar medicinas, terapias con células madre o medicina regenerativa), movilidad avanzada (vehículos eléctricos o autónomos), biotecnología (con la agricultura molecular y proteínas alternativas), Blockchain (en donde las criptomonedas y las billeteras digitales han tenido un gran ‘boom’), energías limpias (a través del hidrógeno verde, energía eólica/solar avanzada, transmisión inalámbrica de energía) y muchos más.

Así, los estudios son profundos no solo en tecnología sino también sobre el mercado. Para este tipo de empresas es importante identificar un problema de tipo social, comercial y de un tipo de cliente en particular y desarrollar soluciones que se basen en innovación de ingeniería, tecnologías emergentes o avances científicos del momento. Muchas de ellas también trabajan en colaboración con instituciones académicas para comercializar su idea. Por ello, a pesar de que mucho se dice que hay un buen potencial de crecimiento de estas industrias en América Latina, hay que tener mayor certeza de hacia a donde se puede apuntar.

Desde el Consejo de Tecnología de Forbes se dio a conocer los cinco campos que las empresas emergentes de Deep Tech deben tener en cuenta durante los próximos 10 años. El primero de ellos es la energía, medio ambiente y clima; siendo un tema de gran debate en materia de sostenibilidad, es fundamental abordar esta área para plantear soluciones que mejoren la calidad del aire y reduzcan las emisiones, generen mercados energéticos más eficientes y se planteen otro tipo de iniciativas para la conservación del medioambiente, la biodiversidad, el agua y el suelo.

El segundo campo es la salud y el estilo de vida. Una gran motivación en esta época ha sido la pandemia del Covid-19 y una nueva necesidad para acelerar la innovación en el área. Por ejemplo, se ha identificado un gran potencial en el negocio de aplicaciones como Flytta, una app diseñada para personas que padecen párkinson y que captura la sintomatología de la persona para ayudarles a tener un autocontrol y un seguimiento más seguro de la enfermedad. Asimismo, se presenta un gran potencial de I+D para desarrollar vacunas más avanzadas, como el caso de BioNTech, que proyectó para ese año una serie de ensayos sobre su vacuna contra el cáncer, o Neuralink, que ha trabajado en el desarrollo de un chip cerebral que ayude a ciegos o personas con algún tipo de parálisis.

Ahora bien, en medio de los comunicados que se publican año tras año sobre la forma tan acelerada en la que nos agotamos los recursos del mundo, la agricultura y producción en otro campo para no perder de vista. Un magnífico ejemplo es el proyecto AGRARSENSE cuyo propósito es producir soluciones tecnológicas asociadas a la agricultura vertical, viticultura de precisión, robótica agrícola y auto forestación.

Finalmente, los sectores asociados a la movilidad y el transporte y a la tecnología financiera han tenido un buen desarrollo los últimos años y se les pronostica un buen potencial en el corto plazo; sin embargo, son los sectores sobre los que más soluciones se desarrollan, pero que aún tienen problemáticas que atender: un ejemplo claro es la búsqueda de combustibles alternativos y desarrollo de vehículos que protejan el medio ambiente y el bolsillo de los usuarios.

El desarrollo sostenible requiere la innovación y la inversión en Deep Tech. Al momento Argentina, Brasil y Chile son los países que más concentran este tipo de startups, con un 30%, 30% y 19% respectivamente. Infortunadamente, Colombia sólo tiene un 3% de estas y, si se evalúan tanto los sectores potenciales en los que se pueden desarrollar estas empresas como los beneficios que traen a la economía y el bienestar de los países, de seguro se tendrían mayores incentivos e inversiones (bajo fondos público-privados) en nuestro país. Definitivamente, el ecosistema Deep Tech merece una repensada sobre el lugar que ocupa actualmente en nuestra política pública.

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