El cuadro de honor fomenta el espíritu competitivo entre los alumnos, y eso no siempre es bueno.

CALIFICACIONES

El dilema del cuadro de honor

Los populares rankings de los alumnos al terminar el año, que buscan distinguir a los más destacados, podrían estar afectando el proceso de aprendizaje.

20 de mayo de 2014

Thomas R. Guskey, profesor de Psicología Educativa en la Universidad de Kentucky, se pregunta por qué la mayoría de los colegios clasifican a los estudiantes por el promedio de calificaciones. En un artículo de la Revista Phi Delta Kappan, Guskey explica que este método para buscar talentos contradice el principal objetivo que es desarrollarlo, pues los estudiantes no alcanzan mejores niveles de competencia.

Los niveles académicos buscan que cada estudiante desarrolle los conocimientos y habilidades necesarias para el éxito, pero este sistema de comparación afecta estos esfuerzos y no facilita el dominio de los contenidos o habilidades.

De hecho, en muchos casos los estudiantes evitan clases relacionadas con artes pues pueden afectar sus promedios. Guskey defiende que la excelencia no se define por criterios rigurosos, sino por la posición relativa de un estudiante entre los compañeros de su salón.

Con la tendencia educativa de evaluar núcleos comunes en la escuela se asume que cada estudiante debe tener un conocimiento mínimo para su ingreso a la educación secundaria. Tanto estudiantes como alumnos unen esfuerzos para que cada quien aprenda lo mejor que pueda. Sin embargo, un sistema de ranking enfatiza en comparar los aprendizajes de los alumnos y no en qué tanto han aprendido. De ahí que se mine el proceso de aprender.

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