'Terciopelo azul' es una de las películas gringas que muestra que no todo el cine norteamericano es igual.

CULTURA

Películas ‘gringas’ que van más allá de las mujeres voluptuosas y la acción

El cine estadounidense es reconocido por sus efectos especiales, pero pocos saben que muchas películas van más allá y tienen características espectaculares en la narrativa, en la fotografía y en las historias.

15 de diciembre de 2015

En las conversaciones es frecuente oír un sin fin de malas referencias sobre las películas de los Estados Unidos. Suelen relacionarse con el cine fácil, con los lugares comunes, y con las narraciones tradicionales de bombas, carros veloces, hombres musculosos y mujeres voluptuosas.

Es cierto que ese tipo de cine es una de las caras del séptimo arte americano. Sin embargo, tiene muchas otras.

Semana Educación le recomienda cuatro grandes películas del cine norteamericano.
 
¡Qué verde era mi valle!


En Gales, entre las montañas, se levantaba un pueblo, con casas modestas esparcidas por las laderas. Y en una, como cualquier otra, vivía Gwilym Morgan, la cabeza de una de las muchas familias del valle. Todos los días él y sus hijos recogían carbón entre los túneles oscuros y peligrosos que se bifurcaban una y otra vez como si no conocieran fin.

Después del trabajo Gwilym y su encantadora esposa, Beth, se esforzaban por mantener sus tradiciones, la unidad familiar, las jerarquías, la religión, el trabajo duro, y el respeto por las autoridades. Y es desde esta familia, como John Ford, decidió narrar la vida dura, y feliz, y dramática, y digna, de los mineros en Gales.



El Gran Carnaval

    
Chuck Tatum es un periodista ambicioso, que sueña con trabajar en el New York Times, con recorrer elegantes avenidas, y con encontrar noticias emocionantes. Pero, para su desgracia, está estancado en un periódico local de una ciudad olvidada.

En uno de sus aburridos reportajes, sobre la caza anual de culebras cascabel, se entera de que el dueño de un negocio se ha quedado atrapado en un derrumbe. Así que Chuck Tatum, en la película de Billy Wilder, consigue convertir la tragedia de un hombre en una noticia nacional.

El protagonista manipula los eventos, retrasa el rescate, y le da una forma conmovedora a la no tan angustiada esposa, para lanzar la noticia a la fama. La vida y el sufrimiento se convierten en una loca espiral, en una auténtica feria en la que los medios comercian con las vidas.




Terciopelo azul


En una pequeña ciudad, apacible, tranquila, hay amas de casa que cocinan galletas y tortas de manzana, en sus cocinas adornadas con un sin fin de electrodomésticos; y maridos que se levantan temprano para trabajar, un día tras otro, para comprar una casa más grande, y un carro también más grande. Y todos, con una sonrisa en la boca, disfrutan el sueño americano.

En una ciudad así, tranquila como cualquier otra, Jeffrey, el protagonista de la película de David Lynch, encuentra una oreja humana en el pasto. La recoge con discreción y la lleva a la policía.

Los detalles de la investigación, revelados por Sandy, la hija del detective a cargo del caso, llevan a Jeffrey a adentrarse en una Norte América más profunda, más sórdida y más compleja que la de los deliciosos pies de manzana.




Matar a un ruiseñor


En Alabama, al Sur de los Estados Unidos, Atticus Finch, un abogado decide hacerse cargo de un caso que nadie quiere tomar: la defensa de un negro que ha sido acusado de violar a una mujer blanca.

Finch durante el juicio se enfrenta al racismo, la opresión, y la miseria de los campesinos blancos que con su ignorancia, su odio, y sus fusiles, continúan levantando barreras raciales.

La fotografía y el guion y la excelente dirección de Robert Mulligan, recuerdan la elegancia y el buen gusto con el que el cine norteamericano también se ha distinguido.




PARA EL DEBATE

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