El cuento eterno de la paz

La historia tiende a repetirse, y en Colombia, donde la guerra desde hace décadas es pan de cada día, los hechos parecen calcados del pasado. En febrero de 1983, por primera vez, un sagaz guerrillero que se hacía llamar Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo tomó la iniciativa de conversar de paz con el gobierno. La idea era hablar con Otto Morales Benítez, entonces presidente de la Comisión de Paz, para expresarle el supuesto deseo de las Farc de acabar con el conflicto. La noticia dio pie para que SEMANA publicara un artículo titulado ‘Tirofijo: nuevo interlocutor’. En las conversaciones se habló de convivencia política, de reformas en beneficio de la población y de la anhelada paz. Como hoy, en ese entonces los insurgentes presionaron a la opinión pública al atacar durante las negociaciones, y el proceso de paz, que heredó el gobierno de Virgilio Barco, se fue accidentado hasta que se rompió con la llegada de César Gaviria, quien decidió tomar el campamento central de las Farc en Casa Verde. La iniciativa de Tirofijo terminó en un fracaso y la Unión Patriótica, el brazo político de la guerrilla, fue masacrada. La guerra eterna volvió a empezar.