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La muerte de Calidoso –Marco Tulio Sevillano, de 50 años– se convirtió en toda una paradoja.

17 de mayo de 2014

La muerte de Calidoso –Marco Tulio Sevillano, de 50 años– se convirtió en toda una paradoja. Gracias a ella, el país se enteró del ser maravilloso que era este habitante de la calle. Pero también, su trágico fallecimiento puso en evidencia la brutalidad a la que ha llegado Colombia.


A pesar de que hace más de 30 años, desde cuando se quedó sin mamá, Sevillano vivió en la calle, todos los días daba una lección de humanidad con su dulzura. Una estudiante de la Universidad Javeriana, conmovida, contó cómo una vez que se quedó sin plata para el transporte, Calidoso le dio la que había recogido durante el día y la acompañó hasta TransMilenio. Otros aseguraron que era el ángel de la guarda que los protegía cuando salían a altas horas de la noche de sus turnos del Hospital San Ignacio. Y uno de sus amigos de la calle decía que él les enseñaba a quererse y a portarse bien. La mañana del sábado 3 de mayo se despertó en una cobija envuelta en llamas, en el rincón en el que dormía, debajo del puente del caño Arzobispo con la carrera Séptima. Agonizó hasta el viernes 9 de mayo. La versión más creíble, por ahora, indica que otro habitante de la calle, Piraña, llegó alterado porque vio a Calidoso con ‘su‘ cobija y en ‘su‘ rincón. Lo increíble es que su muerte, registrada como N.N. solo fue conocida cuando los estudiantes de la Javeriana se dieron a la tarea de averiguar lo que había pasado con su ángel protector. Para rendirle un homenaje, estudiantes y directivas realizaron esta semana un multidudinario funeral simbólico (foto).