“El verdadero periodismo necesita tiempo y espacio más allá de Twitter”

SEMANA: En tiempos de redes sociales y virtualidad, ¿por qué hacer una entrevista extensa y reproducirla en un libro?

Diana Calderón: Porque la experiencia del libro es irremplazable. Las redes generan una falsa sensación de conocimiento; el verdadero periodismo necesita tiempo y espacio más allá de Twitter. El libro me da una sensación de permanencia. Lo escrito nos permite no centrar la atención en nuestra propia voz y, en cambio, soltar la pluma sobre el personaje.

SEMANA: ¿Cómo lograr el equilibrio informativo, y liberarse de las pasiones e inclinaciones políticas e ideológicas para entrevistar a los personajes más poderosos del país?

D.C.: No creo que uno se libere de sus inclinaciones propias, solo las mantiene a raya para poder escuchar. Se hacen preguntas desde lo que uno piensa y cree. Eso, precisamente en un libro, le permite al entrevistado plantear la suya en contraposición. El equilibrio surge de ahí, no de aparentar neutralidades.

SEMANA: ¿Por qué entrevistar al presidente Duque para un libro, si él constantemente da entrevistas a los medios?

D.C.: En los medios los gobernantes en ejercicio siempre contestan con el discurso que quieren vender. En una entrevista sin tiempo es posible abordar temas de la personalidad, observar, descubrir al personaje a partir de sus gustos, de la familia. Buscar dolores, historias que permitan saber por qué alguien piensa y actúa de determinada forma.

SEMANA: ¿Usted cómo cree que Duque será recordado?

D.C.: No tengo idea. No podría saberlo faltando dos años. Por ahora no hay un legado claro. Y menos en medio de la pandemia que le tocó a él. Veremos cómo lidera al país y la recuperación en medio de la crisis económica.

SEMANA: ¿Qué opinión tenía de Duque antes de hacerle esta entrevista extensa? Y ahora, ¿qué opinión tiene de él?

D.C.: Tenía la idea de que era demasiado inexperto para enfrentar un país como el nuestro, que podía ser un poco naif, un hombre juicioso, algo ñoño y querido. Confirmé algunas cosas y conocí otras. Creo que Iván Duque es un hombre inteligente, con una memoria sorprendente, que ha acumulado lecturas y conocimiento, que hace un esfuerzo por mantenerse genuinamente equilibrado y está lleno de lugares comunes que no necesita. Disciplinado. Su convencimiento en que todo lo hace bien no lo deja ver las realidades que vemos otros. Lo que sí le puedo decir es que fue muy respetuoso de mis opiniones.

SEMANA: ¿Cuál ha sido el descubrimiento más interesante o curioso que hizo a raíz de la entrevista?

D.C.: Su amistad previa con el actual fiscal, con quien estudió y a quien recogía a diario; los amigos del llamado grupo semilla, donde está el actual superintendente Andrés Barreto y el concejal Andrés Forero. El papel de Fabio y Luigi Echeverri; su negativa a mencionar al expresidente Juan Manuel Santos por su nombre, que se ve de manera sutil en sus respuestas. Las historias de sus abuelas, su religiosidad. Muchas más.

SEMANA: ¿El proceso de Uribe puede llegar a afectar la gobernabilidad de los últimos dos años de mandato?

D.C.: Creo que ya está sucediendo. En un ambiente de equilibrio de poderes resquebrajado, las posiciones de Uribe impiden consensos. De otro lado, Iván Cepeda reclama la llama de la justicia como propia. No me imagino una gobernabilidad más difícil. Ahí está el desafío para estos dos últimos años: mantenerse al margen de esa situación y buscar un consenso nacional.

SEMANA: ¿Qué consejo le daría a Duque para estos dos últimos años?

D.C.: No, ninguno. Qué tal que uno creyera que puede darle consejos al presidente.