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La voz que se fue de repente

13 de enero de 2007

Pasó buena parte de su vida evitando saludar de mano o de beso en la mejilla. Fue un maniático del aseo. Nunca habló de política ni de religión en los micrófonos y tampoco lo entusiasmaba hacerlo en privado. Tenía memoria de archivo y voz de poeta fumador. Amaba el vodka y la historia. Baltasar Botero murió de un infarto, a los 71 años, el martes pasado, el mismo día en que retornaba de vacaciones a su programa Pase la Tarde con Baltasar, en la emisora antioqueña Múnera Eastman Radio. Hoy, las señoras encopetadas del barrio El Poblado y las madres comunitarias de Castilla, los tenderos de Manrique y los taxistas de Aranjuez y Laureles siguen sintonizando el 790 AM esperando que la voz de Baltasar Botero les cuente algo de cultura, de medicina, de reinas y de toros o les lea la última receta de cocina. Ha muerto un mito, desaparece la voz que fue leyenda, se fue uno de los grandes locutores de Colombia. Habló, habló y habló por los micrófonos durante cinco décadas y pocos colombianos pueden negar la influencia de su voz en la radio familiar: Radio Bolivariana, Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Radio Libertad, Radio Sinfonía, La voz de los Estados Unidos, Radio Sutatenza, La voz de Medellín (RCN), Caracol, Todelar y Súper. Su garganta pasó por todas y, como pocas, se añorará.