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Reinas y sociedad

7 de julio de 2003

Algo no funciona bien en este país cuando miles de jovencitas hacen lo que sea para asistir a un reinado que, a propósito, abundan insólitamente por doquier. El último caso es el de la señorita Bogotá, que se presentó al Reinado del Joropo ocultando la existencia de su hijo. Sorprende la decisión de la concursante de violar el reglamento pero igual impresionan los valores que se venden en estos certámenes, en los que de entrada se descalifica a las mujeres por su condición de madres. Como si éstas ya no tuvieran valor y estuvieran fuera de un mercado en el que los consumidores exigen productos que semejen una falsa inocencia. Pésimo y contradictorio el mensaje que se envía a la sociedad.