Natasha Harris, una neozelandesa de 30 años, murió de un ataque cardiaco en febrero de 2010. Un patólogo indicó que el consumo de Coca-Cola fue un factor determinante en la muerte de la joven, por lo que las críticas a la compañía no se hicieron esperar. Sin embargo, pronto se supo que la mujer bebía descomunales diez litros de la gaseosa al día, fumaba 30 cigarrillos diarios, comía poco y además vomitaba seis veces a la semana, sin buscar nunca atención médica. Con un estilo de vida semejante, a nadie sorprende que el cuerpo colapsara, menos a su novio, Chris Hodgkinson, que dijo: “Es solo una bebida, como el agua. Nunca pensé que una gaseosa la fuera a matar”.
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Todo en exceso es malo
Natasha Harris, una neozelandesa de 30 años, murió de un ataque cardiaco en febrero de 2010.
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