Semana Sostenible
Sebastião Salgado: el fotógrafo que convirtió la Amazonía en arte
Su archivo fotográfico es un homenaje a la naturaleza. Con la Amazonía como protagonista, Salgado convirtió la biodiversidad en un mensaje global.

La última gran exposición de Sebastião Salgado muestra la Amazonía en toda su majestuosidad. Las 205 fotografías exhibidas en ciudades como París, Roma, Los Ángeles, Singapur y Ciudad de México son el resultado de 58 excursiones al Amazonas realizadas a lo largo de nueve años. Él siempre buscó sumergirse en las temáticas que abordaba y convivir con los sujetos de sus imágenes. Por ello recorrió cientos de kilómetros de río en la selva tropical más grande del planeta, caminó entre sus tupidos árboles, vivió temporadas con varias de las comunidades que la habitan y la sobrevoló para retratar sus monumentales proporciones.
Más de 1,5 millones de personas alrededor del mundo visitaron la taquillera exhibición, en un momento de gran preocupación por la posible llegada de la Amazonía al punto de no retorno.
Salgado no siempre fue un fotógrafo de naturaleza. Aunque en sus imágenes el cielo y el paisaje tendieron a ser protagonistas, su primer gran proyecto ambiental fue Génesis (2004-2013). Se embarcó en él con la intención de rendir homenaje a la naturaleza y su majestuosidad en medio de la crisis climática. Aquellos años dedicados a observar la flora y la fauna del planeta le hicieron comprender plenamente que los seres humanos son solo una criatura más en este mundo.
Salgado y la fotografía
Salgado —quien murió en mayo de 2025— era un economista brasileño que se convirtió en fotógrafo. Su archivo lo evidencia. “Era un hombre culto, interesado en la economía y la sociología, que entendía los movimientos de los mercados globales y las conexiones entre las distintas industrias”, explic Parvati Nair, profesora de la Universidad Queen Mary de Londres y autora de A Different Light: The Photography of Sebastião Salgado.
Había estudiado economía en São Paulo y culminado un doctorado en París. En 1973, con 29 años, dejó su prometedora carrera porque se enamoró de la fotografía, al comenzar a tomar imágenes con la cámara de su esposa en sus frecuentes viajes a África como funcionario de la Organización Internacional del Café.
Saltó a la fama en 1981, cuando capturó el instante en que intentaron asesinar al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. En un día sus fotografías le dieron la vuelta al mundo. A pesar de que la fama le llegó por el fotoperiodismo —trabajó en la agencia Magnum Photos antes de fundar su propia firma, Amazonas Images, y cubrió noticias como los incendios petroleros de Kuwait durante la Guerra del Golfo—, Salgado no fue propiamente un reportero. Su obra se presentó sobre todo en exposiciones y libros curados por su esposa, Lélia Wanick.
Todos esos proyectos —como la exposición Amazonía— fueron el resultado de múltiples viajes a decenas de países. Estaba allí, capturando con su cámara cómo los conflictos sociales y las transformaciones ambientales, políticas y económicas de finales del siglo XX y comienzos del XXI impactaban la vida de millones de personas. “Estaba interesado en mirar las estructuras y los sistemas de la modernidad”, dice Nair.
Las temáticas que retrató siguen siendo relevantes, quizá incluso más hoy que entonces. En 1986 inició Trabajadores, que se adentraba en el mundo del trabajo manual en un planeta cada vez más industrializado: desde los obreros del acero en la Unión Soviética hasta los pescadores artesanales de Sicilia y Galicia. Poco después, en Éxodos (1993-1999), abordó el fenómeno de las migraciones masivas. Durante seis años visitó 26 países y fue testigo de tragedias como el río humano de desplazados generado por el genocidio de Ruanda en 1994. Ese tema sigue siendo noticia en la actualidad, ya sea en Gaza o en Ucrania.
Arte y documento histórico
Sus fotografías son al mismo tiempo documentos históricos y obras de arte de impactante belleza. “Es un mago de la luz”, dijo Juanita Solano, profesora de Historia del Arte de la Universidad de los Andes. Sus imágenes en blanco y negro reflejan un magistral manejo del claroscuro. “Es un estilo artístico deliberado”, añade Nair, quien también destaca su capacidad para narrar historias visuales al enmarcar a los sujetos en la realidad que los rodea.
Su talento fue ampliamente celebrado. Recibió algunos de los reconocimientos más importantes de la fotografía, entre ellos el Premio W. Eugene Smith de Fotografía Humanitaria y el Edna y Victor Hasselblad. En 2007 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. No obstante, su trabajo también provocó intensos debates sobre el dilema ético de la fotografía documental. Se decía, por ejemplo, que en la serie Éxodos sus imágenes idealizaban el sufrimiento humano. “Hay cosas de Salgado que me gustan y otras que no. Aun así, aprendo de las que no me gustan. Pienso, por ejemplo, si a veces puede caer en una sobreestetización de la mirada o si quizá romantiza demasiado a las comunidades. Preguntas como esas me ayudan a seguir formulando mi propia manera de trabajar”, afirmó el fotógrafo colombiano Federico Ríos.
Un mensaje de esperanza
El brasileño no era un activista. Se concentraba en su trabajo y dejaba al espectador la responsabilidad de decidir cómo reaccionar. Sin embargo, el Instituto Terra, la organización que fundó junto con su esposa en 1998 para reforestar la finca de su padre en Minas Gerais, “es la visión de Salgado en acción”, dice Nair. Hoy el instituto gestiona un área de 2.346 hectáreas y ha sembrado más de tres millones de árboles de 239 especies nativas de la selva atlántica, que han atraído más de 235 especies de animales, incluidos monos y jaguares.
El proyecto ambiental se complementa con uno educativo. En 2005 crearon la iniciativa Terrinhas para sensibilizar a profesores y estudiantes de la región sobre la importancia de la sostenibilidad. Para 2017 ya habían llegado a más de 7.500 alumnos.
En 2023 el Instituto Terra recibió el prestigioso Premio Gulbenkian de la Humanidad por su titánica labor de restauración ambiental. Es, al igual que el archivo fotográfico de Salgado, una muestra de amor profundo por el planeta.