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Susy Mora y su gato Morgan son un dúo alternativo

El hijo consentido de la presentadora, locutora y empresaria Susy Mora se llama Morgan, un gatito de raza única que se roba toda su atención cada vez que llega a casa.

30 de mayo de 2017

Morgan tiene alma de perro. Le encantan las caricias, los juegos y no se separa ni un segundo de su dueña. No importa quién llegue a casa a visitarlo; él siempre lo recibe con ronroneos y mimos. “Es mitad perro, un cuarto de ser humano y otro cuarto de gato, porque, además de ser muy inteligente, es súper consentido, tranquilo y se deja acariciar de todo el mundo. Es un gato alternativo y un poco raro, tal como la mamá”, menciona Susy Mora, entre risas. 

Este pequeño de color blanco con negro y ojos ámbar llegó a la vida de la presentadora y locutora hace tres años. Ella se moría por adoptar un gato y una de sus grandes amigas, que recientemente había incluido en su núcleo familiar a un minino, la llevó al sitio donde conocería a su ‘hijo’. Inicialmente, eligió a un peludo gris, pero Morgan se acercó para que le jugara y se enamoró de su carácter extrovertido, apasionado y tierno. 

Si bien los felinos tienden a estresarse y a sentir miedo ante los cambios, especialmente cuando están fuera de su territorio, para Morgan fue completamente fácil adaptarse a su nuevo hogar. Tomó el control de la situación, tal como un capitán cuando se embarca en una travesía. 

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Al llegar, empezó a recorrer el espacio tranquilamente. Localizó su caja de arena y se acomodó en su gimnasio, el cual se convirtió en su lugar favorito porque está ubicado al lado de una ventana, entonces se acuesta a tomar el sol mientras observa entretenido lo que sucede en la calle. Le gusta tanto que, a pesar de que ya tiene uno nuevo, prefiere permanecer siempre ahí”, cuenta Susy. 

Morgan difiere en otros aspectos de sus parientes gatunos. Mientras la mayoría de felinos odian el agua, para él es sinónimo de diversión, pues aunque es juicioso y tranquilo, de vez cuando realiza una que otra travesura sin importar las consecuencias. 

 “Le encanta meterse a la ducha cuando yo salgo de bañarme, juega con el agua que quedó, sale y deja la casa llena de huellas. Él espera juicioso en el tapete a que yo salga y apenas sabe que estoy lejos, por ejemplo en la cocina, hace su maldad. Sabe que está prohibido y cada vez que lo hace lo regaño horrible, pero no le importa, porque cuando siente que estoy cerca sale corriendo y se mete debajo de la cama antes de que le diga cualquier cosa”, asegura Susy. 

Como si fuera poco, a Morgan también le encanta destapar la caja de los copitos de algodón, morderlos, destruirlos y dejar una nube blanca y esponjosa por todo el apartamento de la presentadora. Esta diablura la descubrió por accidente el día que se quedó encerrado por horas en el baño y, en medio de su aburrimiento, comenzó a explorar nuevas formas de recreación. 

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Conexión innata 

El cariño de Susy por los animales nació desde que era muy pequeña, ya que compartía constantemente con los perros, gatos, gallinas, vacas y caballos de su finca. A partir de esto, a sus seis años se adentró en el mundo de la equitación, una pasión que le permitió establecer nexos inquebrantables con su yegua Carmen Electra, a la cual recuerda con gran afecto y gratitud por cada una de las experiencias vividas. 

Uno de los primeros deseos que el Niño Jesús le concedió fue un labrador dorado llamado Coco, con el que tuvo la oportunidad de vivir grandes aventuras durante su infancia y adolescencia, y la razón por la cual ama a los perros. 

Actualmente, en su casa de Medellín tiene a un bulldog francés llamado Homero y a Gastón, un gran danés. Sin embargo, su apego por los gatos es más profundo. “Con los felinos siento una mayor empatía, pero definitivamente me encantan todos los animales. Soy una fiel creyente de que convivir con ellos genera lazos de unión importantes y una sensibilidad enorme”, dice.

 

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Susy disfruta pasar la mayor parte de su tiempo en casa con Morgan, acostarse con él a ver películas, a dormir o a intentar trabajar. No hay un solo segundo en el que no estén brincando, correteando por doquier o tomándose selfies, pues si hay algo que le encanta a esta mujer, quien también estudia actuación, es aprovechar cualquier oportunidad para tomarle una instantánea y subirla a sus redes sociales para que sus casi 127.000 seguidores se deleiten con las poses graciosas que realiza. 

“Lo que más me gusta hacer es cogerle la cara y aplastársela, abrazarlo durísimo, darle besos en los cachetes, en la boca y en la nariz. Yo creo que él debe decir ‘mi mamá es demasiado cansona’, pero eso le encanta. Lo molesto mucho y juego con él. Cuando le dan ataques de ternura me empieza a morder la puntica de la nariz y a eso es a lo que yo le llamo ‘mordisquitos de amor’. También, cuando estoy trabajando en la cama, él se mete debajo de las cobijas, saca la cabeza, se arruncha y yo lo ‘entrepierno’ y todo, tal como a un ser humano. Es demasiado inteligente porque, por ejemplo, por la mañana, cuando ve que abro los ojos, va y me da los buenos días, pero jamás me despierta, es súper respetuoso”. 

Para Susy, la conexión que una mascota tiene con su dueño es tan perfecta, que logran comunicarse y expresar sus sentimientos. 

Ellos entienden todo. Cuando cumplimos seis meses juntos lo llevé a la veterinaria para que lo esterilizaran y lo cuidaran por un par de días porque tenía un viaje programado; cuando regresé estaba bravo conmigo. Siempre que vamos en el carro, él se hace en mis piernas y mira por la ventana, pero ese día, cuando lo saqué del guacal, inmediatamente se fue para la silla de atrás. Cuando llegamos a casa duró todo un día sin determinarme metido debajo de la cama, pero no resistió mucho tiempo y nos reconciliamos. Se notaba que me decía como ‘mamá, ¿por qué me deja tirado? Se olvida de mí y vuelve como si nada luego de que me operan’”, dice jocosamente. 

Por medio de la comida también se entienden, ya que Susy guarda en una gaveta de la cocina su aperitivo favorito: las latas de atún. Cuando Morgan observa que ella abre esa pequeña puerta, sale corriendo, empieza a maullar y a moverle la cola coquetamente por entre sus piernas. Más se demora ella en colocar la golosina en su plato que él en abalanzarse sobre esta. 

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Una mujer extrema 

Sentir que su corazón late a gran velocidad y que la adrenalina corre por sus venas son las razones que explican otra de las grandes pasiones de Susy, además de los animales: los deportes extremos. Estar a gran altura, sobrevolando hermosos paisajes, es una de las actividades que más le llena el alma, por eso cuando tiene la oportunidad de saltar en tándem —una variación del paracaidismo tradicional— no la desaprovecha. 

También ha ingresado en el mundo de las motos, ya que, como ella misma dice, “quería ser la nena cool que llegaba a recoger a su novio en motocicleta y recorrer Sudamérica en dos llantas”. Por eso, practica asiduamente en campos de motocross y cada sesión la comparte en su canal de YouTube, llamado #BenditaPasión. 

Siempre he sido una mujer ligada al deporte y considero que es la mayor expresión de amor hacia ti mismo, especialmente cuando se cruza una meta después de muchos meses de entrenamiento, como, por ejemplo, cuando corrí mis primeros 21k. Pero lo que realmente me fascina son los deportes considerados para hombres, porque la adrenalina que generan es indescriptible, menciona. 

Susy es una mujer que no está ligada a las rutinas, y a diario demuestra que es capaz de moverse en diferentes facetas: la de guerrera que llega al límite, la de mujer sensible, que le permite entregar su cariño a Morgan, la de emprendedora con su marca de joyería DuránMora —la cual desarrolla junto a su novio— y la de artista, con la que demuestra su talento a través de la pantalla. 

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