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Cuestión de género

¿Brandon Teena o Teena Brandon? La mujer transexual asesinada en 1993 vuelve a ser noticia gracias a la cinta ‘Los muchachos no lloran’.

15 de mayo de 2000

Hacer realidad un sueño puede ser algo difícil. Sobre todo si se tienen 21 años y las oportunidades de salir adelante se encuentran sepultadas en un polvoriento pueblo de Nebraska. Teena Brandon quería hacer realidad un sueño que sus amigos consideraban un deseo extraño, morboso y enfermo. Quería ser hombre.

Y como los sueños tienen su precio, a Teena el suyo le costó la vida. El 31 de diciembre de 1993 Thomas Niessen y John Lotter entraron a la casa en la que Teena se hospedada y sin pensarlo dos veces les dispararon a ella y a los dos amigos con los que se encontraba.

La tragedia de Teena Brandon o Brandon Teena —su identidad masculina— es el tema de la película Los muchachos no lloran, cinta que le permitió a la actriz Hillary Swank llevarse el Oscar como mejor actriz el pasado 26 de marzo.

La historia de la joven transexual se ha convertido en el estandarte de los grupos homosexuales de Estados Unidos, que buscan concientizar a la sociedad sobre los peligros de la intolerancia.

Thomas Niessen y John Lotter estaban heridos en su orgullo. Una jovencita recién llegada a Humboldt les había metido los dedos en la boca y había seducido a las mujeres de la localidad con artimañas como la ternura y la comprensión. Para ese entonces ningún habitante del pueblo sabía que en la vecina ciudad de Lincoln Teena había crecido con la convicción de ser un hombre que, por circunstancias de la vida, había nacido en el cuerpo equivocado. Lo suyo no era cuestión de travestis ni lesbianas: era un simple desliz de la naturaleza que pronto se solucionaría con un tratamiento hormonal y una cirugía. Esa fue la explicación que le dio a Lana Tisdel, una joven de 19 años con la que mantuvo una breve relación mientras estuvo en Falls City. Teena le aseguró que era hermafrodita y que después de la operación sería un hombre en el sentido biológico de la palabra.

Pero Teena no alcanzó a hacer realidad su sueño. Un cheque falsificado alertó a las autoridades sobre su verdadera identidad y poco a poco su sueño se fue derrumbando. Sus antiguos amigos se sintieron engañados por las revelaciones y decidieron demostrarle a Lana que su ‘novio’ era una mujer. El 24 de diciembre Niessen y Lotter llegaron hasta la casa de Lana y allí mismo desnudaron a Teena para que sus atributos quedaran a la vista. Luego se la llevaron a un lugar apartado, la golpearon y la violaron.

Ultrajada en su feminidad y en su hombría, Teena acudió a las autoridades para denunciar el hecho pero sus quejas no fueron escuchadas. Una semana más tarde los agresores fueron en su busca para terminar el trabajo que habían comenzado.

Ese invierno la policía capturó a los homicidas y después de un largo juicio la pareja recibió su merecido. Niessen fue sentenciado a tres cadenas perpetuas y Lotter espera que la Corte Suprema revise el dictamen y lo salve de la pena de muerte.

Se quiera o no, el límite de los sexos ya se ha desdibujado y con la historia de Teena Brandon queda al descubierto uno de los planteamientos de Dany Boyle en la película Trainspotting: de ahora en adelante ya no habrá hombres ni mujeres, sólo personas.