Home

Gente

Artículo

Una mujer con pasado

La vida amorosa de Pamela Harriman, la nueva embajadora de Estados Unidos en Francia, parece extraída de un guión cinematográfico.

5 de julio de 1993

EL DIA QUE BILL Clinton fue desahuciado como candidato a la Presidencia de los Estados Unidos -luego de su aburrido discurso en la Convención de 1988-, sólo una mujer se apiadó de él: Pamela Harriman. La principal protagonista de la vida social de Washington, invitó al entonces desconocido gobernador de Arkansas y a su esposa a comer a su casa. Hay quienes dicen que gracias a este gesto, hoy es la embajadora de los Estados Unidos ante los franceses, un nombramiento que ha despertado comentarios suspicaces en los dos lados del Atlántico. ¿La razón? Se trata de una inglesa de 73 años, con tres matrimonios a cuestas (uno de ellos con el hijo de Winston Churchill), y una larga lista de romances con personajes como el príncipe Ali Khan, el cantante Frank Sinatra y el presidente de la Fiat, Gianni Agnelli. Pero dígase lo que se diga, los demócratas le deben a Pamela Harriman, su llegada a la Casa Blanca. Y ni siquiera sus enemigos desconocen que siempre ha ejercido la diplomacia y ha sabido manejar el poder.
Esto quedó demostrado el día de su confirmación por parte del Senado norteamericano. Cuando se presentó ante la comisión de Asuntos Exteriores, lo hizo con la misma desenvoltura con la que actúa como anfitriona. No en vano, la mitad de los senadores que la interrogaron sobre temas como el GATT y el Tratado de Maastricht, son invitados habituales a su mesa. Luego de los efusivos saludos, y preguntas acerca de su hijo -el parlamentario británico Winston Churchill junior-, Pamela Harriman se dispuso a enfrentarse a quienes han puesto en duda su capacidad como embajadora. Pero en pocos minutos, su avasalladora personalidad puso en la lona a sus contrincantes. Un botón de muestra:cuando uno de los senadores, para sentar su desaprobación, le citó los nombres de 15 de sus colegas que se habían beneficiado de su generosidad durante sus campañas y en un tono irónico exclamó: "¡Pero yo no estoy en la lista!. La señora Harriman le replicó sin pestañear: "Mi querido amigo, usted nuncan me ha pedido nada" En menos de una hora fue confirmada en su cargo.
La verdad es que Pamela Digby, la hija menor de un barón londinense, ha seducido a la mayoría de los hombres que la han conocido desde que hizo su aparición en sociedad en 1938, en el Palacio de Buckingham, ante el rey George VI. Tenía 19 años cuando conoció a Randolph Churchill, con quien se casó un año después a pesar de las protestas de su familia que lo consideraba un alcohólico. Mientras su esposo estuvo en la guerra, se fue a vivir al número 10 de Downing Street, con su suegro, el primer ministro inglés, quien reconociendo su encantadora personalidad la encargo de organizar rcuniones para animar a los americanos a seguir en la guerra. Dos años después, acosada por las deudas de juego de su marido, se fue a Nueva York, donde tuvo una breve pero intensa relación sentimental con el periodista de la CBS Edward Murrow. Al final de la guerra, se radicó en París. De esa época son sus tórridos romances con Gianni Agnelli y el barón Elie dc Rothschild, y también sus publicitados affaires con Frank Sinatra y Ali Khan.
En 1958,durante una visita a Nueva York, Pamela Harriman conoció al productor de Broadway Leland Hayward. Dos años después él se divorció de su segunda esposa para casarse con ella. Aunque se amaban, la relación fue tormentosa a causa de los hijos de Hayward, uno de los cuales escribió un malévolo best seller sobre su madrastra titulado Haywire. Después de la muerte dc su segundo esposo, Pamela se encontró con Averell Harriman, heredero de la Unión Pacific Railroad, quien tenía 79 años y acababa de enviudar. Poco tiempo después, en 1971, se casó con el ex candidato presidencial y ex emhajador de Kennedy y, como regalo de bodas, ella pidió la ciudadanía norteamericana.
Durante 15 años fue una mujer dedicada a su esposo, cuyas únicas incursiones en la política eran para estar al lado de su marido. Al morir Harriman,en 1986,Pamela heredó cerca de 75 millones de dólares y decidió dedicar su fortuna y su trabajo a la causa demócrata. Su casa se convirtió prácticamente en la sede de la campaña, desde donde se marcaron las estrategias para conquistar el poder. Cuando el diseñador de joyas Kenneth J.Lane creó un broche -un saxofón de oro- para obtener fondos para la campaña de Clinton, Pamela Harriman fue la primera en lucirlo. Por todo eso, a los ojos de los demócratas, Pamela Harriman se ha ganado su puesto en el actual gobierno. -