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'Pinturas de guerra', Ángel de la Calle.

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‘Pinturas de guerra’, el cómic como política y resistencia a la opresión

Una reseña del cómic del historietista español Ángel de la Calle: relatos de exiliados latinoamericanos en un doble espejo que retrata la París de finales de los sesenta y las dictaduras y la represión que sufrieron los países latinoamericanos.

Mario Cárdenas
19 de diciembre de 2018

A finales de los setenta, París ya no era una fiesta: era un refugio. Nueva York era el centro cultural de Occidente y por la calles de la capital francesa solo deambulaban puñados de refugiados y exiliados latinoamericanos que trataban de hacerse un lugar mientras el fascismo se apoderaba del gran parte del sur del continente americano y extendía su sombra hasta exterminarlo. Parte de esa historia es el testimonio de Pinturas de guerra de Ángel de la Calle, historietista español, antiguo colaborador de El Víbora y autor también de la celebrada novela gráfica Modotti, una mujer del siglo XX, la biografía de la fotógrafa Tina Modotti y sus conexiones con las corrientes artísticas y políticas de su tiempo.

La historia en Pinturas de la guerra tiene dos lados: el lado de allá, donde se desdibuja la París del situacionista Guy Debord y donde críticos de arte, políticos y escritores, actrices y torturadores se dan cita en el escenario de la última revolución del siglo XX, la de Mayo del 68, y el lado de acá, desmembrado y consumido por las dictaduras y la represión que sufrieron los países latinoamericanos (un lado oblicuo que comparten Santiago de Chile, Buenos Aires, Montevideo y Ciudad de México). Con distintas miradas, De la Calle va presentando en un relato con viñetas estrechas y amplitud de texto la vida de personajes reales como Juan Goytisolo, Jean-Paul Sartre, Lorenzo Mattotti y personajes ficticios, que entran y salen de un mundo parecido al Estrella distante de Roberto Bolaño, donde se juega y se salta en medio de referentes como Wilfredo Lam, Antonin Artaud, Hugo Pratt o Guido Crepax.

A través de los relatos de exiliados latinoamericanos y las derivas de un escritor-investigador que sigue los pasos de la actriz Jean Seberg, en una ruta de lectura que se traza como una variante posible de Rayuela, de Julio Cortázar, Ángel de la Calle cruza los testimonios de artistas silenciados, mostrando no solo su desdicha presente, sino el origen y la militancia de los valientes mientras trataban de sobrevivir en París. Eso retratando sus métodos, reflexionando sobre el arte y su función política, que en esos años ya presentaba los primeros síntomas comerciales que traería la decadencia de las vanguardias, consecuencia del capitalismo tardío.

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En las páginas del lado de acá de estas Pinturas de guerra se reconocen episodios históricos que marcaron los años sesenta y setenta: las protestas de los estudiantes mexicanos y su masacre por parte del gobierno en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en México, la represión que ejerció la dictadura chilena contra con el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), tras el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, la Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires, donde fueron torturados y desaparecidos miles de opositores al régimen de Videla. Pinturas de guerra, esa guerra silenciosa que ha quedado gran parte en la impunidad, es una caja de resonancia que no olvida las operaciones que torturaron, encerraron y asesinaron en campos de concentración a generaciones de opositores de las dictaduras, con la complicidad de los gobiernos y las agencias paraestatales cesaron la vida de una generación de jóvenes latinoamericanos por ser distintos y representar una amenaza a la hegemonía política.

De la Calle no solo narra los testimonios y episodios históricos, sino que instala en el personaje investigador la lectura de El hombre en el castillo de Philip K Dick, como si leer el libro dentro de la historia fuera una paradoja de ese tiempo y de los primeros años de este siglo, ya que con la  presencia de la ucronía diseñada por Dick se confirma el dominio creciente del fascismo en occidente y en los países del sur (algo que Bolaño sugirió en La literatura nazi en América).

Galardonado con el 2017 con el Premio a Mejor Obra de autor español durante el 36 Salón Internacional del Cómic de Barcelona, estas Pinturas de guerra en cómic son al tiempo un documento histórico que reivindica las acciones de una ciudad, de los pueblos, las de un tiempo y las utopías cercenadas, dándole voz a los artistas que sacrificaron su futuro por la defensa de sus ideales. Este libro, hace del cómic una política y un manifiesto de utilidad, mostrando luego de un tiempo, el espejo roto de la historia reciente que parece repetirse en los últimos años, con unos métodos de tortura, que en estos años son económicos y se hacen asfixiantes e imperceptibles.

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Pinturas de guerra

Ángel de la Calle

Editorial Reino de Cordelia

304 Páginas

2017

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