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Naftali Bennett podría ser primer ministro en un sistema de rotación en el poder y dejaría a Netanyahu por fuera del cargo. | Foto: AP

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Oposición en Israel, muy cerca de formar gobierno

Yair Lapid y Naftali Bennett tendrían en sus manos el futuro político de Benjamín Netanyahu y de todo el país. El actual primer ministro podría abandonar el cargo tras 12 años.

1 de junio de 2021

Las negociaciones para formar una coalición de gobierno en Israel que reemplace al primer ministro, Benjamin Netanyahu, entran a su recta final, marcada por las reparticiones de ministerios y por varios intentos para impedir esta incipiente unión política.

La maratón de negociaciones continuó durante la noche entre los equipos de los principales dirigentes de izquierda, centro y de una parte de la derecha, entre ellos Yamina, la formación del líder de derecha radical Naftali Bennett, que podría ser primer ministro en un sistema de rotación en el poder.

El martes por la tarde está prevista una reunión de los principales grupos en las afueras de Tel Aviv, en la sede del jefe de la oposición Yair Lapid, “en un esfuerzo para lograr un acuerdo”, informó en un comunicado el partido Yamina.

Yair Lapid
Yair Lapid | Foto: AP

Tras las elecciones legislativas de marzo y el fracaso de Netanyahu para formar una coalición, el presidente Reuven Rivlin le encargó la tarea al centrista Lapid. Esta antigua estrella de la televisión tiene hasta el miércoles a la media noche para presentar su proyecto de acuerdo de “gobierno de unión nacional”, que permitiría sacar a Israel de dos años de crisis política.

Hasta ese plazo tienen las partes para dejar de lado las divisiones y superar las pretensiones ministeriales de los grupos, especialmente las carteras de Defensa y Justicia.

“Hasta la formación del gobierno, todavía quedan muchos obstáculos”, estimó Lapid, con prudente optimismo. “Es nuestra primera prueba para ver si podemos encontrar compromisos inteligentes y conseguir nuestro objetivo más importante”, declaró el lunes. “En una semana, Israel puede entrar en una nueva era”, agregó.

Todo, desde la situación de los palestinos, la recuperación económica o el lugar de la religión, divide a esta alianza dispar, salvo su voluntad de derrocar a Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo en la historia de Israel.

Lapid cuenta con el apoyo de 57 diputados, de izquierda, centro y de dos formaciones de derecha además de Yamina. Para los cuatro que le faltan, busca el acuerdo con los partidos árabes israelíes, que deberían brindar su voto sin buscar puestos ministeriales.

La creación de esta coalición supondría el final de la era de Netanyahu, en el poder desde 2009 y quien también fue primer ministro de 1996 a 1999. El mandatario es juzgado por “corrupción” en tres casos y es el primer jefe de gobierno israelí que se enfrenta a procesos penales durante su mandato. Estas demandas podrían afectarlo si perdiera la inmunidad que tiene por ley en su condición de primer ministro.

Benjamín Netanyahu | Foto: AP/Alex Kolomiensky

Si Lapid presenta su acuerdo el miércoles por la noche, tendrá siete días para repartir las carteras ministeriales y obtener un voto de confianza en el Parlamento. Mientras que Netanyahu, su partido y sus abogados hacen todo lo posible por dividir el bloque de oposición y hacer fracasar el intento de coalición. Según la prensa israelí, el presidente del Parlamento, Yariv Levin (del Likud, partido de Netanyahu) podría alargar la organización del voto de confianza parlamentaria, con la idea de conseguir abandonos en el campo anti-Netanyahu.

En otra iniciativa para obstaculizar las negociaciones, abogados del Likud recurrieron a la presidencia de Israel para cuestionar la constitucionalidad del proyecto de rotación de puestos clave en el gobierno esbozado por Lapid. No obstante, la presidencia zanjó en menos de una hora la cuestión legal, recordando que Bennett podría ser el primero en iniciar el sistema de alternancia al frente del gobierno.

Las manifestaciones de oposición se han multiplicado y Netanyahu ha calificado el bando adverso como un “peligro para la seguridad de Israel”. En este tenso contexto, los observadores temen que se produzca una deriva como en 1995, cuando un extremista judío asesinó al primer ministro, Isaac Rabin.

Si el campo anti-Netanyahu no logra formar un gobierno, los diputados podrán pedir al presidente encargar a un nuevo parlamentario formar un gobierno. Si esta opción también fracasa, los israelíes, ya llamados a votar cuatro veces en menos de dos años, deberán volver a las urnas.

Con información de AFP