La agricultura del futuro se siembra en Antioquia

Uno de los grandes dolores de cabeza de los agricultores son las plagas que devoran sus cultivos y arrasan con las cosechas.

Y aunque para combatir ese problema existen en el mercado infinidad de productos químicos, muchas veces resulta peor la cura que la enfermedad por los daños colaterales que esos insecticidas y fungicidas causan en el medio ambiente y en los seres humanos.

Debido a ese dilema, nació en Antioquia hace 19 años una empresa que se puso a la tarea de convertir la agricultura en una actividad amigable con la naturaleza y los campesinos. Se trata de Safer, una productora de insumos agrobiológicos cuya materia prima son “microorganismos biofertilizantes y biocontroladores de plagas”.

Dicho en términos más simples, ellos cambiaron los agentes químicos por productos naturales para combatir las plagas que acechan los cultivos y mejorar las propiedades de las plantas.

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Por ejemplo, para estimular el crecimiento de las raíces y mejorar la absorción de nutrientes de las plantas, usan un microorganismo que denominan Safermicorrizas. Y los hongos que llaman Safersoil para el control de enfermedades de los cultivos. Y el Safermix, un producto agrobiológico que es una mezcla de hongos y bacterias que usan para acabar con las plagas.

Sumado a ello, esa empresa tiene un componente social incalculable: entre sus empleados y clientes beneficiarios de sus productos se encuentran familias afectadas por fenómenos de violencia. De esa manera, Safer se convirtió en un proyecto social de emprendimiento considerado modelo a nivel nacional.

Además, apoya directamente a 25 mujeres cabezas de familia en el cultivo de hortalizas y especialmente ajo, producto que ellos usan como materia prima. Esas mujeres se agremiaron a través de la Asociación de Mujeres Campesinas y Negras del municipio de San Pedro y reciben de Safer, además de asistencia técnica, las semillas e insumos para los cultivos.

Los resultados de ese laboratorio social saltan a la vista. Se estima que por lo menos 510 familias de varias regiones del país se benefician de las bondades de sus productos, ya que mejoran las cosechas, sus costos, la duración y el sabor de los frutos.

“Pero el valor agregado que más aprecian los campesinos es que con nuestros productos no contaminan el agua, cuidan el medio ambiente y ellos no se exponen a los agentes químicos que traen insecticidas y fungicidas”, explicó Elkin López, coordinador de una de las tres plantas que tiene Safer.

López asegura que paralelo al producto, la empresa brinda asistencia técnica agropecuaria, servicio de laboratorio de diagnóstico fitosanitario, análisis de suelos y control de calidad de bioinsumos, “es decir, hacemos visitas de campo para llevar nuestros productos directamente de la planta al campesino que lo usará en sus cultivos”, añadió.

Dos de las plantas de producción de Safer están ubicadas en el corregimiento de San Cristóbal, en Medellín, y la tercera en el municipio de San Pedro de los Milagros. Desde allí manejan el mercado nacional, que se extiende por Santander, Boyacá, Caldas, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y Cundinamarca.

Entre la asistencia directa a los campesinos y los comercializadores, Safer logra ventas anuales cercanas a 7.000 millones de pesos. Actualmente explora la posibilidad de expandir el negocio a mercados internacionales como República Dominicana.

“Entre nuestras metas inmediatas está aumentar la producción en 20 % y exportar nuestros productos", dijo Olga Aristizábal, asesora comercial de Safer.

Por todas esas bondades, Safer es una de las 320 empresas exitosas consideradas modelo de emprendimiento y desarrollo social que participarán en la primera Macrorrueda para la Reconciliación, certamen que se realizará el miércoles 30 de noviembre y el jueves primero de diciembre, en el Centro de Eventos Valle del Pacífico de la ciudad de Cali.

Además de la rueda de negocios en la que participarán reconocidos empresarios, el certamen tendrá charlas y conferencias con prestigiosos líderes en el tema de la cooperación internacional, organismos multilaterales, gobernantes regionales y locales, académicos, entre otros.

En ese escenario, los gestores de Safer tienen la oportunidad de mostrarle al mundo que existe una manera saludable y amigable para cultivar la tierra; ellos ya lo están haciendo y de paso sembrando esperanza en el campo a través de la reconciliación con quienes padecieron los horrores de la guerra.