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César Mauricio Velásquez. | Foto: Archivo SEMANA

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“Ahora sigue un juicio sin garantías”

Desde Roma, César Mauricio Velásquez habló con Semana.com sobre la acusación de la Fiscalía por el caso de las chuzadas a magistrados.

21 de enero de 2016

En febrero del 2007, cuando asumió la Secretaría de prensa del presidente Álvaro Uribe, César Mauricio Velásquez recibió el nombramiento con una frase que bien podría haber sido premonitoria: “Estoy acostumbrado a las situaciones difíciles y a las carreteras destapadas”. Seguramente hacía referencia al reto que suponía manejar las comunicaciones de un presidente acostumbrado a protagonizar duras confrontaciones, pero no se imaginaría que su paso por la Casa de Nariño le significaría más de un enredo con la justicia.

Este jueves, Velásquez se vio sorprendido por una noticia que jamás pensó que llegaría. La Fiscalía lo llamó a juicio por el delito de concierto para delinquir derivado de su presunta participación en los seguimientos ilegales, que desde los organismos de inteligencia del Estado se adelantaron contra magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Se trata de uno de los de los mayores escándalos que sacudieron al anterior gobierno, precisamente el de las ‘chuzadas’ del DAS.  

Según el escrito de acusación, Velásquez y Edmundo del Castillo, exsecretario jurídico de Presidencia, “conocieron y participaron en las actividades ilícitas ejecutadas por los organismos de inteligencia del Estado y contribuyeron de manera efectiva en la consecución de un propósito criminal”. Una afirmación que la Fiscalía sustenta en la declaración de Jorge Lagos, exjefe de Contrainteligencia del DAS, quien confesó dos reuniones en la Casa de Nariño como parte de un plan de espionaje y desprestigio a los magistrados de la Corte Suprema.

Desde Roma, donde está radicado desde el 2010, César Mauricio Velásquez dialogó con Semana.com sobre este nuevo hecho de la Fiscalía. Dice que irá a un juicio sin garantías. “En octubre del 2015 –dice Velásquez– el juez de garantías tumbó eso (el proceso). Y en diciembre pasado el tribunal de garantías, donde apeló la Fiscalía, también lo tumbó”.

El exjefe de prensa de la Casa de Nariño advierte que “esto (el proceso) estaba archivado desde el 2009 y lo desarchivaron con mentiras y a media noche. Ahora sigue un juicio sin garantías. Ya son ocho años en el mismo cuento”.

Para el uribismo, esta acusación es un hecho más para sustentar la tesis de que hay una persecución política de la Fiscalía contra todos los cercanos al expresidente Álvaro Uribe. Velásquez no quiere sumarse a esta conjetura, sólo afirma que la Fiscalía no tiene pruebas para sustentar esa acusación. “Yo lo único que creo es que este es un proceso injusto porque no existe una sola prueba en mi contra. Ya dos jueces de la República lo han dicho”, dice.

El cargo que le cambió la vida


La vida de César Mauricio Velásquez, nacido en Medellín, cambió desde el momento en que decidió trabajar al lado de Álvaro Uribe. Tras haber pasado por las redacciones de El Colombiano, El Tiempo y Caracol Radio, asumir la jefatura de prensa del gobierno supuso el mayor reto de su carrera profesional. Por estar en la Casa de Nariño abandonó la presidencia del Círculo de Periodistas de Bogotá, y la decanatura de Comunicación de la Universidad de La Sabana, donde aún se le recuerda como uno de los docentes más queridos y carismáticos.

Velásquez se convirtió más que en el jefe de prensa de la Presidencia, en uno de los hombres de confianza del entonces presidente Uribe. Tanto que se ocupó de algunos asuntos que parecían desbordar sus competencias, como aquel en el que terminó involucrado y respondiendo a la justicia. La visita del paramilitar alias ‘Job’, y el abogado de ‘Don Berna’, Diego Álvarez, a la Casa de Nariño. Fueron esas “carreteras destapadas”, a las que se refería en el 2007, las que cambiaron en algo su vida.

Tras capotear las polémicas en las que se vio envuelto, en octubre del 2010, ya con una investigación en su contra, presentó sus credenciales como embajador de Colombia en el Vaticano, lo hizo ante el papa Benedicto XVI. El presidente Juan Manuel Santos respetó su nombramiento y lo mantuvo hasta el 2012, cuando lo relevó por el exministro Germán Cardona.

En ese momento, Velásquez abandonó la vida pública y se dedicó a la religiosa. Como muchos saben, pertenece al Opus Dei, una orden muy conservadora de la Iglesia católica. Culminó un doctorado en comunicación en la Universidad Pontificia de la Santa Croce, donde su tesis se concentró en comunicación política, opinión pública y seguridad.

En el 2014 tuvo un fugaz regreso a Colombia y su nombre apareció entre la lista de candidatos del Centro Democrático para el Senado. Figuró en el renglón 99, su inclusión obviamente era un relleno para completar los requisitos de la lista, pues en el penúltimo escaño no iba a tener la mínima posibilidad de convertirse en congresista. También participó de la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga, aunque con bajo perfil.

Se radicó definitivamente en Roma y es estudiante de posdoctorado. Integra un equipo de investigación de la facultad de Comunicación de la Universidad Santa Croce, donde también dicta clases. Vive en una casa internacional religiosa en el norte de la capital italiana, paga arriendo por una habitación y se sostiene dictando clases, conferencias y escribiendo libros. Fue autor de uno sobre el papa Juan Pablo II y ahora alista uno sobre comunicación política.

Pareciera la vida de un monje. En su perfil de Facebook ha registrado muchas satisfacciones personales, como las entrevistas que ha sostenido con el papa Benedicto XVI y el papa Francisco. Asiste a la plaza de San Pedro cada domingo a la misa del sumo pontífice, y se ha dejado ver en lugares de peregrinación de los católicos.

En la Universidad de la Sabana, en Colombia, rechazan las acusaciones en su contra. Lo recuerdan como un honorable docente, tanto que de allí salió el equipo de abogados que lo defienden, y lo hacen ad honorem, “con la sencilla vida que lleva no tendría para pagar un abogado”, dice David Espinoza, quien lo defiende por este caso.

Muchos alumnos que pasaron por sus clases se resisten a dar crédito a las acusaciones de la Fiscalía. Desde Roma, César Mauricio Velásquez se someterá al juicio, en el que espera demostrar su inocencia.