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Los precandidatos presidenciales acuden a todo tipo de estrategias para llamar la atención de sus electores.
Los precandidatos presidenciales acuden a todo tipo de estrategias para llamar la atención de sus electores. | Foto: SEMANA

POLÍTICA

Elecciones 2022: las formas de la campaña presidencial se perdieron

Algunos precandidatos presidenciales acuden al baile, a las extravagancias y, en ocasiones, a las palabras de grueso calibre para llamar la atención.

9 de febrero de 2022

Ante la apatía de los electores con los políticos, algunos precandidatos presidenciales dejaron de ser cautos y abandonaron la figura del líder que se cuidaba en sus formas y han acudido a todas las maneras posibles con tal de llamar la atención de sus seguidores.

Basta con observar los videos divulgados por Alejandro Char en TikTok para comprobar que gran cantidad de colombianos aún no conoce sus propuestas económicas y sociales, pero tienen claro que baila bien porque el exalcalde de Barranquilla, un hombre de pocas palabras y distante de la prensa, ha aprovechado la virtualidad para bailar y enviar un mensaje de un hombre terrenal y cercano, pero sin discurso.

El exalcalde de Bucaramanga y hoy candidato presidencial Rodolfo Hernández, no escapa a los videos personales que, aunque según sus publicistas, han sido exitosos a tal punto de tener más de 265.000 seguidores en TikTok, una cifra que lo convierte en el rey de esta red social, como él lo reconoce luciendo con efectos de coronas, anillos y elementos en oro.

Hernández, sin duda, quiere llamar la atención y lo ha logrado, pero así como ha ganado reconocimiento hay quienes lo ven como un candidato folclórico. Al menos, eso ocurrió cuando concedió una entrevista virtual a CNN vestido con pijama, según él porque acostumbra a dormir temprano.

Olvidó el bumangués —a quien esa noche compararon con el mítico fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner— que aparecía en una de las cadenas de televisión más grandes de Latinoamérica.

El país tampoco olvida el día en que los candidatos de la coalición de la Centro Esperanza se subieron a un TransMilenio para tener cercanía con los electores. El experimento salió mal porque algunos confesaron que utilizan el servicio exclusivamente en las elecciones.

Entre tanto, Óscar Iván Zuluaga no es propiamente un buen bailarín, pero hoy los colombianos hablan de sus polémicos movimientos que ha sacado a la luz pública en esta campaña política.

Zuluaga también se convirtió en tendencia cuando apareció con la camiseta de la Selección Colombia y un sombrero wayúu que decía “Presidente Zuluaga”. La imagen, delante de las palmeras y el mar de La Guajira, dio de qué hablar, aunque el candidato dejó claro que portó con orgullo el sombrero que, para muchos, era innecesario.

El hecho más reciente que dejó mal parado a Zuluaga ocurrió esta semana cuando hacía una entrevista en un carro con el candidato al Senado por el Centro Democrático, Daniel García.

El aspirante presidencial habló de lo qué haría en su primer día de gobierno, se refirió a su visita a Cali y desde luego Buenaventura. “Yo creo que la prioridad sería estar en Buenaventura, primero llegar a Buenaventura y consejo de seguridad en Cali para ponerle la carta clarita al alcalde. El que manda aquí soy yo (...)”, dijo. ¿Y si el alcalde no va?, preguntó García y el exministro de Hacienda respondió: “Listo, lo mandamos pa’ la mierda”.

Aunque al Centro Democrático lo separa un abismo gigante con el alcalde Jorge Iván Ospina, no le queda bien a un líder como Óscar Iván Zuluaga referirse con ese lenguaje en contra de un mandatario que fue electo entre más de 289.000 electores.

Alejandro Gaviria no escapa a las críticas. En diciembre pasado, cuando inscribía las cédulas que validaron su inscripción, dijo que por “la fuerza espiritual que acompaña esta campaña debo decir que si yo sobreviví al cáncer, tengo que sobrevivir a una hijueputa encuesta”.

El término seguramente divirtió a algunos, pero sin duda, puso a pensar a otro sector importante de la opinión pública que creen que ese no debe ser el lenguaje que debería usar un hombre que aspira a conducir los destinos del país en los próximos cuatro años. Gaviria ha sido enfático en que defenderá el derecho de decir un hijueputazo.

El propio Gaviria apareció este miércoles en un video bailando, o al menos, moviendo sus brazos desenfrenadamente en una gira reciente de la coalición Centro Esperanza en la Costa Caribe. Si el académico criticado por su discurso filosófico quiso dar un mensaje, no logró entenderse.

Por su parte, Federico Gutiérrez llegó hasta Leticia, Amazonas, y quiso reflejar una imagen fresca rodeado de primates en la Isla de los Micos. Todo iba bien en su video hasta que los animales lo arroparon y él dijo: hijueputa. “¿No pudo editar el video? ¿Era necesaria la grosería?”, preguntaron sus críticos.

Precisamente, Fico participó de un viaje con la coalición Equipo por Colombia a Montería, donde todos los precandidatos pretendieron sentarse en un andén en medio del sol sofocante de dicha ciudad. “Ojo pues que ya se vino la hemorroides, esto está calientico, avisen cuando hijueputas, yo de operación no me voy”, afirmó.

Las formas definitivamente se han perdido. Aunque consumir licor no es pecado, para un político puede tener un costo electoral.

Gustavo Petro aparentemente ha salido bien librado tras reconocer que ingirió licor antes de salir en su tarima a saludar a sus electores en Girardot, Cundinamarca, pero sin duda habrá más de un seguidor que se habrá sentido irrespetado.

El 13 de marzo y en la primera vuelta presidencial quedará confirmado si la estrategia de bailar y hacer actos alejados de la seriedad que requieren los temas complejos para el país da resultados o, si al contrario, fue una estrategia que terminó por hundirlos.