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Presidente Iván Duque se despachó contra alias Otoniel.
Presidente Iván Duque se despachó contra alias Otoniel. | Foto: Semana

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“Esa rata de alcantarilla llegó al calabozo que le corresponde”: Duque arremetió contra Otoniel

El jefe de Estado advirtió que si el exjefe del Clan del Golfo no declara en Colombia serán más duras las penas en su contra.

5 de mayo de 2022

El presidente de la República, Iván Duque, arremetió con dureza en contra del exjefe del Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, quien llegó a Estados Unidos en calidad de extraditado para responder por delitos relacionados con narcotráfico.

En ese sentido, el jefe de Estado lo calificó como una “rata de alcantarilla”, al insistir que su destino era inevitablemente un calabozo en Estados Unidos y dijo que Otoniel, al que ha comparado con el extinto capo del narcotráfico Pablo Escobar, deberá entregar las respectivas declaraciones ante las autoridades colombianas.

De acuerdo con el mandatario colombiano, si Otoniel se niega a colaborar en los procesos judiciales en Colombia recibirá un castigo con un posible amento en las penas.

Es un triunfo para le legalidad ver una rata de alcantarilla que asesinaba a líderes sociales, asesinaba policías, violaba niñas que además la sometía a no solamente a esclavitud sino a todo tipo de velámenes sexuales”, sostuvo Duque.

Y envió un mensaje claro a alias Otoniel: “Un bandido que pensaba que se iba a burlar de la justicia que se iba a burlar de nuestro país que iba a tratar de eludir la extradición allá (Estados Unidos) tiene su merecido, allá llegó al calabozo que le corresponde”.

“En Estados Unidos estará cumpliendo sus penas de narcotráfico y cuando las acabe de cumplir aquí también en Colombia en los calabozos para que cumpla los delitos que cometió en nuestro país, esto es un triunfo de la legalidad”, anotó.

Aprovechó la declaración el presidente Duque para enviar un mensaje a las personas que esperan las declaraciones de Otoniel en Colombia: “Para la tranquilidad de las víctimas ese sinvergüenza tendrá que seguir colaborando con la justicia nuestra, y si no lo hace serán más duras después las penas para el, demás es algo que tiene que hacer”.

El madrazo de Otoniel

El miércoles de esta semana, se registró un cinematográfico operativo de seguridad que fue desplegado por las autoridades en Bogotá para trasladar a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, desde la instalaciones de la Dijín hasta la base militar de Catam para cumplir su extradición.

Alias Otoniel tenía una cita con agentes de la DEA que había intentado aplazar a como diera lugar. La Dirección de Investigación Criminal (Dijín) había revelado que existían planes sobre una posible fuga del criminal y también una estrategia jurídica que estaba utilizando el capo del narcotráfico para dilatar su entrega a las autoridades norteamericanas.

Tras superar las tramoyas jurídicas de la defensa de Otoniel, el Gobierno obtuvo luz verde para completar el proceso de extradición del mafioso. El operativo de trasladado a Catam se ejecutó con un robusto esquema: más de 400 hombres de distintas fuerzas, cuatro tanquetas de la Policía y el Ejército, hombres armados encima de puentes peatonales vigilando y helicópteros sobrevolando y siguiendo la caravana formaron parte del dispositivo.

La calle 26 se paralizó durante varios minutos, un fuerte dispositivo de seguridad de estas magnitudes no se había visto en la historia reciente de la ciudad. Asombrados quedaron quienes lograron ver la fila de motos de la Policía, tanquetas blindadas y hombres armados que fueron ubicados estratégicamente: la idea era evitar cualquier contratiempo y, aunque sonara descabellado, un operativo de rescate por parte del Clan del Golfo para liberar a Otoniel.

Esposado de pies y manos, con un casco militar sobre su cabeza y custodiado por hombres de fuerzas especiales, el exjefe del Clan del Golfo alias Otoniel descendió de la tanqueta militar en la que era movilizado. Mientras se cumplían los procesos de reseña, cámaras de la Policía que grababan cada paso que daba el capo captaron el momento en que Úsuga lanzó un madrazo antes de ser subido al avión de la DEA y también se le observó llorando.