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¿Fajardo o Gaviria?
¿Fajardo o Gaviria? | Foto: Semana

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¿Fajardo o Gaviria?: el fuerte pulso por la candidatura de los alternativos

Al candidato presidencial Sergio Fajardo le apareció un rival de peso, y muy viable, en la centroizquierda: Alejandro Gaviria. Si se lanza, el rector de la Universidad de los Andes sería la sorpresa en la pelea por la presidencia en 2022.

13 de febrero de 2021

Hasta hace unos días se daba por hecho que la batalla por la presidencia en 2022 se libraría entre tres bloques. Por un lado, la izquierda con Gustavo Petro; por el otro, la derecha y la centroderecha con el candidato que impulse Álvaro Uribe; y, finalmente, el candidato de la centroizquierda con Sergio Fajardo, su figura más visible. Sin embargo, esta semana, el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, tomó tanta fuerza que, si decide competir por la Casa de Nariño, pateará el tablero electoral y encabezará una cuarta candidatura que puede dar más de una sorpresa. Una de ellas es que quizá termine dejando fuera de juego al propio Fajardo.

El fervor que despierta el exministro de Salud en un sector del país, entre ellos los jóvenes, es comparable con el que generó en 2010 el exalcalde Antanas Mockus con la Ola Verde. En ese momento, cautivó a millones de personas hastiadas de la política tradicional y lideró varias encuestas. Al final, después de cometer varios errores estratégicos, Mockus fue derrotado por Juan Manuel Santos en primera y segunda vuelta, pero pocos dudan de la esperanza que inspiró la candidatura del profesor, aunque luego se diluyó.

Hoy, una década después de ese fenómeno, Alejandro Gaviria le podría aguar la fiesta a Fajardo, quien era considerado el candidato más fuerte de los alternativos. Es una realidad que el exgobernador de Antioquia sufre un desgaste. Cada día aumentan las críticas en su contra porque muchos perciben que no asume posturas claras y, como si fuera poco, enfrenta una investigación de la Contraloría por el descalabro de Hidroituango. Se ha desdibujado y sus opositores le han hecho una guerra para invalidarlo.

El rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, es pretendido hoy por prácticamente todos los políticos alternativos del país. Le vienen casi suplicando que se lance como candidato presidencial.

Adicionalmente, su candidatura no es la misma de 2018, cuando, en fórmula con Claudia López, se marginó de los políticos tradicionales y buscó ser una alternativa. El Fajardo que aspira a ser presidente en 2022 es diferente. En 2018 despreció al Partido Liberal y se negó a una consulta, al señalar que el punto de encuentro de su candidatura era la lucha contra la corrupción y el clientelismo, y no tenía “sentido” hacer una unión con los liberales. Tampoco participó de ninguna consulta con Claudia López y Jorge Robledo, quienes lo ungieron como el candidato de la Alianza Verde.

Pero hoy Fajardo viene reuniéndose con políticos tradicionales y santistas como Juan Fernando Cristo, Humberto de la Calle y, hasta hace unos días, con Roy Barreras, con quienes conversó sobre la coalición de la centroizquierda. Aunque el exgobernador de Antioquia sigue siendo un candidato fuerte, esa historia podría cambiar si Alejandro Gaviria se lanza como candidato, tal como se lo piden y casi suplican diferentes sectores que incluso conversan con Fajardo. Jóvenes universitarios lanzaron esta semana el grupo virtual ‘Alejandro Gaviria presidente’. “Mi actividad política está concentrada en la construcción de la convergencia. Si Alejandro entra a la convergencia, me parece excelente”, le dijo Fajardo a SEMANA.

El rector no ha tomado una decisión, pero no descarta ser candidato, y lo conmueve y satisface el entusiasmo que despierta. Quienes han conversado con él lo han visto “indeciso” y “presionado” a competir por la Casa de Nariño. A varias personas les ha dicho que su corazón le dice que no debe ser candidato. Su madre, Cecilia Uribe Flórez; su esposa Carolina Soto, codirectora del Banco de la República; y sus hijos tampoco lo quieren ver en la política electoral, a la que nunca han estado acostumbrados, y le temen a las mentiras y a los ataques personales y familiares. Por ejemplo, a mediados de diciembre pasado, Petro arremetió contra su padre, atribuyéndole responsabilidades en las fallas de Hidroituango. Gaviria respondió airado y le dijo a Petro que “el oportunismo y la mentira en la lucha contra la corrupción le hacen mucho daño a la sociedad”.

Pero “las circunstancias y una alineación de los astros”, como Gaviria ha dicho en privado, pueden terminar llevándolo a aceptar la misión. Algo similar vivió en 2012, cuando tenía una vida tranquila en su rol de decano de la Facultad de Economía en Los Andes. En ese entonces no quería dejar la academia, su hábitat natural, para entrar al Gobierno Santos. Pero aceptó y estuvo seis años en la cartera de Salud, donde fue reconocido como el mejor ministro.

Sergio Fajardo enfrenta el desgaste de haber competido en el pasado. Sus opositores le hacen una guerra para invalidarlo. Aun así, es uno de los candidatos más fuertes para 2022.

De profesor a profesor

Si Gaviria se decide, difícilmente habrá cupo para él y Fajardo en una segunda vuelta. Uno excluye al otro porque su base electoral es la misma. Aunque no hay confrontación, sí podría darse un pulso por quién se quedará con la candidatura alternativa. Los dos provienen de la academia. Mientras Fajardo es doctor en matemáticas, Gaviria es doctor en economía. A los dos la política se les cruzó en el camino, llevando a Fajardo a la Alcaldía de Medellín y a la Gobernación de Antioquia, y a Gaviria, primero a la subdirección de Planeación Nacional y años después al Ministerio de Salud.

Mientras Gaviria es visto como un candidato fresco, Fajardo sufre los estragos de haber competido en el pasado, y los cuestionamientos por haber preferido ir a ver ballenas y no acompañar a Petro en la segunda vuelta frente a Duque, en 2018. La otra diferencia es que al rector lo pretenden prácticamente todos los políticos alternativos de Colombia; a Fajardo algunos sectores lo rechazan y quieren ponerle las cosas más difíciles de lo normal, como le viene ocurriendo con la Alianza Verde, que en 2018 le dio el aval, pero que ahora lo quiere someter a una consulta en la que todo puede pasar. En la práctica, a Gaviria le extienden un tapete y a Fajardo le ofrecen un camino lleno de espinas.

Pese a que los dos tienen una cercanía con Santos, Fajardo ha quedado encasillado como el candidato del expresidente, y esto le ha afectado su imagen de independiente. Fajardo lo ha negado; no obstante, las evidencias demuestran lo contrario. Generacionalmente también son distintos. Mientras Fajardo tiene 64 años, Gaviria tiene 54, lo cual puede explicar por qué los jóvenes se entusiasman más con el rector de Los Andes. Los dos tienen raíces en Antioquia, aunque Gaviria nació en Chile. Otra gran diferencia es que a la vez que Fajardo tiene casada una pelea con Petro, Gaviria ha dicho que políticamente se siente más cercano a Petro que a Uribe.

Las tres rutas del rector

El rector tiene tres ofrecimientos para ser candidato. El primero es del Partido Liberal, y concretamente del senador Iván Darío Agudelo. “Usted le daría mucha altura a la política en Colombia, está desprovisto de egos y vanidades, préstele un servicio a Colombia, el país necesita de personas como usted”, le dijo Agudelo a Gaviria en mayo de 2020. “Este país se revienta con un Gobierno de extremos, no aguantamos más polarización. La gente va a las urnas con odio, llegó la hora de pensar en el país”, afirma Agudelo. Fajardo, según él, ya perdió la oportunidad. “Con admiración y respeto a Fajardo, él jugaría un papel muy importante acá. Obviamente está invitado a que haga parte de esta gran coalición de centro”, sostiene.

El senador Iván D. Agudelo promueve la candidatura de Alejandro Gaviria.

El segundo ofrecimiento es de la Alianza Verde, por intermedio de la representante a la Cámara Juanita Goebertus, con quien Gaviria tiene afinidades y los une su paso por el Gobierno Santos. Otra líder que busca ese aterrizaje es la senadora Angélica Lozano. “Alejandro Gaviria con Ángela María Robledo en cualquier orden como fórmula. ¡Me suena!”, dijo Lozano hace unos meses. Aunque Claudia López afirmó al inscribir su candidatura a la Alcaldía de Bogotá que el próximo presidente de Colombia sería Fajardo, esta semana fue muy elogiosa con el rector de Los Andes.

Angélica Lozano busca que el rector esté en la coalición de centroizquierda.

“Me encanta Alejandro Gaviria. Tiene una trayectoria extraordinaria. Ha sido un gran servidor público. Al igual que Sergio, Alejandro es un ser honesto. Son seres que quieren siempre dar lo mejor. Tienen un estilo constructivo. Sería muy oportuno para Colombia”, aseveró en entrevista con SEMANA. “Es una gran opción porque comparte con Fajardo dos cosas importantes: la transparencia y la capacidad de conocer el país. No polariza, no viene con ningún desgaste; es decir, podría recoger muchos votos que estarían divagando entre la izquierda, la derecha y el centro”, agregó el representante Mauricio Toro. Según dijo, Gaviria es un contendor fuerte para Fajardo. “La cosa se pone buena entre dos buenos caballos. Hay de dónde escoger”, añadió.

Y un tercer camino para Gaviria sería con la apuesta socialdemócrata, que viene impulsando el senador Rodrigo Lara por medio de su Fundación Juntos. Lara se ha reunido con los hermanos Carlos Fernando y Juan Manuel Galán, y también busca que Gaviria llegue a esa coalición.

La variable que más pesará para que Gaviria se decida será su salud, pues enfrentó un cáncer (linfoma no Hodgkin) que le fue diagnosticado en 2017, cuando era ministro. El rector se practicará varios exámenes de control en las próximas semanas y los resultados serán fundamentales para resolver si se lanza a la presidencia. Gaviria quiere “resistir” las presiones, pero ha dejado claro que si las tres rutas confluyen, se le mediría a competir por la presidencia. Eso sí, desde un movimiento más cívico e independiente, y en alianza con partidos de centroizquierda. Inscribirse a nombre del Partido Liberal está descartado, pues él no quiere sentir que su prestigio será utilizado para lavar el descrédito de esa colectividad, que es el mismo de todos los partidos tradicionales. No obstante, desde hace años el exministro es un hombre cercano al expresidente César Gaviria, jefe del Partido Liberal, y ya hay varios caciques liberales entusiasmados con la mera idea de pensar que el rector podría enarbolar el trapo rojo en algún momento. El padre de Alejandro Gaviria, Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, fue ministro de Obras en el Gobierno de César Gaviria, y desde entonces hay una estrecha relación.

César Gaviria es cercano al rector de la Universidad de los Andes.

Los desafíos

Alejandro Gaviria tiene virtudes, pero también desafíos. Su principal atributo es que se le reconoce su carácter técnico y académico. Hasta ahora no tiene ninguna investigación que le haga mella tras su paso por el Ministerio de Salud. También se le identifica por su espíritu constructivo, alejado de los radicalismos, y por el aire renovador que transmite. Aunque es cierto que enfrenta un problema, y es que poco lo conocen en el ámbito nacional. Su nombre es reconocido en un círculo intelectual, de voto de opinión, pero poco le dice a los colombianos de las zonas rurales, e incluso de algunas ciudades intermedias. Por ese motivo, su principal desafío sería darse a conocer, y una de las estrategias podría ser el voz a voz. Igualmente, cargará con una especie de piano a cuestas para tratar de satisfacer esa esperanza que está despertando. Si al final su candidatura no prospera, el sentimiento de frustración le puede pasar cuenta de cobro.

Otro factor es que, a excepción de salud y educación, los colombianos poco conocen sobre sus propuestas en los campos de economía, seguridad, narcotráfico, disidencias de las Farc, ELN, relaciones exteriores y manejo del Congreso, entre otros. Gaviria podría recoger igualmente los votos del santismo, aunque la opinión no lo identifica como el candidato de Santos, algo que sí ocurre con Fajardo. “Nadie lo puede encasillar en determinado grupo, y por su formación podría enmendar los gravísimos errores que ha cometido este Gobierno”, afirmó el senador Rodrigo Lara. “Alejandro Gaviria dice que no está preparado para la pelea política, en la que prima la mentira. Y que mira el poder con cierta distancia séptica. Por el contrario, demuestra que posee lo esencial para Colombia: honestidad, franqueza y distancia con las malas prácticas”, dijo Humberto de la Calle.

Tampoco se puede ignorar que sería su primera incursión electoral. En esta materia, pese a que puede estar en un periodo de marchitamiento y ser identificado como el tercer Gobierno de Santos, Fajardo parte con la experiencia de haber competido varias veces en las urnas y con su buen resultado en las elecciones de 2018, cuando obtuvo más de 4.500.000 votos. “No subestimaría a Fajardo”, explica Carlos Suárez, analista político y CEO de Estrategia y Poder, quien aseveró que el exgobernador cuenta con la maquinaria de la alcaldesa Claudia López y la burocracia en Bogotá, además del reconocimiento en Antioquia, es decir, dos regiones claves para las elecciones presidenciales. “Lo de Alejandro Gaviria es una opinión bogocentrista que está hablando de su candidatura y despierta una euforia sobre todo en Twitter, donde está la gran minoría de la opinión, pero donde no está la masa y el país real”, dijo Suárez.

Alejandro Gaviria es un hombre erudito y sofisticado. Como afirma un político colombiano, “si Fajardo es el profesor, Alejandro es el decano, y la gente quiere un cambio”. Lo más seguro es que si Gaviria es candidato, el más afectado será Fajardo, quien al perder las elecciones había dicho en 2018 que no volvería a competir, aunque hoy está en la contienda. Si para Fajardo no es esta vez, quizá ya no sea nunca, y es probable que hasta él mismo en privado esté rogando para que no le llegue un serio competidor, como Alejandro Gaviria, quien todavía tiene la opción de decir no. Si el rector se lanza, su gran desafío será demostrar que es capaz de competir por la Casa de Nariño con propuestas y votos, más allá del entusiasmo, que en últimas puede terminar evaporándose. Además, el petrismo y el uribismo no son mancos.