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Miguel Villareal Archila, alias ‘Salomón’, es el jefe de una banda de delincuentes comunes que actúan en la costa atlántica y se hacen pasar por grupos paramilitares. Esa es una de las 28 bandas emergentes que han sido detectadas por la Policía nacional en todo el país

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‘Jorge 40’ recargado

Un hombre conocido con el alias de 'Salomón' es el reemplazo de 'Jorge 40' en la Costa Atlántica y la cabeza visible de los nuevos grupos paramilitares que han aparecido en el todo país.

18 de noviembre de 2006

'Salomón'. Ese es el alias de quien se ha convertido en el nuevo 'capo paramilitar' del norte del país. Su verdadero nombre es Miguel Villarreal Archila y desde hace varios meses se ha convertido en el jefe de una poderosa organización criminal que ha reemplazado parte de la estructura delincuencial del Bloque Norte de las AUC.

Para los habitantes de la Costa Atlántica, 'Salomón' es el hombre que heredó el imperio paramilitar del desmovilizado comandante Rodrigo Tovar, alias 'Jorge 40'. Para las autoridades es un curtido delincuente que hace parte de las llamadas bandas emergentes a las que se han referido públicamente en las últimas dos semanas el presidente Álvaro Uribe y el Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

En el departamento del Atlántico, especialmente en Barranquilla, desde hace varios años son conocidos los nombres de 'Salomón' y sus dos principales lugartenientes, Wilmer Guerrero, alias 'Nacho' o 'Cabo Guerrero', y Yury Rodríguez, alias 'La Araña'. Los tres son ex policías que fueron expulsados de esa institución hace mas de cinco años. 'Salomón' y sus cómplices se hicieron conocidos en el bajo mundo debido a que se dedicaban a proteger y transportar cargamentos de droga del cartel del norte del Valle que eran embarcados en el puerto de Barranquilla o que hacían tránsito por la capital del Atlántico. De hecho, 'Salomón', 'Araña' y 'Guerrero' fueron los encargados de negociar la devolución a un grupo de narcos de un cargamento de tres toneladas de cocaína incautada por la Policía cerca de Barranquilla en agosto de 2002, hecho que terminó en un sonado escándalo nacional.

Aparte de trabajar con diferentes grupos de narcotraficantes, 'Salomón' y sus hombres se convirtieron en fichas clave para los envíos de droga que efectuaban los grupos paramilitares, especialmente el Bloque Norte, bajo el mando de 'Jorge 40'. En poco tiempo 'Salomón' fue designado por los paramilitares como el encargado de todo lo que tuviera que ver con el narcotráfico, como cobro de cuentas y pago de fletes de drogas y transacciones.

Con el respaldo militar de los paras, 'Salomón' organizó redes de cobradores de cuentas en toda la Costa. Para esas labores, que incluían sicariato, se apoyó en bandas de delincuentes comunes que trabajaban para él. El poder de 'Salomón' fue creciendo rápidamente a tal punto que ninguna banda podía realizar cobros sin su autorización o, de lo contrario, eran asesinados por los paramilitares.

Para el momento en que 'Jorge 40' y los hombres del Bloque Norte se desmovilizaron, en marzo pasado, 'Salomón' prácticamente ya tenía montada una estructura paralela en toda la Costa Atlántica que ocupó los espacios que dejaron libres los paras. Bandas de delincuentes comunes, paramilitares que no se acogieron al proceso de desmovilización y desmovilizados que regresaron al mundo criminal hacen parte del ejército de 'Salomón', que tiene presencia en tres departamentos. 'Salomón' actúa en Atlántico, y sus dos socios, 'Araña' y 'Guerrero', manejan redes delincuenciales en parte de Sucre y Bolívar, respectivamente.

Aunque no tiene un remoquete específico, las estructuras de 'Salomón' se presentan como paramilitares y, al igual que lo hacían los hombres del Bloque Norte, cobran vacunas, extorsiones y realizan 'limpiezas sociales' en diferentes lugares de la Costa. Para la ciudadanía, 'Salomón' es el comandante de lo que llaman 'nuevos grupos paramilitares'. Para las autoridades, el grupo de 'Salomón', conformado por aproximadamente 200 hombres, es lo que han denominado bandas criminales emergentes.

Aunque el caso de 'Salomón' y su grupo es uno de los más críticos desde hace más de un año, las autoridades comenzaron a detectar en diferentes lugares del país el surgimiento de este tipo de agrupaciones de delincuencia organizada. Los primeros grupos de este estilo aparecieron en abril de 2005 en la región del Catatumbo y Norte de Santander bajo el seudónimo de Águilas Rojas. Desde ese momento, las autoridades, especialmente la Policía, comenzaron la lucha contra esas bandas. El primer paso consistió en establecer cuántas bandas existían, dónde operaban y cuáles eran los jefes y sus miembros. Hace pocas semanas esa tarea finalizó. En un informe entregado al Presidente se describen las 28 bandas que actualmente existen en el país. Se estima que son entre 1.500 y 2.000 los hombres que hacen parte de esas estructuras. (Ver mapa).

"Se han creado 139 estaciones rurales de carabineros en zonas de antigua influencia paramilitar, y 54 estaciones de Policía, con 2.139 hombres que se han destinado a la lucha frontal contra estas bandas emergentes, dijo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, el jueves de la semana pasada, al explicar la estrategia que ha adoptado la Policía para combatir esos grupos. "Tenemos identificadas las principales bandas criminales que operan en el país, con sus cabecillas, y se está elaborando una lista de estos, sobre cada uno de los cuales pesarán recompensas de hasta 50 millones de pesos. No nos hemos quedado quietos, y este año (2006) ya han sido capturados más de 300 integrantes de estas bandas y varios han sido dados de baja", dijo Santos en una ceremonia pública.

Un alto porcentaje de los miembros de estas bandas está compuesto por grupos de delincuentes comunes que decidieron pescar en río revuelto y vieron una oportunidad de ejercer dominio criminal en las zonas que dejaron libres los paras que se desmovilizaron, como es el caso del grupo de 'Salomón'. Otros de estos grupos están conformados por antiguos mandos medios y combatientes rasos de bloques paramilitares que no se acogieron al proceso y sencillamente ocuparon los espacios que dejaron libres los jefes paras.

La identificación de la mayoría de los grupos y sus jefes es paso trascendental en la lucha contra estos nuevos grupos. Gracias a esto, la Policía ha capturado más de 200 de estos hombres durante 2006 y desarticuló completamente varios de estos grupos, como ocurrió con dos estructuras que actuaban en Meta autodenominadas 'Los Guacamayos' y 'Bloque de Seguridad Todos por Colombia'. El reto para las autoridades es enorme, ya que deben evitar a toda costa que este fenómeno de bandas criminales se desmadre y perpetúe la espiral de la violencia.