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Ocho días duró la prohibición que Coldeportes le impuso a esa disciplina en el país, como medida preventiva por los incidentes, algunos con víctimas fatales y heridos, registrados este año. | Foto: Luis Ángel Murcia/SEMANA

DEPORTES EXTREMOS

Coldeportes levantó el veto impuesto al parapentismo

Ocho días duró la prohibición que Coldeportes le impuso a este deporte extremo, debido a varios incidentes, algunos con víctimas fatales y heridos, registrados este año. Informe concluyó que los accidentes no están relacionados con la agremiación.

25 de febrero de 2019

Los cielos de Colombia están abiertos para quienes deseen practicar la disciplina deportiva de alto riesgo conocida como parapentismo. Así quedó establecido en la Resolución 213 del pasado 22 de febrero y en la que Coldeportes revoca otra medida preventiva que lo prohibía.

Eso quiere decir que el veto provisional a esa disciplina deportiva que se impuso en el país durante tres meses, en realidad solo duró ocho días gracias a que la entidad "logró establecer que los hechos ocurridos, a excepción del caso anotado, no están asociados a la Federación Colombiana de Deportes Aéreos o a sus clubes afiliados”.

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La prohibición provisional había surgido como medida preventiva ante la ola de incidentes que se vienen presentando con los vuelos y que solo este año ya dejaron un saldo de cuatro muertos.

Pero la gota que rebosó la copa fue el reporte que hicieron los pilotos de una aeronave de la empresa Helistar SAS, en el que informaron de un incidente ante la Aeronáutica Civil (Aerocivil). Ocurrió el pasado 8 de enero, cuando la tripulación de una aeronave de dicha empresa con base de operaciones en Soracá, Boyacá, “advirtió sorpresivamente la presencia de dos parapentistas volando a 10.500 pies, a tres millas náuticas al SSW de Soracá, sin ningún tipo de comunicación, ni radial, ni previa al vuelo”, dice textualmente el informe que presentó a la Aerocivil, el capitán César Acero, director de Seguridad Operacional de Helistar.

Para tener una idea de lo sucedido, basta decir que entre una aeronave y un parapentista debe existir una distancia en vuelo de 300 metros. Mientras los aviones deben mantener una altura mínima de 2.700 metros; los parapentistas pueden violar a una máxima de 2.400 metros.

La realidad es que el auge de ese deporte, además de atraer turistas internacionales, también trajo algunos siniestros. Prueba de ello es que solo este año ya se cuentan 15 incidentes con cuatro víctimas fatales, mientras que el año anterior la cifra fue de por lo menos 25 casos con tres muertos.

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Esa situación que es considerada normal y manejable dentro de un deporte de alto riesgo, disparó las alarmas de las autoridades que ven con preocupación dichos accidentes y en especial un incidente que está siendo investigado por Aerocivil.

A ese detallado informe sobre un incidente que pudo causar una tragedia aérea, se suma que este año cuatro parapentistas murieron en circunstancias distintas durante vuelos que realizaban en el Valle del Cauca. Cabe destacar que esa zona de vuelo está rodeada por dos aeropuertos, aunque con poca actividad aérea; el Farfán de Tuluá y el Santa Ana de Cartago.

El primer siniestro ocurrió el 13 de enero en El Cerrito, Valle, durante un vuelo en el que perdió la vida el parapentista Octavio Agudelo Escobar, un reconocido empresario caleño de 54 años de edad. Las primeras versiones señalan que se deslizó de su parapente porque al parecer no aseguró bien un arnés que lo sostenía.

Posteriormente, el turno sería para el estadounidense Brad Golenon, quien el 2 de enero perdió el control de su parapente y cayó en una zona boscosa del municipio de Ansermanuevo, al norte del Valle. En esa misma localidad se presentó otro siniestro el 9 de febrero pasado cuando el parapentista belga Baurey Peter, de 53 años, también se vino a tierra, sufriendo heridas de gravedad que le causaron la muerte. En los registros figura además la muerte del parapentista francés Marc Caussanel, accidentado el 14 de febrero en inmediaciones del municipio de Bugalagrande, Valle.

Además, está el accidente que sufrió la joven caleña Luisa María Jansasoy, quien hoy se encuentra postrada en la camilla de una clínica tras sufrir una lesión de columna luego de lanzarse en un paracaídas que no abrió. Ese salto era un regalo de cumpleaños.

Jheison Fabián Pineda, piloto de Ala Delta que dirige el club Vuelo Libre de Roldanillo, Valle, había manifestado su preocupación por el veto que les impuso Coldeportes a través de la Resolución, aunque admitió que “nuestro deporte es de alto riesgo, donde la responsabilidad total es del piloto”.

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Enfatizó que en todos los accidentes y siniestros ocurridos este año las víctimas eran pilotos profesionales y experimentados que conocían las ventajas y desventajas de volar en esta zona, “todos sabemos que aquí confluyen corrientes de aire muy fuertes que provienen de la cordillera central y el Pacífico”.

Algo similar expresó en su momento Javier Fernando Castro, director de la Federación Colombiana de Deportes Aéreos, una entidad que agremia a 596 pilotos en 40 clubes, quien aseguró estar trabajando “para evaluar las fallas y tomar las acciones correctivas pertinentes; pero la gente debe entender que no somos un ente de control ni autoridad; solo somos promotores de un gremio”, precisó.

En Colombia existen 19 puntos autorizados por la Aerocivil para realizar vuelos en parapente y están ubicados en Valle, Eje Cafetero, Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, Santander y Cartagena. 

Entre las justificaciones que expresó Coldeportes para explicar el levantamiento de la prohibición que días atrás había impuesto, aclaró que, “la Federación presentó un informe detallado en el cual hace un análisis de cada uno de los siniestros presentados, destacando que ninguna de las personas afectadas en los desafortunados accidentes, estaba afiliada a clubes pertenecientes a la Federación, a excepción del señor Octavio Agudelo Escobar (…)”.