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El lunes 9 de marzo marcharon ocho comunidades víctimas de la violencia. | Foto: Faustino Herrera

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“No vamos como palenqueros, vamos como víctimas”

Existe una historia sobre San Basilio de Palenque que poco se conoce: su papel en el conflicto armado. Este lunes las víctimas marcharon para exigir sus derechos.

Laura Alhach y Daniel Montoya
9 de marzo de 2015

San Basilio de Palenque es uno de los lugares más coloridos y con mayor riqueza cultural al norte del país. Está ubicado a tan sólo una hora y media de Cartagena. Lo que comúnmente se sabe de Palenque es simple: que es una comunidad afro descendiente del negro cimarrón, que fue el primer pueblo libre de América liderados por Benkos Biohó y que su riqueza cultural es invaluable. Sobre todo su riqueza cultural: sus coloridas confecciones, su música que hace bailar hasta los más tiesos, sus cocadas de diferentes sabores y una permanente sonrisa a la vida.

Pero existe una historia que nadie conoce sobre Palenque y es la del papel que el conflicto armado le obligó a vivir en la historia de violencia de este país. Después de la masacre de Mampuján en marzo del 2000, la comunidad fue desplazada el 16 de abril del 2001, como consecuencia del vaivén de los grupos armados ilegales que gobernaban la zona. La notificación de las Autodefensas Unidas de Colombia llegó en forma de volantes a la escuela de la vereda La Bonga, exigiendo el desalojo de sus pobladores en menos de 48 horas.


Panfleto de las AUC del año 2000 repartido en La Bonga que las víctimas conservaron para no olvidar lo sucedido.


En San Basilio de Palenque encontraron que podían ubicarse en el bachillerato de la Institución Educativa Técnica Agropecuaria Benkos Biohó. Vivieron ahí durante 6 meses en medio de un hacinamiento inhumano: 57 familias con sus respectivos animales se vieron obligadas a sobrevivir con lo que habían llevado de sus cultivos.

La comunidad local no los apoyó como esperaban. No les ofrecieron comida ni otro lugar para vivir. Se sintieron discriminados, los tildaban de tener nexos con guerrilleros y no los querían conviviendo con ellos.

Yaneth Santana, una de las desplazadas de La Bonga explica que “antes al desplazado lo tildaban de malo, si está desplazado, algo malo estaba haciendo para que lo desplazaran. De pronto podría haber un malo dentro del grupo. Ahora en los talleres reconocen que tal vez les deberían haber ayudar, pero ya está superado”.

La Corporación para el Desarrollo de las Comunidades Afrocaribeñas Jorge Artel fue la organización local que los ayudó junto con la Cruz Roja. En diciembre de ese mismo año se les otorgaron 57 casas en el nuevo sector San Rafael de La Bonga, en el Barrio Arriba, más conocido como “La Bonguita”, con la ayuda de la Pastoral Social Colombiana y la Unión Europea.

Históricamente los bongueros son palenqueros, muchos nacieron ahí o tenían padres y ancestros de la región. Se fueron moviendo hacia lo que se convirtió en la vereda de La Bonga en busca de trabajo en las tierras. Con el pasar de años, las costumbres se fueron perfilando de maneras distintas, lo que implica volver a convivir en un mismo espacio ha sido complejo. A partir de esto, surge la situación política polémica debido a la disputa por la legitimidad del Consejo Comunitario Ma Kankamaná de San Basilio de Palenque.

Situación política

La figura Legal del Consejo Comunitario tiene una autoría de más de 300 años, lo cual le da vida y sentido a esta dinámica: históricamente se basaba en Kuadrillas, durante el proceso del cimarronaje en el siglo XVIII. Cuando se firma la carta de libertad con la Corona española, se consolidó la figura de los Kuagros —todavía viva— que tenía como propósito la defensoría como fenómeno social desde el proceso de lucha que constituye la facilidad de agremiar y crear asociaciones desde temprana edad.

Luego, entre 1970 y 1980 se establecieron las Juntas Comunitarias y era quienes actuaban como representantes de las comunidades. Finalmente, con el Decreto 1745 de 1995, queda estipulada la apropiación local y poder político de las comunidades afro sobre su Titulación Colectiva.

Con la llegada de la comunidad de La Bonga se crea un Consejo Comunitario que nace en el 2007 para proteger a las víctimas. Actualmente existen dos Concejos Comunitarios que tienen dinámicas distintas. Ninguno ha sido reconocido como el representante de la comunidad: ni por parte de los mismos palenqueros ni por parte de ninguna de las instituciones del Estado.

La situación política de los Consejos Comunitarios ha afectado por el hecho de que las instituciones no pueden intervenir en la zona hasta que no se defina el grupo político representante de la comunidad. Primitivo, líder de uno de los Concejos Comunitarios explica que “el principal afectado es la comunidad: no se han firmado las cosas a tiempo, los más afectados son las víctimas porque no se han indemnizado ni han hecho reparación integral. El IPDR (Implementación del Programa de Desarrollo Rural) no se ha firmado porque la titulación colectiva no está resuelta”.

El problema está en que mientras el Concejo de Primitivo tiene costumbres y luchas propias de su situación de víctimas del conflicto, el de Sebastián está en busca del desarrollo y salvaguardia del patrimonio inmaterial de la cultura palenquera. Estas diferencias han sido irreconciliables hasta ahora.

En el 2012, con la Ley Víctimas y Restitución de Tierras, en la vereda de La Bonga estaba priorizados en la lista de la Unidad de Víctimas, junto con las víctimas individuales de la masacre que hubo en Palenque el 3 de febrero de 2001, donde fueron asesinados Julián Herrera, Dílson Miranda, Senen Miranda, Manuel Valdez Fruto. Pero nada que arrancha por la situación del Consejo Comunitario.

En San Basilio de Palenque hay muchos que les insinúan que ya no son desplazados, que no deberían seguir con el discurso si ya están reubicados. Pero ellos argumentan que al perder todo lo que tenían su vida dio un paso atrás, aun con todo lo que han conseguido ahora.

“Es como que te quitaron tu proyecto de vida, (…) es como cuando tu tienes una meta y te la cortan, eso le pasó a uno allá. Yo allá tenía tres vacas y todas estaban paridas, a estas alturas, ¿cuántas no había tenido? No teníamos que pagar tierra. Aquí aunque tu quieras tener una vaca, no la puedes tener”, explica Yaneth Santana, quien apoya el Consejo de Primitivo.

Los beneficios de haber llegado a ese corregimiento particular, son para ambas comunidades: por un lado, la comunidad de La Bonga ha recibido mayor visibilidad por parte de las ONG’s al estar dentro de una comunidad con el reconocimiento cultural que tiene Palenque. Asimismo los palenqueros recibieron el proyecto Plan Palenque 2015 de la Gobernación de Bolívar en conjunto con la Fundación Semana, Fundación Carvajal y Fundación Saldarriaga Concha, por considerarla una zona que había sufrido consecuencias del conflicto armado del país al tener que recibir a una comunidad desplazada.

A pesar de esto los beneficios que ha recibido la comunidad de Palenque han sido en su mayoría dirigidos hacía la parte urbana y se ha dejado de un lado la zona rural del corregimiento. Un ejemplo de esto que ninguna casa de La Bonga fue beneficiada en el proyecto de mejoramiento de vivienda.

La Marcha

El lunes 9 de marzo del 2015 marcharon ocho comunidades víctimas de la violencia: del corregimiento de San Basilio de Palenque estuvo la comunidad de La Bonga y Todosonrisa; Paraíso y Catibál, del corregimiento de María La Baja fueron las comunidades de San Pablo y Boca San Juan; víctimas ubicadas en el corregimiento Malagana; bongueros y catibaleros que están en Cartagena; y 11 de las 3500 personas del casco urbano de San Basilio de Palenque.

Cerca de 1.000 personas se unieron a la marcha que arrancó en el puente de Turbaco y terminó en el edificio de La Gobernación de Bolívar en el barrio Manga de Cartagena, recorriendo 21 km en total. “No vamos como palenqueros o como Consejo Comunitario, vamos como víctimas del Municipio de María La Baja y víctimas del Municipio de Mahates” explica Ignacio Herrera, uno de los promotores de la marcha.

Yaneth Santana explica que la razón para marchar hasta la gobernación es porque “representa el departamento de Bolívar y desde ahí se hace a cargo de todo. Tenemos la visión que desde ahí se pueden comenzar a comprometerse”. Sin embargo, voceros de la Gobernación han dicho que esto es responsabilidad del gobierno nacional y que su labor es de acompañamiento.

Con la marcha están exigiendo una reparación integral: piden retorno a sus veredas, la restitución legal de sus tierras, el mejoramiento de vías hacia los corregimientos y municipios para poder comercializar sus productos, una mejor educación para sus hijos, la construcción o mejoramiento de vivienda y especialmente la implementación de proyectos productivos para que su retorno logre ser sostenible de manera autónoma por parte de ellos.

En San Basilio de Palenque, específicamente, quieren institucionalizar la Consejería de Víctimas dentro del reglamento interno del Consejo Comunitario Ma Kankamaná para que sus derechos no dependan de un partido político. Asimismo, abrir el libro de caracterización de Palenque para incluir a los de La Bonga y La Pista (comunidad localizada en San Pablo, María La Baja), como actores de herencia palenquera