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“Mi única prioridad no es la paz”

El presidente Andrés Pastrana piensa jugársela toda en el año largo que le queda de gobierno. Pero no va a ser fácil. Entrevista con SEMANA

26 de marzo de 2001

Luego de dos años y siete meses el sol comienza a calentarle las espaldas al presidente Andrés Pastrana. Los precandidatos ya están de gira y los chismes se originan más en las campañas que en Palacio. Pero en Colombia un año y medio es mucho tiempo. Y el Presidente sabe que las decisiones que tome en ese lapso van a ser decisivas para el país en un momento crítico de su historia. Lo que está en juego no es de poca monta; una opinión que ve con distancia la negociación de paz con las Farc, un termoescándalo, un despeje en ascuas con el ELN y mucho que explicar sobre las fumigaciones del Plan Colombia, para sólo mencionar los más recientes debates. También tiene logros: una economía más ordenada y creciendo —aunque con incógnitas, como los déficits en pensiones y seguridad social— y un país mejor ubicado en el concierto internacional. Ahora viaja a Estados Unidos y buscará conseguir ventajas comerciales para Colombia con el presidente George W. Bush. De estos y otros temas habló Pastrana con SEMANA en el Palacio de Nariño.

SEMANA: La opinión está pidiendo hechos de paz. ¿Qué aporta el acuerdo con Marulanda?

Andres Pastrana: El acuerdo de Los Pozos recogió en buena parte las propuestas que surgieron, mientras —paradójicamente— estuvieron congeladas las negociaciones. En el tema político se reiteró la invitación al Frente Común para que respalde el proceso como política de Estado y no pueda ser convertido en bandera electoral. Se logró también que las Farc aceptaran la participación de la comunidad internacional. Se comenzó a estudiar el acuerdo humanitario, secuestro, paramilitarismo, exclusión de los niños, pescas milagrosas, uso de cilindros, etc. Pero lo clave es que avancemos sobre los 12 puntos que fijamos con Marulanda.

SEMANA: ¿Cómo evitar que el acuerdo de intercambio humanitario se convierta en un canje de prisioneros, cuando según los militares no hay más de 15 guerrilleros presos enfermos que clasificarían para ese intercambio?

A.P.: Estamos revisando las listas de los guerrilleros para comprobar que puedan entrar al acuerdo humanitario. No es un canje ni lo será.

SEMANA: ¿Le cree a ‘Jojoy’ cuando dice que no van a usar más cilindros de gas ni reclutar niños?

A.P.: Ellos también están buscando mecanismos para fortalecer el proceso. Han comenzado a entender que el uso de cilindros no les trae beneficios. Este es un proceso político y ellos deben actuar políticamente. Saben que hay una comunidad nacional e internacional con los ojos sobre sus actuaciones.

SEMANA: Pero ‘Jojoy’ dice no más cilindros y días después atacan la Escuela Militar en Bogotá con cilindros…

A.P.: La preocupación del gobierno es la misma de ustedes… saber si hay una división en las Farc.

SEMANA: La investigación de la Fiscalía sobre el asesinato de los Turbay responsabiliza a las Farc…

A.P.: A un frente de las Farc, y hasta donde hemos entendido no con su autorización. Lo que yo vi en Los Pozos es que hay un Secretariado con el liderazgo de Marulanda, y una cohesión de sus planteamientos. Por ejemplo, frente al aplazamiento de las elecciones en Vistahermosa por presión de las Farc, Marulanda me dijo que estaba llamando al comandante a que le explicara porque esa no había sido la instrucción del Secretariado.

SEMANA: Con ELN, ¿en qué estamos?

A.P.: Esa zona donde planteamos el encuentro con el ELN es un microcosmos de Colombia: pobreza, paras, ELN, Farc y narcotráfico. Y frente a las preocupaciones ante la zona del Caguán, teníamos que generar mecanismos de mayor claridad. En la zona de distensión de San Vicente hubo un acuerdo de palabra entre Manuel Marulanda y Andrés Pastrana que se ha cumplido. Pero aquí se quería avanzar frente a los errores que hubiera podido tener la zona de distensión del sur. Ahora tenemos un reglamento clarísimo con verificación internacional de las violaciones al derecho humanitario. Estamos yendo más allá de la legislación colombiana. Hay que hacer inversión social, con la colaboración de la Unión Europea.

SEMANA: Pero en el sur de Bolívar, contrario a la del Caguán con las Farc, no hay dominio del ELN y la gente se resiste a caer bajo su mando.

A.P.: También hay presión de paramilitares. El mismo Castaño dijo que él había movilizado a la población. El ELN también ha hecho movilizaciones. Y el narcotráfico estaba metido de lleno. Pero la población no tiene por qué temer. Hay una comunidad internacional vigilando y va a haber una inversión social que no han visto en su historia. Hoy no tienen nada que perder, y con la zona de encuentro tienen mucho que ganar. Si esa zona tiene paz va a haber sustitución de cultivos exitosos, inversión privada y pública que va a generar empleo y riqueza que beneficie a todos.

SEMANA: ¿La zona de encuentro con el ELN será definitivamente el sur de Bolívar?

A.P.: El problema ya no es la zona, sino la garantía de los derechos de los pobladores y eso está en el reglamento que elaboramos.

SEMANA: Y si no hay acuerdo, ¿van a seguir con el despeje en esa zona?

A.P.: Nosotros vamos a consultar con las comunidades, no a concertar. Y si no hay acuerdo no hay negociación, y tendremos que enfrentar las consecuencias de no hacer la paz con el ELN. Gabino y Beltrán dicen que los primeros acuerdos a los que quieren llegar son humanitarios, frenar voladuras de la infraestructura, etc. El país tiene que entender que el ELN está dispuesto a hacer la paz, pero si no se puede, está dispuesto a hacer la guerra. Y tiene una gran capacidad terrorista.

SEMANA: ¿Por qué el gobierno se niega a reconocerles a los paramilitares estatus político y a incluirlos en la negociación de paz?

A.P.: Los paramilitares han dicho que su razón de existir es la guerrilla. Así que si le dan una oportunidad a la paz, se acabará la guerrilla y por tanto ellos podrán desmovilizarse. A Carlos Castaño le hemos dicho, denos la oportunidad de hacer la paz y si se acaba la guerrilla usted no tendrá razón de ser. Nunca se había combatido tanto los paramilitares como en este gobierno. Nuestra obligación constitucional es combatir a todos los grupos al margen de la ley.

SEMANA: ¿Pero no es simplista pensar en que una máquina de guerra como las autodefensas, financiada por el narcotráfico, se va a acabar por reacción a una firma de paz?

A.P.: Lógicamente cuando se llegue a la paz se buscarán mecanismos para reinsertar a todos los que han estado en la guerra, inclusive ellos. Pero hoy sólo nos corresponde seguir combatiendo a los grupos al margen de la ley.

SEMANA: Se le critica que le apostó todo su gobierno al tema de la paz.

A.P.: Que la paz haya sido la única prioridad para los medios no quiere decir que lo haya sido para el gobierno. Al tema económico le hemos dado la misma prioridad y hemos avanzado muchísimo. Entregaremos la casa en orden, la economía creciendo, y los empresarios han vuelto a creer en el país. Además hemos transformado las relaciones exteriores.

SEMANA: Ya que habla de medios de comunicación ¿qué crítica les hace?

A.P.: Que la paz no da noticias diarias, y al forzarlas se hace mucha especulación que le hace daño al proceso, lo enreda. Para Marulanda es muy rico que un periódico titule ‘Presidente amplió zona de distensión a término indefinido’ y pensará: si eso decidió el establecimiento, pues ya que viene el Presidente apretémoslo.

SEMANA: ¿Cuál es el objetivo de su visita a Bush en Estados Unidos?

A.P.: Buscar que se nos extiendan las preferencias arancelarias del Atpa, fortaleciéndolas con otras de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI) que nos van permitir ampliar nuestros mercados en Estados Unidos. Y Bush está buscando mecanismos que le permitan generar comercio con los países andinos, como hizo su padre.

SEMANA: ¿Cómo cree que cambie la política de Estados Unidos frente a Colombia con George W. Bush?

A.P.: Clinton dijo claramente que la política frente a Colombia era bipartidista, de Estado. Así que los cambios serán sutiles un poco más militaristas los republicanos, pero más aperturistas que los demócratas. Con Bush queremos avanzar en el terreno comercial porque eso sí proyecta al país en el largo plazo, más aun que el Plan Colombia.

SEMANA: Uno de los temas que preocupan hoy más a la comunidad nacional e internacional son las fumigaciones impuestas por los gringos...

A.P.: En esto de fumigar llevamos 15 años, pero por primera vez hay dos estrategias: una frente a los cultivos industriales, donde ya hemos mostrado grandes éxitos porque en Putumayo ya erradicamos 30.000 hectáreas; y otra frente a los campesinos cocaleros con quienes estamos firmando pactos de erradicación manual voluntaria. Hay un compromiso muy importante, con programas alternativos en los que podrá participar la Unión Europea, y el componente social de Estados Unidos del Plan Colombia.

SEMANA: Alfonso Cano en una entrevista dice que si el gobierno fumiga los cultivos de coca estaría violando el acuerdo con Marulanda…

A.P.: No es así. Hay cultivos industriales que los vamos a fumigar y los pequeños los erradicamos junto con la gente manualmente. El modelo de desarrollo alternativo será moldeado por el del Forec. Se va a dividir el Putumayo en seis u ocho zonas y se le van a presentar las vocaciones ganadera, palma, etc., de cada región a los inversionistas y a la cooperación internacional para ver dónde puede ser más interesante vincularse.

SEMANA: En el terreno económico, ¿cómo aspira entregar al país en términos de déficit fiscal?

A.P.: Nos hemos propuesto unas metas ante el Fondo Monetario y aspiramos a llegar a un déficit de 1,7 por ciento del PIB para 2002. Muchas medidas que hemos tenido que tomar son impopulares pero son las que van a permitir que el país crezca a largo plazo. Yo siempre dije hay quienes cosechan y hay quienes sembramos. Pero hay unos presidentes anteriores que cosecharon más de lo debido, pusieron el gasto público creciendo al 10 por ciento, doblaron el desempleo, la industria dejó de crecer desde 1996…

SEMANA: Pero el peor golpe económico fue bajo su gobierno…

A.P.: A nosotros nos tocó un desempleo tapado por el gasto desbordado, y cuando éste se frenó apareció el desempleo real. Además nos tocó la crisis rusa y asiática. El Banco de la República se empeñó en mantener una banda cambiaria y con eso nos disparó las tasas de interés. No calcularon que había 800.000 familias cuya vivienda dependía de esa tasa. Y lo único que no puede un Banco de la República es ser autista frente a las necesidades del país. A pesar de ello hemos generado 900.000 empleos en el sector real, y no en burocracia. Esto es casi el triple de lo que generó el gobierno anterior en cuatro años. Tenemos una tasa de desocupación malísima, del 20 por ciento, pero al menos no la dejamos crecer. Además tenemos programas específicos para generar empleo entre los más pobres.

SEMANA: Y ante la incertidumbre de cómo cubrir las pensiones, ¿qué se va a hacer?

A.P.: Podemos terminar el cuatrienio sin hacer nada y estaríamos tranquilos. Pero creo que no es responsable y que debemos hacer un gran acuerdo político para que mostremos cuál es la realidad, y acordemos una política de Estado para resolverla en los próximos años. No podemos sorprender a los colombianos con que un día no puedan cobrar su pensión.

SEMANA: ¿No era más fácil haber convocado a este pacto al principio del gobierno?

A.P.: Yo me puedo quedar quieto, pero es más responsable no dejarle ese lastre sin discutir al próximo gobierno.

SEMANA: Y con el Seguro Social en una crisis tan profunda ¿qué va a hacerse?

A.P.: Hay un anuncio trascendental: les voy a entregar el Seguro Social a los trabajadores.

SEMANA: ¿Eso quiere decir que ganó Angelino Garzón?

A.P.: No ganó Angelino. Ganó el gobierno. Los trabajadores deberán escoger a sus directivas de una terna que será estudiada con el sector privado. Además hay que hacer que los directivos no deleguen sus funciones. Si le toca al Ministro, debe asistir el Ministro, si es al presidente de Fenalco, debe asistir el presidente de Fenalco.

SEMANA: Su campaña tuvo dos temas centrales: la lucha anticorrupción y la reforma política. Pero en lo último no se avanzó y en lo primero ha habido problemas…

A.P.: ¿Pero cuáles son esos problemas? ¿TermoRío? Eso no es de este gobierno.

SEMANA: Sí hubo problemas graves en este gobierno con ese tema.

A.P.: Pero perdón. Fue en el gobierno anterior. Y ese debate sí lo vamos a dar en el Congreso. A nosotros nos tocó contratar abogados por lo que venía de atrás. Este tema de los abogados, bien o mal, está en la Fiscalía.

SEMANA: Pero no se puede desconocer que el problema de las liquidaciones ha sido desastroso.

A.P.: Por eso digo que ese es tema de abogados. Pero no de los contratos. Pero quiero dejar en claro que lo de los abogados no es corrupción, es negligencia. Dragacol no es de este gobierno. A ello se llegó después de que muchos gobiernos no habían querido conciliar y está en manos de la justicia determinar si estuvo o no bien hecha la conciliación. Y en cuanto a corrupción en la oficina del vicepresidente Gustavo Bell, hay muchos temas que hemos denunciado.

SEMANA: ¿Y sobre la reforma política?

A.P.: En ese tema el país sabe lo que pasó y ojalá la reforma que han planteado los congresistas sea aprobada. Pero creo que de todos modos el país va a llegar a ese tipo de reformas.

SEMANA: ¿Cómo ha interpretado el respaldo de Horacio Serpa a algunas propuestas del gobierno, sobre todo del proceso de paz, y la ausencia de Noemí Sanín que se esperaba que por ser de origen conservador estaría más cercana al gobierno?

A.P.: Lo de Horacio Serpa fue un gesto de grandeza. Es un hombre comprometido con la paz y que está dispuesto a colaborar. Su gesto, más que con Andrés Pastrana, fue para con el país porque al fin y al cabo hay puntos que nos dividen. Pero pienso que hay temas que son de Estado: la paz, la economía, la política internacional, la lucha contra el narcotráfico no nos pueden dividir.

SEMANA: ¿Y Noemí?

A.P.: Ella ha mantenido silencio pero ha estado representada en el Frente Común por Luis Fernando Alarcón, también haciendo propuestas importantes.

SEMANA: ¿Se imaginó que gobernar a Colombia iba a ser tan complicado?

A.P.: La verdad que no. Además, por la situación hemos tenido que bailar con la más fea. Hemos tenido hasta terremoto.

SEMANA: ¿Cuál ha sido la escena más difícil como Presidente?

A.P.: El 2 de mayo del 99, cuando fui yo personalmente a Caquetania y logramos sacar el proceso, fue muy difícil.

SEMANA: ¿Y la escena más feliz?

A.P.: El reconocimiento internacional del país. Uno sale y los empresarios y la gente se preocupan por Colombia y la paz. Después de la reunión de Los Pozos me llamó el presidente Cardoso, el presidente Lagos de Chile, el presidente de Kuwait. Inclusive me llamó la reina Noor de Jordania porque ella había trabajado conmigo en Naciones Unidas.

SEMANA: ¿Qué tanta falta le ha hecho el ex presidente Pastrana?

A.P.: Muchísima. El era una de las pocas personas con las que yo hablaba de política. Siempre lo admiré.

SEMANA: ¿Qué tan poderoso es Juan Carlos, su hermano?

A.P.: Yo respondo con una frase del propio Juan Carlos: “Ya quisiera yo tener el poder que me atribuyen”.