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MORIR EN VACACIONES

LA TEMPORADA DE VACACIONES QUE ESTA A PUNTO DE TERMINAR HA SIDO UNA DE LAS MAS TRAGICAS EN LOS ULTIMOS 10 AÑOS.

10 de febrero de 1997

El año que finalizó fue tan agitado que ni siquiera en diciembre, época de vacaciones y descanso, los colombianos tuvieron un minuto de paz. Doce personas murieron ahogadas en Cartagena, cuatro más en Santa Marta y los centros de urgencias de estas dos ciudades permanecieron atiborrados de desprevenidos bañistas atropellados en pleno mar por causa de la imprudencia de usuarios de motos de agua y lanchas rápidas Lo peor es que esta temporada ha sido calificada por los hoteleros de la Costa Atlántica como una de las mejores en los últimos 10 años. Desde mediados de diciembre los hoteles de Cartagena y Santa Marta registraron una ocupación del 100 por ciento y las aerolíneas no disponían de un solo cupo con destino a estas dos ciudades.Pero esta enorme afluencia de turistas vino acompañada de problemas en la misma proporción. Para las autoridades, la temporada que termina fue la más trágica de la última década. ¿De quién es la culpa? Nadie quiere asumirla, pero tampoco nadie entiende cómo es posible que las playas hayan carecido de las más mínimas normas de seguridad. Los turistas no encontraron salvavidas, equipos paramédicos, policía o socorristas.Cuando murieron las primeras cinco personas ahogadas en Cartagena el alcalde de la ciudad, Guillermo Panizza, señaló que el control de las playas no le correspondía a su administración sino a la Capitanía de Puerto. La respuesta de la Fuerza Naval no se hizo esperar, al señalar que la vigilancia y control de esas zonas le correspondía a la Alcaldía y a la Policía Metropolitana. Mientras unos y otros se culpaban, otros tres turistas perdieron la vida en las aguas de la Ciudad Heroica.La noticia de los ahogados causó zozobra en las atestadas playas del Corralito de Piedra y los turistas protestaron y exigieron seguridad para evitar más tragedias. Después de una reunión extraordinaria, las autoridades improvisaron una serie de medidas que más parecieron paños de agua tibia que soluciones de fondo. Una de ellas fue la de organizar un grupo de policías bachilleres que se apostaron en Bocagrande y con megáfono en mano advertían a los turistas sobre los peligros. "Estos inexpertos agentes no daban abasto para controlar a los bañistas, que después de consumir cantidades de licor se metían irresponsablemente al mar", señaló un turista.El hecho que terminó por desnudar la incapacidad de las autoridades cartageneras fue el arribo a la ciudad de más de un centenar de ruidosos motociclistas que se concentraron en La Heroica con el fin de celebrar el Primer encuentro de verano de Harley-Davidson. Con sus pintas estrafalarias estas personas se tomaron la ley por sus manos y sembraron el terror en calles y playas de Cartagena, donde fueron protagonistas de accidentes de tránsito y riñas callejeras. Una de ellas terminó a bala cuando un funcionario de la Contraloría Departamental recibió tres tiros por el solo hecho de reclamarle a un motociclista que respetara las señales de tránsito. La situación llegó a tal punto que un comité conformado por la sociedad cartagenera solicitó a Panizza suspender el encuentro y decomisar las motos. La respuesta del burgomaestre fue suspender algunos de los eventos.En conclusión, la temporada de vacaciones demostró que las autoridades de Cartagena y de Santa Marta no diseñaron ningún plan efectivo de seguridad para garantizar la tranquilidad de los miles de colombianos que decidieron pasar sus vacaciones en las dos principales ciudades turísticas del país.