Bogotá tiene un porcentaje, según el estudio, de 63 por ciento de congestión. Esto es el tiempo adicional que a una persona le toma un trayecto. Por ejemplo, si alguien tarda 60 minutos en llegar a un lugar sin tráfico, con congestión tardaría 97 minutos. | Foto: Archivo SEMANA.

BOGOTÁ

¿Qué se está haciendo para mejorar la movilidad de la capital?

En las mediciones mundiales Bogotá casi siempre es catalogada como una de las ciudades con mayor congestión. ¿Por qué y cuáles son las respuestas del Distrito?

4 de julio de 2019

Hace pocos días se publicó el Índice de Tráfico TomTom 2018 en el que participaron 56 países y 403 ciudades. La capital colombiana fue muy mal evaluada y ocupó el segundo lugar en los territorios con mayor congestión. Solo fue superada por Bombay, India. Bogotá tiene un porcentaje, según el estudio, de 63 por ciento de congestión. Esto es el tiempo adicional que a una persona le toma un trayecto. Por ejemplo, si alguien tarda 60 minutos en llegar a un lugar sin tráfico, con congestión tardaría 97 minutos. 

Una de las principales razones de este hecho, según varios expertos, es que Bogotá a diferencia de otras ciudades apenas está intentando construir un sistema multimodal de transporte. Aún no se ha adjudicado la primera línea del metro, apenas tenemos la primera línea de cable, el sistema de buses SITP atraviesa una fuerte crisis financiera y hay una gran insatisfacción con el TransMilienio. 

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Según Bogotá cómo vamos en los últimos 5 años el parque automotor de carros particulares ha crecido un 24 por ciento, el de las camionetas un 62 y el de las motos, un 23. En contraste, los vehículos para servicio público apenas han crecido un poco más de 2 por ciento. Eso se debe precisamente al nivel de insatisfacción de los ciudadanos con el sistema público de transporte. Hoy solo el 13 por ciento se siente satisfecho con TransMilenio, que moviliza al 35 por ciento de los ciudadanos. Y solo el 25 por ciento de los bogotanos se siente satisfecho con el SITP. Paradójicamente y, a pesar de la congestión, el 63 por ciento de los ciudadanos se siente satisfecho con el uso del carro y el 75 con el uso de la moto. Esto puede ser más cómodo para los usuarios, pero impacta en el tráfico de la ciudad. 

Según el secretario de Movilidad de Bogotá, Juan Pablo Bocarejo, otro de los elementos que influye en la mala calificación de la movilidad de Bogotá es que hay 500 choques simples al día, en los que se pierde la mitad de la vía. Pero además, al año se presentan otros 500 incidentes como huelgas y marchas.

Hay otros hechos que no parecieran tan importantes, pero que terminan incidiendo en la movilidad. La mayoría tiene que ver con las conductas de los ciudadanos. Entre estas están las frenadas inesperadas que hacen que todos los demás carros tengan que parar repentinamente. Otra de las razones es que no se deja pasar en las intersecciones de las vías y alguna termina bloqueada. En los cuellos de botella que se forman en la vía lo ideal es que pase un carro de un carril y luego uno del otro. Pero lo que sucede es que unas de las hileras no deja pasar a los demás y se forma trancón. Por último, hay muchas personas que se parquean en zonas indebidas y terminan invadiendo el espacio público y obstaculizando la movilidad. 

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¿Qué está haciendo el distrito? 

Uno de los resultados más importantes es que se ha reducido el número de muertes en un 31 por ciento en 2018 con respecto al 2017 gracias a la estrategia Visión Cero. Se trata de una campaña que busca reducir el número de muertes por choques de tránsito. Además, en las principales vías se puso la medida de una velocidad de máximo 50 kilómetros por hora. Aunque algunos se quejaron aduciendo que esto aumentaba el trancón, lo cierto es que en horas pico la velocidad promedio no pasa de 25 kilómetros por hora. En cambio, en la madrugada o a altas horas de la noche la velocidad aumenta a más de 40 kilómetros y es cuando se presenta la mayor cantidad de accidentes fatales. 

En marzo pasado empezó la renovación de la red semafórica de la ciudad. El cambio más importante de esto es que el nuevo sistema tiene sensores que permiten al sistema de semáforos saber cómo se está comportando el tráfico y ajustar los tiempos para el paso de usuarios, con lo cual se van ganando segundos que sumados terminan siendo valiosos. 

Para mejorar la experiencia de los usuarios, TransMilenio está reemplazando la flota de buses. Este hecho ha sido bastante polémico porque casi la mitad de los 1.400 buses que se compraron son diésel euro V. Aunque tienen un filtro que reduce en 75 las emisiones del material particulado (contaminantes que según la Organización Mundial de la Salud son cancerígenos), muchos ciudadanos no le perdonan a la administración que no haya comprado diésel euro VI y que no se haya dado el paso a los buses eléctricos. No obstante, un poco más de la mitad es a gas y la contaminación se reduce casi a cero. Este jueves entran 140 de los buses a gas de los 741 que llegarán en los próximos meses. 

Lo que es un hecho es que la experiencia con estos buses mejorará pues la flota anterior estaba tan vieja que dejaba bocanadas de humo negro tras de sí, se varaban, tenían goteras y las puertas estaban averiadas. La gerente de TransMilenio, Maria Consuelo Araujo, también espera que con las cámaras de seguridad que tienen estos nuevos buses la seguridad mejore, pues los robos en el sistema siguen siendo uno de los mayores problemas. 

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En cuanto al SITP, el Distrito abrió el pasado 10 de junio la licitación para la compra de 2.700 buses del SITP que cubrirán los sectores Suba Centro, Perdomo y Fontibón. En los pliegos se contempla la llegada de 594 buses eléctricos, lo que haría de Bogotá la ciudad con más vehículos de este tipo en Latinoamérica. Se tiene previsto que la flota entre gradualmente a partir del primer semestre de 2020. También se llegó a un acuerdo para sacar de la crisis financiera a los operadores de este sistema.

Otra de las acciones que destaca el distrito es que van a dejar adjudicada la primera línea del metro, que en teoría tendría que mejorar la movilidad de los ciudadanos y dar una nueva opción a quienes usan transporte público para sus trayectos. Aunque tiene dos demandas en curso, una de concejales del Polo y otra de Hollman Morris, la administración distrital insiste en que en octubre será adjudicada. Hasta septiembre recibirán las propuestas de las empresas.

El Instituto de Desarrollo Urbano por su parte dice estar gestionando 75 obras por un valor de 15,3 billones que significan 155,5 kilómetros de vías, 3’821.000 metros cuadrados de espacio público y 183 kilómetros de cicloruta. Desde el inicio de la actual administración, el IDU ha entregado 28 obras, entre las que se destacan el TransMiCable, la Av. Bosa, la Av. Ciudad de Cali, la CicloRuta de la 116, la estación de la Primero de mayo, la Av. La Sirena, el interconector de la calle 94, la Av. San Antonio y el puente vehicular entre las carreras 7 y Autopista Norte, entre otras. Esto ha significado una inversión ya ejecutada superior a 1 billón de pesos.

En lo que resta de esta administración el IDU promete entregar 40 obras adicionales que actualmente están en ejecución en las que se han invertido 944.000 millones de pesos. Entre estas están: Av. San Antonio (Calle 183), Av. La Sirena (Calle 153); Av. El Rincón, Av. Tabor y Av. Mutis (Calle 63). 

Además quedará en ejecución la Alsacia - Tintal, la extensión troncal Caracas, la troncal de la carrera 68, desde la Carrera 7ma hasta Autopista Sur; la troncal Av. Ciudad de Cali, desde Soacha hasta la Av. Suba Cota; la troncal Centenario (calle 13), desde el límite occidente del Distrito hasta la Troncal Américas con Carrera 50; la ALO sur y accesos al norte por la autopista y la Séptima. 

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Finalmente, la Secretaría de Planeación diseñó un Plan de Ordenamiento Territorial con la recomendación de que las nuevas construcciones tengan en todas las localidades lugares de estudio, centros de salud, oficinas, comercio y vivienda para que las personas puedan irse a pie o en bicicleta a sus lugares de trabajo o de estudio. No perder tiempo en estos trayectos no solo mejoraría la movilidad, sino la calidad de vida de los ciudadanos.