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SEMANA NEGRA

La semana pasada ha sido la más difícil que ha enfrentado Horacio Serpa desde que inició su campaña presidencial.

1 de diciembre de 1997

El ambiente político se calentó la semana pasada cuando el domingo de elecciones se dio a conocer una breve nota de la edición internacional de la revista Newsweek titulada 'Gringo intervention?' (¿'Intervención gringa'?). En ella se cita una "alta fuente de la administración Clinton" para asegurar que el gobierno de Estados Unidos tiene en su poder "pruebas sólidas" que demostrarían vínculos cercanos de Horacio Serpa con los carteles de la droga. La nota asegura también que el Congreso de Estados Unidos "seguramente votará en favor de sanciones económicas para Colombia" si Serpa es elegido presidente. Finalmente agrega que Washington estudia la forma de dar a conocer esta información, aclarando que "una idea es la de destaparla en una audiencia en el Congreso". Los medios colombianos dieron gran despliegue a la noticia y Horacio Serpa se apresuró a enfrentarla. Anunció, a través de los micrófonos de La FM de RCN, que estaba dispuesto a renunciar si se revelan las pretendidas pruebas. También envió cartas al fiscal Alfonso Gómez Méndez, al embajador Myles Frechette, a la secretaria de Estado Madeleine Albright y a la revista Newsweek, solicitando que se den a conocer las evidencias que supuestamente lo comprometen. A mediados de la semana se conoció otra nota publicada en la revista Time en su versión norteamericana, en la cual se afirma que el general Barry McCaffrey en su visita a Colombia le dijo a "miembros del Partido Liberal" que Estados Unidos no veía a Horacio Serpa como un candidato íntegro. Inmediatamente los miembros de la Dirección Nacional Liberal desmintieron la información. El Departamento de Estado de Estados Unidos se pronunció, de manera tibia, sobre el tema en dos oportunidades. Los voceros se limitaron a decir que el gobierno de ese país no ha hecho ninguna acusación formal contra Serpa. La misma respuesta recibió el fiscal Alfonso Gómez Méndez cuando tocó el tema en su reunión con la procuradora Janet Reno en Washington.Al parecer todo está motivado por la actuación de un funcionario de nivel medio de la Casa Blanca, que entregó esta versión a las dos revistas, con el objetivo de contrarrestar el deterioro que ha sufrido la imagen del general McCaffrey en Washington por su reunión con el presidente Samper, pública y previamente criticada por miembros de los Departamentos de Estado y Justicia. En Time se da a entender que la fuente es alguien cercano a McCaffrey, de tal manera que los otros funcionarios de Washington pueden entender el mensaje. Esto también explicaría porqué la información aparece exclusivamente en la edición norteamericana de Time y no en la que circula en Latinoamérica. En otras palabras, el comentario está dirigido al lector de allá y no al de acá. Según algunos funcionarios estadounidenses hacer este tipo de señalamientos sin mostrar pruebas puede terminar victimizando a Serpa y posiblemente ayudándole en las encuestas. Prefieren, en cambio, evitar cualquier acción que tenga efectos políticos. Tal vez por eso las fuentes oficiales han escogido como estrategia la 'negativa cautelosa' sobre lo publicado por Newsweek y Time. La nota publicada en Newsweek también deja entrever que la fuente estaba 'pensando con el deseo'. Asegurar que el Congreso norteamericano con seguridad votará sanciones económicas contra Colombia si Serpa es elegido presidente no corresponde a la realidad parlamentaria de Estados Unidos. SEMANA consultó varias fuentes del Congreso norteamericano y no existe entre los congresistas demócratas, y mucho menos entre los republicanos, una sola voz que considere como posibilidad real imponer sanciones a Colombia por la elección de Serpa. Algunos van más lejos y plantean que si no se tomaron sanciones económicas contra el gobierno de Samper, que estaba acusado de recibir dinero del cartel de Cali, mucho menos se implementarán contra Serpa, que apenas está siendo investigado por encubrirlo. Tampoco parece existir ambiente para citar a una audiencia acusatoria contra el ex ministro colombiano. Un tercer elemento que pone en duda el peso político de la fuente es que el artículo de Newsweek dice textualmente "la Corte Constitucional de Colombia absolvió a Samper de las acusaciones de financiación de su campaña por parte del cartel". Un error de este tamaño no es usual entre quienes están familiarizados con el tema colombiano en Washington.Lo único que los funcionarios estadounidenses no niegan es que hay información que les produce mucha desconfianza sobre Serpa. Sin embargo los conocedores del tema dicen que todo lo que se tiene que saber de Horacio Serpa ya se conoce: que transportó dinero a San Andrés en el avión de la 'Monita retrechera', que fue amigo del hijo de Ignacio 'el Tigre' Londoño, un controvertido dirigente político del norte del Valle del Cauca, y que llevó a Víctor Patiño Fómeque, antes de que fuera acusado formalmente de narcotráfico, a una cena en Casa Medina para recolectar fondos para la campaña de Samper. Todo esto sumado, y desde la perspectiva norteamericana, puede ser considerado una prueba sólida, pero desde el punto de vista del elector colombiano no pasa de ser el mismo cuento de siempre. Por esa razón muy pocos esperan algo jugoso de las llamadas 'pruebas sólidas'. Aunque, sin duda, las publicaciones fueron el peor episodio de la dura semana de Serpa, también tuvo que batir otros momentos difíciles. El ex ministro, quien venía demostrando una astucia política a toda prueba, ha empezado a patinar desde la propuesta de paz de Juan Manuel Santos. Hace unos días buena parte de los analistas políticos calificó como jugada maestra su anuncio de retirarse de la consulta liberal y obligar a sus contendores a ir a la primera vuelta. Su decisión reducía a la mínima expresión a sus opositores al dividir el antiserpismo en seis o siete opciones diferentes. Como las encuestas señalan que ninguno de los otros candidatos está cerca de sus cifras, el cálculo de Serpa era impecable: nada sería mejor para él que una atomización mayor. Aunque Juan Manuel Santos lo acusó de retirarse por 'culillo', era evidente que su determinación definió con claridad la situación política. Tres días después de esta prueba de fuerza Horacio Serpa volvió a sorprender, pero esta vez por la razón contraria, cuando anunció que ahora sí está dispuesto a participar en la consulta. Estas vacilaciones resultan algo extrañas para quienes se han acostumbrado a no verlo dar pasos en falso. Hoy muchos se preguntan qué va a pasar en realidad con el tema de la consulta liberal. SEMANA estableció que es prácticamente seguro que no se realice. El obstáculo legal que impide que la consulta se efectúe simultáneamente con las elecciones parlamentarias de marzo deja como única alternativa una elección distinta el día 19 de febrero, elección que costaría 20.000 millones de pesos. Ya el presidente Samper ha hecho saber a sus allegados que dada la situación de déficit fiscal no tiene la más mínima intención de gastarse ese dinero. La mayor parte de los colombianos tampoco vería con buenos ojos pagar un precio tan alto por dirimir un duelo político entre Serpa y Santos. Además una consulta separada de las elecciones parlamentarias, es decir sin maquinaria, solo podría obtener una votación absurdamente baja, por lo cual carecería de la fuerza para legitimar al ganador. Pero la razón más importante es la más simple de todas: quienes tienen la sartén por el mango, Samper y su ex ministro, no van a permitir que la consulta se salga del ámbito liberal y termine uniendo al antiserpismo, de todos los partidos y vertientes, alrededor de Juan Manuel Santos.