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Óscar Iván Zuluaga, candidato presidencial del Centro Democrático (CD) e Iván Márquez negociador de las FARC en La Habana. | Foto: Archivo Particular

POLÍTICA

El giro de 180° de Zuluaga respecto de las FARC

En menos de 48 horas, el candidato del Centro Democrático olvidó el ultimátum que le había dado a la guerrilla. Ahora dice que continuará los diálogos.

28 de mayo de 2014

Óscar Iván Zuluaga, candidato presidencial por el Centro Democrático (CD), dio un viraje de 180 grados con respecto de uno de los temas más sensibles de la actual campaña electoral: el proceso de paz del gobierno nacional con la guerrilla de las FARC en La Habana, Cuba.

"Para avanzar en la búsqueda de la paz y recogiendo la propuesta del Partido Conservador, hemos acordado que se continuará conversando con las FARC en La Habana, sin acuerdos a espaldas del país, con condiciones y plazos que garanticen avances tangibles, definitivos, verificables con acompañamiento internacional", aseguró Zuluaga en el documento de alianza firmado con la jefa natural de los azules, Marta Lucía Ramírez.

Hasta ahora, Zuluaga se había erigido como el más severo contradictor de una salida negociada al conflicto armado en el país, en línea con su mentor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

De hecho, tras su victoria en la primera vuelta en la noche del domingo, se mostró tajante con la guerrilla: argumentó que no se puede permitir que las FARC -a las que llamó el principal cartel de narcotraficantes de Colombia- comanden el país desde La Habana. Y fue categórico con lo que llamó "impunidad" porque el mensaje que se envía “es que sea lo mismo ser honesto que delinquir, asesinar que salvar vidas, porque al final no hay castigo para los que actuaron mal ni justicia para las víctimas”.

Horas después, en la mañana del lunes, apareció ante los medios y también allí exhibió su carácter fuerte al anunciar que en caso de ganar la Presidencia, el mismo día de su posesión, el 7 de agosto, suspendería provisionalmente los diálogos si la guerrilla no aceptaba sus condiciones.

Diversos analistas interpretaron que estas propuestas eran inviables en la práctica y que lo que estaba haciendo Zuluaga era lanzar una declaración de guerra para ponerle fin a la negociación.

El martes, la guerrilla pasó de agache con el tema. En una rueda de prensa, en La Habana, con motivo de los 50 años del grupo insurgente, Iván Márquez se mostró parco y dijo que Zuluaga estaba 'ensillando antes de traer las bestias'. 

"No le vamos a responder porque él todavía no es el presidente", manifestó el jefe negociador de las FARC en Cuba.

El miércoles, a través de su cuenta de Twitter, el candidato escribió varios trinos en los que mostró que su posición empezaba a cambiar: 


Y en la noche, cuando protocolizó su alianza con Marta Lucía Ramírez, firmó el acuerdo en que terminó de virar por completo. En el documento se muestra flexible con las FARC e incluso les pide gestos de paz para salvar la negociación: "El actual proceso de diálogo con la guerrilla lleva ya más de tres años en los cuales se han registrado crímenes de lesa humanidad que contradicen el espíritu de reconciliación que lo sustenta. Las FARC con estos actos le quita oportunidades a la paz. El esfuerzo también debe venir de su parte y no sólo desde la sociedad".

Así mismo, Zuluaga, al darles un espaldarazo a las negociaciones en La Habana, también está modificando su postura respecto a las relaciones internacionales, pues hasta ahora había calificado la influencia cubana como el origen de la "dictadura castro-chavista". Es natural que si como jefe de Estado, en caso de ganar las elecciones, quiere que la negociación siga allá, deberá moderar sus adjetivos hacia los gobernantes de la isla. 

Respecto a las conversaciones, Zuluaga aclara que las continuará, para lo cual: "En primer término, evaluaremos lo discutido en los tres puntos que según los informes públicos han sido evacuados y daremos a conocer esta evaluación a la opinión pública (...) en el primer mes solicitaremos como muestras tangibles de paz para continuar con el proceso, entre otras, las siguientes condiciones que atienden al clamor ciudadano: 

a.  Acabar de inmediato el reclutamiento de menores; 
b.  Acabar la colocación de minas antipersonales y entregar al Gobierno los mapas de campos minados para iniciar el desminado de inmediato".

Este último ya está firmado por el gobierno del presidente Santos con la guerrilla y forma parte de los tres puntos acordados con la insurgencia. Para la administración Santos fue una exigencia natural porque considera que después de la desmovilización, se debe hacer un completo mapa de las minas antipersonal, pues la mejor forma de levantarlo es con la información de la guerrilla, quien sabe dónde están sembrados estos peligrosos artefactos.

Zuluaga pide también un acompañamiento internacional. El proceso de hecho ya también lo tiene con países garantes como Noruega. Es más, fue en Oslo donde se instaló formalmente la mesa de conversaciones.

En el nuevo planteamiento de Zuluaga, guarda la exigencia de tregua unilateral y no menciona los castigos que deben recibir los guerrilleros, los cuales el lunes, él había fijado mínimo en seis años de cárcel.

Así las cosas, ahora gravita en el ambiente una serie de interrogantes que seguramente en las próximas horas pueden tener respuestas: ¿Por qué un cambio tan drástico de parte del candidato del Centro Democrático en tan pocos días frente a un tema tan crucial? ¿Qué estarán pensando ahora las FARC? ¿Qué opinión tendrán ahora algunos de los alfiles más influyentes del Centro Democrático como el exministro Fernando Londoño Hoyos, José Félix Lafourie, José Obdulio Gaviria, Paloma Valencia, Alfredo Rangel, entre otros, todos feroces críticos del proceso de paz en La Habana con la guerrilla? Y, sobre todo, ¿qué dirá el expresidente Álvaro Uribe Vélez? 

Y, lo más trascendental, ¿este viraje le quita o le suma votos de cara a las elecciones del 15 de junio?