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Mano de Dios en llamas.

El incendio en un sector del barrio El Pinal en Medellín dejo más de 650 casas completamente destruídas. Natalia Botero, corresponsal de SEMANA, muestra la historia y las imágenes de quienes lo perdieron todo.

Natalia Botero Duque*
10 de marzo de 2003

El panorama en la ciudad de Medellín en las horas de la tarde del jueves no era nada alentador, en la montaña hacia el centro oriente de la ciudad se iniciaba un voraz incendio que arrasó con más de 650 casas. Durante una hora los pobladores del sector del barrio El Pinal corrieron para tratar de salvar la vida de los vecinos y las pocas cosas que en sus hogares tenían.

Para Nancy Milena Oquendo las acostumbradas burlas de sus compañeros de trabajo en el centro de la ciudad como ventera ambulante en esta oportunidad fueron ciertas, "cuando llegué a guardar el plante de helados mis amigos me contaron que mi barrio se estaba incendiando y yo no les creí. Al llegar en el colectivo se me salieron las lágrimas de saber que esto ya no era una charla".

En su casa ella vivía con 17 personas más de su familia quienes salieron de Urrao hace dos años desplazados a causa del enfrentamiento de grupos armados.

"La violencia nos echó de la tierra y hoy las llamas nos dejaron sin casa, qué más nos puede pasar", dice Nancy mientras alimenta a su hijo menor de tres más que tiene.

Al parecer el fuego se inició por la explosión de una pipeta de gas. Pero lo que sí es cierto es que la difícil condición de un gran número de nuevos pobladores de la ciudad, propició la propagación rápida y feroz del fuego que con ayuda del verano dejó sin hogar a 3.500 familias que vivían allí desde hace cinco años.

Los habitantes de la zona viven del reciclaje y cada día salen a buscar objetos por toda la ciudad dejando al cuidado de los hijos más 'mayorcitos' de la casa a sus hermanos menores. Para Alicia, su mayor angustia al llegar a su casa será no encontrarla pues hace dos días estaba por fuera de su hogar reciclando. "Al padre de estos niños lo mataron los paras en Sopetrán y desde hace ocho meses nos tuvimos que venir para acá con otros vecinos de la finca y entre tres familias compramos unas construcciones por 800.000 pesos, todo lo perdimos, no logramos sacar nada", cuenta Bernarda, la abuela de los niños quien con angustia espera noticias de su hija.

El fuego alcanzó viviendas de los barrios Encizo, Las Colinas, Los Mangos y Villatina, sector que se había declarado hace 20 días como asentamiento de refugiados por la paz. La zona, según el Simpad, es de alto riesgo, pues el 70 por ciento del sector no es apto para construir, debido a sus terrenos inestables y a los materiales con los que se hacen las casas, como madera y zinc.

En el sector, el Plan mundial de alimentos, la Red de Solidaridad y una ONG Ayuda Humanitaria montaron con la colaboración de la acción comunal un comedor comunitario, para atender 375 personas entre niños adultos y ancianos con altos índices de desnutrición.

La población de este sector deprimido de la ciudad espera que el gobierno mire realmente la situación de los desplazados que llegan a Medellín y pueda crear soluciones efectivas para construir las nuevas sociedades que la violencia obliga a los pobladores a emigrar a las grandes ciudades.

*Texto y fotos de Natalia Botero Duque